Eddie A. Ramírez 05 de julio de 2022
Desde
que se iniciaron las actividades petroleras fue evidente que había un
cortocircuito entre las empresas transnacionales y sus trabajadores con el
resto de la sociedad venezolana. Curiosamente, esa situación persistió después
de la estatización. Los ciudadanos en general no se interesaron en conocer esa
compleja industria y los petroleros tampoco se preocuparon en divulgar
suficientemente la actividad que realizaban. Esta realidad la aprovecharon
políticos de la extrema izquierda para sembrar la mentira de que Pdvsa era un
Estado dentro del Estado, una Caja Negra manejada por individuos que no les
preocupaba el país.
Después de los sucesos en defensa de la meritocracia en Pdvsa, ocurridos entre febrero y el 11 de abril del 2002, un grupo de sus trabajadores decidió crear la Asociación Civil Gente del Petróleo para estrechar relaciones con el resto de la sociedad. Esta iniciativa estuvo liderada por Juan Fernández, María De Oteyza y Mireya Ripanti.
El
documento constitutivo, registrado el 3 de julio del 2002, lo firmamos
veintidós trabajadores de Pdvsa y filiales. Quien esto escribe agradece que fue
invitado a formar parte del grupo fundador a pesar de que me jubilaba en tres
meses. La directiva, electa por los firmantes, quedó integrada por los tres
citados, presidida por Fernández.
Paralelamente
se constituyó Unapetrol, presidido por Horacio Medina, con el objetivo de
defender a los trabajadores previendo las retaliaciones por la participación en
la lucha por la meritocracia. Este sindicato fue reconocido por la
Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), pero no por el Ministerio del
Trabajo. Ambas organizaciones intentaron dialogar con Alí Rodríguez, nuevo
presidente de Pdvsa, para evitar la injerencia política partidista dentro de la
empresa. Fue en vano.
El
paro cívico del 2 de diciembre 2002 fue respaldado motu proprio por
los petroleros. Como consecuencia, fuimos despedidos unos 23.000, inclusive
algunos que estaban en el exterior, en reposo médico, de vacaciones o jubilado,
como este escribidor de cuartillas. Hoy, unos están en la diáspora, otros
confinados en Venezuela. Muchos pasando penurias, al igual que la mayoría de
los compatriotas.
El
período 2003-2004 fue de innumerables atropellos contra la sociedad civil y
contra los petroleros en general. Juan Fernández, como representante de Gente
del Petróleo y de grupos de la sociedad civil, jugó un importante papel en las
relaciones con los partidos de la oposición, contribuyendo a conciliar
posiciones Los petroleros nos organizamos alrededor de un Comité Guía para la
toma de decisiones. El 7 de diciembre 2004 renunció Fernández a la presidencia
de la Asociación. El 21 de diciembre, dictaron medida privativa de libertad a
Mireya Ripanti, Edgar Paredes, Horacio Medina, Juan Fernández, Lino Carrillo,
Juan Santana, Gonzalo Feijoo y a Edgar Quijano, quienes tuvieron que refugiarse
en el exterior.
Quien
esto escribe fue electo como Coordinador Nacional de Gente del Petróleo en
diciembre del 2004, permaneciendo en el cargo, con elecciones periódicas, hasta
el 30 de mayo del 2014. A partir de esta fecha, Beatriz García ha sido la
Coordinadora. Se modificaron los estatutos para adaptarlos, ya que no estábamos
en la empresa, se eligieron equipos coordinadores en Caracas y en las áreas
petroleras, así como delegados que eligen al Coordinador Nacional y se reúnen
periódicamente para la toma de decisiones importantes. En Unapetrol, ante la
ausencia obligada de Horacio Medina, Antonio Méndez asumió las riendas en
Venezuela. Este sindicato defiende ante la Organización Internacional del
Trabajo las violaciones de nuestros derechos. No ha podido realizar elecciones
internas por acatar la disposición de la CTV de no aceptar injerencia del
gobierno.
En
estos veinte años, ambas organizaciones han estado presentes en las marchas de
protesta, participado en Asambleas de Ciudadanos, formando testigos
electorales, cooperando en esos procesos, realizando sugerencias a los partidos
e insistiendo en la unidad y selección de candidatos idóneos. Han denunciado
ante la Fiscalía General, la Contraloría y la Defensoría del Pueblo las
violaciones a los derechos humanos. Así mismo, la utilización de grupos
paramilitares afectos al régimen para agredir a los opositores.
Han
hecho público la falta de mantenimiento de las instalaciones petroleras, los
accidentes ocurridos como consecuencia de tener gerentes ineptos, designados
solo por ser afectos al régimen; el aumento desproporcionado de la nómina, la
drástica caída de la producción y refinación, el manejo del petróleo como
instrumento político y no como un negocio que apalanque el desarrollo del país.
Han
señalado que Pdvsa es utilizada para realizar infinidad de actividades, en
lugar de concentrarse en su actividad medular. Es pública la corrupción
imperante. La empresa pasó de ser una compañía petrolera que tenía programas de
responsabilidad social, a una empresa de responsabilidad social que
marginalmente tiene alguna actividad petrolera.
No se
han limitado a realizar denuncias, sino también a elaborar planes para la
recuperación de la industria petrolera. Nuestros miembros Beatriz García,
Rafael Gallegos, Eugenio Montoro, Gilberto Morillo, Julio César Arreaza, Nelson
Hernández, Juan Fernández, Horacio Medina y Eddie Ramírez escriben
periódicamente sobre tópicos de interés petrolero y político. Este mes saldrá
el libro Gente del Petróleo y Unapetrol: veinte años de lucha por la
meritocracia y la democracia, escrito por Beatriz García y Eddie Ramírez, con
valiosos testimonios de veintiún compañeros.
Dos
décadas después, algunos compañeros partieron a otro plano, pero siguen
presentes.
Agradecemos
a los comunicadores sociales que han cubierto nuestras actividades y a todos
los que nos han apoyado. Nuestras organizaciones siguen comprometidas en la
defensa de los principios y valores inculcados por quienes nos antecedieron.
Los venezolanos lograremos implantar la democracia y aspiramos que en todas las
dependencias oficiales y en las empresas del Estado se establezca el sistema
meritocrático como requisito necesario, aunque no suficiente, para tener un
mejor país.
Como
(había) en botica: Hoy, 5 de julio, seguimos luchando por la
libertad ¡ No más prisioneros políticos, ni exiliados!
Eddie
A. Ramírez
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