Luis Ugalde S.J. 01 julio de 2022
La
derrota nos vuelve derrotados y sin esperanza. Por mucha propaganda que se haga
desde el poder, Venezuela en las dos décadas del siglo XXI ha sufrido una
terrible derrota y un retroceso brutal. Por eso la primera reacción a toda
propuesta de esperanza es No Podemos. Pero hay un segundo momento del náufrago,
que hundida la lancha, recuerda que sabe nadar y activa todas sus fuerzas para
llegar a la orilla.
No seamos cínicos, esto no se ha arreglado. Pero millones de venezolanos dentro y fuera del país estamos haciendo lo necesario primero para sobrevivir y luego para salir adelante. Son historias de éxitos que sorprenden a los propios protagonistas en países donde obligados a arrancar de cero lo hicieron descubriendo cualidades suyas que no sospechaban. En los ambientes que me son más familiares como la UCAB, el barrio La Pradera (La Vega) o el Centro de Salud Santa Inés me asombro al verlos activos y exitosos donde lo lógico sería la parálisis y cierre con el letrero NO PODEMOS. Ustedes por qué me dicen que sí pueden, les pregunto. Porque vemos que sí hacemos -me responden-, incluso nos sorprendemos a nosotros mismos al ver que caminamos sin muletas. Centros de salud donde médicos enfermeras, gestores y comunidades organizadas descubren su éxito. Están contentos al ver que resuelven ¿Y ustedes cómo saben que pueden? Porque vemos nuestras obras. Así son miles de venezolanos hacedores hoy.
¿Y el
cambio político? Tienen razón los que dicen que el desastre es tan grande y
global que es indispensable el cambio político para que en Venezuela sople con
fuerza el viento de la esperanza y reverdezca el actual desierto desolador.
Hasta los chavistas se están convenciendo de que no deben resignarse al fracaso
político y al triste callejón sin salida del camino cubano. Contra el “No
Podemos” la respuesta es “Levántate y camina” de millones de venezolanos
avanzando con cosechas de éxitos en lo que hacemos con novedad, sacando cada
uno lo mejor de sí.
Asombra
ver cómo el poder enceguece y quienes ayer prometían liberar al país de la
pobreza, la corrupción y la injusticia ahora se aferran al poder tiránico,
corrupto y sembrador de miseria. Antes de encerrarse con candado en el modelo
cubano sin esperanza, les queda el camino humilde de reconocer el enorme
fracaso y abrir las puertas al cambio político y al reencuentro venezolano
entre distintos, en una sociedad más pobre pero que se transforma aprendiendo a
hacer más y mejor con menos, a pesar de un Estado en ruinas. ¿Por qué Maduro se
ata a las ruinas? ¿Por qué no abrirse a un acuerdo para el cambio?
La
fuerza espiritual y el milagro de la reconstrucción. Hay en Venezuela miles de
núcleos que con alegría viven experiencias de reconstrucción en esta
catastrófica postguerra. Esa potencia triunfadora, que a fines de 1941, está a
las puertas de Moscú y declara la guerra a EE.UU. con la
certeza
de dominar al mundo, pero pronto avanza hacia la derrota total de esa absurda
pretensión nazi. Al año siguiente cambió el signo de la guerra y a Hitler no le
quedó sino el pobre espacio subterráneo del bunker de Berlín para suicidarse.
Pronto descubrirán que no quedaron en la miseria y derrota para siempre, sino
que de entre las ruinas renacía una humanidad liberada y una Alemania nueva con
ayuda de los vencedores y una Europa reconciliada. Konrad Adenauer, uno de los
principales artífices del resurgimiento de la nueva Alemania, ya antes de la I
Guerra Mundial era destacado alcalde de Colonia como miembro del partido
católico ZENTRUM, creado en 1871, para enfrentar la política anticatólica de
Bismarck. Con el triunfo nazi en 1933, Adenauer fue apresado y luego tuvo que
esconderse en la abadía de María Laach al amparo del abad, amigo suyo de
juventud. Adenauer, perseguido, sin recursos para mantener a su familia, y con
el negro panorama del nazismo que avanzaba sin límites, escribió en su diario
íntimo que si el no fuera católico convencido, se suicidaría, pues sentía que
ya nada podía hacer en este mundo. No se imaginaba que la etapa más creativa de
su vida estaba por llegar, tras 12 años de barbarie nazi.
El mal
estaba hecho y la inmensa destrucción casi borró a Alemania del mapa. Pero a
partir de 1948, el viejo Adenauer (der alte) surgió de su abismo personal y
nacional como canciller (jefe de gobierno) de la nueva Alemania, reelegido tres
veces. De las cenizas y con apoyo inteligente del vencedor Estados Unidos de
América, nació la nueva Alemania, reconciliada con su eterna rival Francia y
juntas encabezando el resurgir de la nueva Europa con nunca más guerra entre
sí. Lo que en 1945 parecía un sueño iluso, veinte años después era una realidad
floreciente. Quedaba pendiente la libertad y la justicia en la otra media
Europa atrapada por la Unión Soviética. Veinticinco años después el espíritu
libertario con manos sin armas derrumbó el Muro de Berlín.
La
Venezuela libre renacerá como aquella vieja Europa destruida. La condición
indispensable es que la sociedad civil y cada venezolano no sigamos atados al
cadáver putrefacto del viejo Estado, nacido y sostenido por la gratuita renta
petrolera. Ese no volverá. Ahora la riqueza está en potenciar el talento de
millones de venezolanos que con lo que hacemos damos la prueba de lo que
podemos. Desde ahí la Sociedad rehará a su Estado menos poderoso y renacerá una
nueva política que responda a la tragedia que vivimos.
Luis
Ugalde S.J.
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