Por José María Rodríguez
En ausencia de Libertad y Democracia, con el modelo económico vigente es poco probable que Venezuela pueda salir de la pobreza.
Llega uno a esta conclusión después de leer la publicación de la CEPAL (Atria, R. et al., 2003), sobre capital social y reducción de la pobreza, en América Latina y el Caribe. Las propuestas presentadas por expertos de la CEPAL y la Universidad del Estado de Michigan (MSU), EE.UU., se sustentan en el concepto de capital social, entendido como el resultado de “la solidaridad que una persona o un grupo siente por los demás.
Se basa en relaciones de solidaridad que pueden describirse mediante el uso de redes”. El capital social neutraliza la pobreza, por eso debe incentivarse su formación, desde la base de la sociedad.
Como claramente lo expresara el Banco Mundial en su reporte anual, dedicado al combate de la pobreza (World Bank, 2000), parecía inaplazable la creación de instituciones sociales (reglas) y la construcción de capital social, en América Latina y el Caribe.
Eso fue escrito hace más de 20 años, a comienzos de la Revolución en Venezuela (Socialismo del Siglo XXI). El retroceso es alarmante. Hoy más que nunca requerimos seguir las recomendaciones del Banco Mundial, para salir de la pobreza; específicamente, apoyando la formación del capital social de los pobres y promoviendo la descentralización con desarrollo comunitario: “Las normas sociales y las redes son una forma de capital que la gente puede usar para salir de la pobreza”. Sencillo y preciso.
La CEPAL recomienda apoyar la enseñanza pública (Atria, R. et al., 2003), no sólo aumentando las inversiones en educación, sino también condicionándolas a la creación de redes sociales de padres y representantes, además de la integración de distintos niveles socioeconómicos, en la población estudiantil.
Asimismo, las recomendaciones abarcan Educación para Adultos, porque el analfabetismo sigue siendo uno de los problemas que les impide a los pobres participar en la economía. Incrementar el capital humano fortalece el proceso de construcción de capital social.
Otro asunto propuesto por la publicación que comentamos de las Naciones Unidas (CEPAL) es propiciar el aumento de la calidad de vida de los pobres, en América Latina y el Caribe, con la implementación de políticas públicas que hagan énfasis en la participación.
El acceso oportuno a información y capacitación será indispensable y dependerá mucho del uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). Adicionalmente, estas tecnologías contribuirían a la integración intercomunitaria, para el intercambio de información y la realización de proyectos.
En América Latina y el Caribe, con el apoyo de la Tecnología Social SAI, se podría emprender ahora mismo la lucha contra la pobreza al construir capital social desde abajo (nivel micro social: el individuo y sus relaciones interpersonales) hacia arriba (el colectivo o niveles meso y macro: organizaciones, comunidades, normas, políticas y leyes).
Los recursos financieros, naturales, físicos y humanos, que fuesen puestos al servicio de la reducción de la pobreza, podrían verse potenciados por el capital social a través de aumentos de productividad, porque se contaría con redes contentivas de una gran diversidad de recursos sociales.
Este es un razonamiento que está respaldado por la evidencia científica, en distintos trabajos realizados por los organismos internacionales; por ejemplo, las Naciones Unidas (CEPAL) y el Banco Mundial, entre otros.
Referencias:
Atria, R. et al. (2003). Capital social y reducción de la pobreza en América Latina y el Caribe: En busca de un nuevo paradigma. CEPAL.
World Bank (2000). World development report 2000/2001: Attacking poverty. Overview.
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