San Josemaría 17 de diciembre de 2022
@sJosemaria
Hagamos presente a Jesús que somos niños.
Y los niños, los niños chiquitines y sencillos, ¡cuánto sufren para subir un
escalón! Están allí, al parecer, perdiendo el tiempo. Por fin, han subido.
Ahora, otro escalón. Con las manos y los pies, y con el impulso de todo el
cuerpo, logran un nuevo triunfo: otro escalón. Y vuelta a empezar.
¡Qué esfuerzos! Ya faltan pocos..., pero, entonces, un traspiés... y ¡hala!... abajo. Lleno de golpes, inundado de lágrimas, el pobre niño comienza, recomienza el ascenso. Así, nosotros, Jesús, cuando estamos solos. Cógenos Tú en tus brazos amables, como un Amigo grande y bueno del niño sencillo; no nos dejes hasta que estemos arriba; y entonces –¡oh, entonces!–, sabremos corresponder a tu Amor Misericordioso, con audacias infantiles, diciéndote, dulce Señor, que, fuera de María y de José, no ha habido ni habrá mortal –eso que los ha habido muy locos– que te quiera como te quiero yo. (Forja, 346)
Estoy
siguiendo mi oración en voz alta, y vosotros, cada uno de nosotros, por dentro,
está confesando al Señor: Señor, ¡qué poco valgo, qué cobarde he sido tantas veces!
¡Cuántos errores!: en esta ocasión y en aquélla, y aquí y allá. Y podemos
exclamar aún: menos mal, Señor, que me has sostenido con tu mano, porque me veo
capaz de todas las infamias. No me sueltes, no me dejes, trátame siempre como a
un niño. Que sea yo fuerte, valiente, entero. Pero ayúdame como a una criatura
inexperta; llévame de tu mano, Señor, y haz que tu Madre esté también a mi lado
y me proteja. Y así, possumus!, podremos, seremos capaces de
tenerte a Ti por modelo.
No es
presunción afirmar possumus! Jesucristo nos enseña este camino
divino y nos pide que lo emprendamos, porque Él lo ha hecho humano y asequible
a nuestra flaqueza. Por eso se ha abajado tanto. Este fue el motivo por
el que se abatió, tomando forma de siervo aquel Señor que como Dios era igual
al Padre; pero se abatió en la majestad y potencia, no en la bondad ni en la
misericordia.
La
bondad de Dios nos quiere hacer fácil el camino. No rechacemos la invitación de
Jesús, no le digamos que no, no nos hagamos sordos a su llamada: porque no
existen excusas, no tenemos motivo para continuar pensando que no podemos. Él
nos ha enseñado con su ejemplo. Por tanto, os pido encarecidamente,
hermanos míos, que no permitáis que se os haya mostrado en balde un modelo tan
precioso, sino que os conforméis a Él y os renovéis en el espíritu de vuestra
alma. (Es Cristo que pasa, 15)
Tomado
de: https://opusdei.org/es-ve/dailytext/
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