Orlando Viera-Blanco 09 de mayo de 2023
@ovierablanco
La transición portuguesa
significó un retorno a la democracia duro pero ejemplar. Un esfuerzo de
recomposición política cívico-militar, único y trascendente. ¡Grande Portugal!
La
transición política portuguesa es uno de los procesos políticos, sociales,
militares y civiles más interesantes y complejos de las transiciones de la III
Ola [Dixit Huntington]. Europa despertó en los años 70 de un autoritarismo
cerrado a la democracia.
Múltiples
gobiernos provisionales, fugaces, espasmódicos, débiles, hacían del tránsito
del Estado Novo a la democracia, una ruta elevada de “purgas salvajes” contra
la antigua coalición autoritaria. Portugal vivió una década de inédita
agitación política [1974-1983], donde el liderazgo de hombres de carácter y
visión [Spínola, Eanes, Soares], fue “el laxante purificador” del pasado, un
justo medio accidentado pero apasionante.
Del Estado Novo a la Revolución de los Claveles
La I
República portuguesa sólo duró 16 años [1910-1926]. El Golpe de Estado del
28/5/1926 marcó el comienzo de la Dictadura Nacional, período conocido como
Estado Nuevo. En 1932 António de Oliveira Salazar tras servir como ministro de
finanzas, se convirtió en primer ministro. Bajo Salazar (1932-1968), Portugal
se convirtió en un Estado corporativo. En 1968 un accidente doméstico obligó a
Salazar entregar el poder y asume el profesor Marcelo Caetano.
Un
evento clave hacia la revolución, fue la publicación del libro del General
Antonio de Spínola, Portugal y el futuro [1973], que criticaba la conducción de
la guerra colonial en África y ofrecía un programa para la recuperación de
Portugal. El trabajo del General envió ondas de choque al establishment
político en Lisboa…y el 25/04/1974, un grupo de jóvenes oficiales [capitanes]
de la organización clandestina, Movimiento Fuerzas Armadas (MFA), derrocó al
régimen de Caetano. Spínola surge como jefe del nuevo gobierno
Uno de
los hitos de aquellas concentraciones fue la marcha de las flores en Lisboa,
caracterizada por una multitud pertrechada de claveles, la flor de temporada
[…] Una camarera, Celeste Caeiro, que regresaba a casa cargada de las flores,
no pudo dar el cigarrillo que un soldado le pedía desde un tanque en la plaza
del Rossio, donde los tanques sublevados aguardaban nuevas órdenes en una tensa
espera desde la madrugada. Como la joven sólo llevaba claveles, le dio uno. El
soldado lo puso en su cañón y los compañeros repitieron el gesto colocándolos
en sus fusiles, símbolo que no deseaban disparar: Nace la revolución de los
claveles.
El
golpe militar portugués [25/4/74] fue el comienzo de la primera transición
democrática en el sur de Europa [la III ola]. El golpe condujo a una fuerte
crisis del Estado, agravada por la descolonización del imperio europeo en
África. Líderes sindicales y campesinos radicales surgieron de la
clandestinidad. Mário Soares del Partido Socialista (PS) y Álvaro Cunhal, jefe
del Partido Comunista Portugués (PCP) regresaron a Portugal del exilio como
héroes.
Spínola
se convirtió en el primer presidente provisional del nuevo régimen en mayo de
1974, y eligió el primero de los 6 gobiernos provisionales que iban a gobernar
el país hasta dos años más tarde, cuando se formó el primer gobierno
constitucional [1976]…Dirigido por un primer ministro moderado, el civil
Adelino da Palma Carlos, hizo gobierno con en el Partido Popular Democrático
(PPD), el PS, el PCP, 5 independientes y un militar…Pero el MFA emergió como el
grupo individual más poderoso de Portugal.
Miembros
del MFA formaron el Comando Operacional del Continente (COPCON), compuesto por
5000 tropas de élite comandadas por el mayor (luego general de brigada) Otelo
Saraiva de Carvalho (pila Otelo) quien había dirigido el golpe del 25/04/74.
Era una transición vigilada, no pactada, de ruptura declarada… Al año siguiente
[1975] la política portuguesa avanzó hacia la izquierda. Un intento de golpe de
Spínola a principios de marzo de 1975 fracasó, y él huyó del país. Portugal no
buscaba democracia. Primero era sustituir el “estado Novo” por un Estado
socialista…
Verano
Caliente [1975] y la nueva constitución
Llegó
el “verano caliente” [1975]. La revolución se hizo sentir en el campo.
Trabajadores agrícolas sin tierra en el sur tomaron las grandes explotaciones
en las que trabajaban, El MFA se divide. El grupo de moderados o Grupo de los
nueve, publicó un manifiesto en agosto que abogó por el socialismo no-alineado
de corte escandinavo. Crece la conflictividad con grupos de izquierda radical.
Cae el quinto gobierno provisional y emerge el sexto…
Las
elecciones de la Asamblea Constituyente [25/4/75] legitiman el apoyo popular a
los partidos que pudieron asumir la transición. Un intento de golpe por
militares radicales de izquierda [el 25/11/1975] fue reducido. Emerge un
personaje de carácter, estadista, El Coronel António dos Santos Ramalho
Eanes[…] quien envía comandos leales para capturar la ciudad de Lisboa.
Se
proclamó la nueva Constitución el 2/4/1976, allanando el camino para el fin de
los gobiernos provisionales. La Constitución [socialista] no revierte las
nacionalizaciones y confiscaciones de tierras. Se agudiza la purga salvaje… La
Caza de la PIDE-DGS [Policía de Inteligencia] y la toma de empresas en los
sectores bancario y asegurador de la otrora dictadura corporativista. A pesar
de este estallido de violencia, el clima de reconciliación política predominó
durante los últimos años de la década de los 70.
Huntington,
rupturas y nuevas coaliciones
Samuel
P. Huntington dice “que en las transiciones con reforma «ruptura pactada»,
donde la élite autoritaria constituye un actor poderoso de transición, las
posibilidades de introducción de medidas de represalia resultan limitadas[Caso
España con Fernández Miranda/Chile con Pinochet]. El caso español constituye un
ejemplo de una decisión consensuada de ignorar el pasado. En los «regímenes
post-totalitarios» para usar el concepto de Juan J. Linz, la presión
criminalizadora estuvo presente desde los primeros instantes. Fue el caso a la
caída del Estado Novo Salazarista/1974.
Portugal
es la primera de la llamada «tercera ola» de transiciones democráticas.La I ola
[1828-1926 fue el avance liberalizador de las revoluciones francesa y
norteamericana. La II ola: 1945-1960, que nace con el fin de la II Guerra
Mundial con mucha fuerza gracias a la descolonización, periodo breve por la
proliferación de las dictaduras en América Latina, Asia y África [principios de
los años 60]. Y La III ola [1974] con la revolución de los claveles que
continúa en Grecia y después en España.
Portugal
fue un ejemplo de «democracia después de la guerra» [Nancy Bermeo] en la cual
los militares desempeñaron un papel decisivo en la caída de la dictadura. Como
destacaron Linz y Stepan, “la vía de conflicto extremo de la transición
portuguesa no era una transición consciente hacia la democracia”, sino hacia la
reconstrucción de un estado civil.
Caída
y mesa limpia…
Tras
vencer el golpe el 25/4/75 a las 16:00 horas [ultimátum para la rendición del
gobierno], Marcelo Caetano [delfín de Salazar], pidió al Capitán Salgueiro
Maia, rendirse ante un oficial de alta graduación. Salgueiro accedió. Se da
aviso al general António de Spínola…y Caetano fue sacado con sus ministros en
un transporte de tropas Bravia Chaimite a las 19.00 horas en medio de la
multitud en las calles. Horas después Caetano y sus ministros partieron al
exilio en Brasil.
Distintos
autores han adjetivado el tipo de régimen [Franquista -y Salazarista] como
«políticamente cerrado» (Valenzuela), «estatal corporativista» (Schmitter),
«civil autoritario» (Linz) o «excluyente y represivo» (O’Donnell),
características a las que Gunther añade un sesgo contra la clase trabajadora…
Ello explica por qué las élites moderadas no fueron capaces de dirigir, «desde
arriba», la transición democrática en Portugal.
Sin
los sectores sociales medios y bajos, exigidos por una vigilancia militar, la
transición portuguesa hacia la democracia hubiese terminado en una dictadura
proletaria de izquierda radical… La transición hacia la democracia portuguesa
enaltece el liderazgo de militares y civiles que moderaron la revolución de los
claveles. Movimientos sociales que forzaron un nuevo orden constitucional. Un
voluntarismo republicano de contrapesos de derecha e izquierda, que
determinaron el camino a la paz, la justicia transicional, la redención y el
alivio de la purga salvaje. Nace el Estado democrático integral de derecho, que
hoy celebran los lusos.
Después
de casi 40 años de dictadura corporativa, se superó una ruta espinosa entre
militares radicales-a ratos ganados a la izquierda, la derecha e incluso
moderados-más movimientos sociales, gremiales, sindicales, juveniles y partidos
conservadores, de centro, socialistas o comunistas, cuya “convivencia” generó
un quiebre continuo de gobernanza. Antes de alcanzar la democracia lo primero
fue reconstruir el Estado. Luce será el reto venezolano.
La
transición portuguesa significó un retorno a la democracia duro pero ejemplar.
Un esfuerzo de recomposición política cívico-militar, único y trascendente.
¡Grande Portugal!
Orlando
Viera-Blanco
@ovierablanco
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