Rafael Veloz García 04 de mayo de 2023
@Rafaelvelozg
No
cabe duda que la política es muy cambiante y cuando se trata del caso
venezolano mucho más, por una serie de circunstancias que llegan a ser hasta
inéditas, lo cual incrementa el grado de complejidad para lograr una resolución
a los problemas que se plantean. Hay que tener presente además que los tiempos
cambian, es decir, aunque podemos tomar ejemplos exitosos del pasado para
extraponerlos en el presente en busca de salidas, esto no quiere decir que sean
de una total y efectiva utilidad a la hora de buscar los caminos que nos
conduzcan al éxito, solo simplemente porque lo fueron en el pasado. De allí que
establecer comparaciones entre el pasado y el presente en la política, como
bien se ha dicho, llega a ser odioso.
América Latina se distinguió en el siglo XX, por sus dictaduras, algunas de ellas llamadas “gorilas”, que tuvieron como protagonistas a tiranos de izquierda y de derecha (términos también odiosos y para muchos anacrónicos). Para citar algunas debemos recordar la de Fidel Castro en Cuba, que en su esencia se mantiene y que como un cáncer ha sacado las manitos de la metástatis para regarse por otras naciones. Igualmente la de Rafael Leonidas Trujillo “Chapita” (República Dominicana), Joao Baptista Figueiredo (Brasil), Augusto Pinochet (Chile), Jorge Videla (Argentina), Juan María Bordaberry (Uruguay), Gustavo Rojas Pinilla (Colombia), Carlos Castillo Armas (Ecuador, Francois Duvalier (Haití), Anastasio Somoza (Nicaragua), Manuel Noriega (Panamá), Alfredo Stroessner (Paraguay), Juan Velasco Alvarado (Perú) y Marcos Pérez Jiménez (Venezuela), solo por citar algunas. En todas imperó la fuerza para apoderarse del poder y eliminar las libertades y por ende la democracia. Y se distinguieron por la represión, los crímenes de lesa humanidad, la persecución, encercelamiento y muerte de disidentes, así como la sistemática violación de los derechos humanos de la población y el empleo de la violencia, que fueron las bases en que se sostuvieron. La lucha de los políticos opositores de esos países y tiempos fue en extremo dura y todas, con excepción de la cubana llegaron a su fin.
Para
definir lo que es una dictadura en pocas líneas hay que decir que es el sistema
de poder concentrado en unos pocos, con uno a la cabeza, en el que no se
respetan las libertades, los derechos ciudadanos y democráticos. Pero en la
actualidad con similares caracterizaciones encontramos a las llamadas
neodictaduras, en cuyo contexto encontramos a la de Venezuela, que se
diferencian a las del pasado, porque se presentan con una fachada democrática.
Se caracterizan por alcanzar el poder a través del voto, ganado con la mentira
y el populismo, para luego logrado el objetivo, socavar gradualmente hasta su
quiebre a las instituciones, restringir y asfixiar la libertad de expresión,
generar el paralelismo sindical, arrebatar los símbolos de los partidos
tradicionales para entregarlos a traidores de estas organizaciones y del pueblo
(alacranes) y mantener los procesos electorales, sin condiciones y con los
órganos del Poder Electoral bajo su más absoluto control, así como el resto de
ellos, incluido el Poder Judicial, para darle el piso “legal”, que sustente sus
acciones dictatoriales. Es a esto a que nos enfrentamos en la actualidad, una
lucha que no ha sido fácil durante más de 20 años y que no será nada fácil
hasta su final, el cual llegará. Tan dura o más de las luchas que se libraron
contra las dictaduras de antaño en América Latina.
A
nuestro juicio no hay nada más difícil que encarar y vencer a una neodictadura
como la que enfrentamos, pero lo podemos lograr si ejercemos la mayoría
indiscutible que somos. Es imperativo ir a eso y para hacerlo hay que ir a la
unión y a deponer actitudes de corte personales y grupales.
En
este punto y en el caso venezolano, hay que marcar el hito que se logró a
través de la presidencia encargada de Juan Guaidó. Se trató del reconocimiento
de 60 países del mundo libre y democrático a su gobierno interino, lo que
desnudó la real condición de dictadura del régimen de Nicolás Maduro. Quienes
dudaban de su talante dictatorial dejaron de dudar. Con esa piedra en el zapato
y cojeando se mantiene desde entonces, pero lamentablemente una absurda
decisión por una mayoría de diputados de la legítima Asamblea Nacional, la cual
Voluntad Popular no compartió, eliminó la presidencia encargada de Venezuela.
Este factor, por cierto, ha sido determinante en la actual persecución y las
amenazas contra Guaidó y de su círculo familiar y de trabajo. Esa es la verdad,
porque con el respaldo de 60 países encarcelar a Guaidó habría sido un
gravísimo error de Maduro, que le tocaría pagar muy caro.
Por lo
tanto, la realidad política de la oposición ha cambiado desde enero, pero en lo
que nada ha cambiado es la decisión que tenemos de sacar del poder por la vía
demócratica a Nicolás Maduro. Y por ello el empeño que tenemos de fortalecer la
elección primaria del 22 de noviembre venidero, que es el camino que tenemos
para llegar a la presidencial de 2024. Son evidentes las señales de la
pretensión del régimen de querer torpedear la primaria, pero hay avances
importantes en el logro de ese objetivo.
He
visto como han tratado de confundir a los ciudadanos con comentarios o
encuestas en que se habla con simpleza de no estar de acuerdo con la
“participación” del CNE en el proceso de primaria. La Comisión Nacional de
Primaria, que encabeza el doctor Jesús María Casal, no ha hablado en ningún momento
de involucrar a este organismo en poder de Maduro en la elección que organiza.
Eso sí, se reunió con sus rectores, por ejemplo, para solicitar la utilización
de los centros de votación electoral, planteles educativos, etc., para el
desarrollo de la primaria del 22 de noviembre. Algo lógico y que nos
corresponde, porque facilita la asistencia y promociona el voto, una tarea que
por ley le corresponde al CNE, pero que obstaculiza. Votar es un ejercicio de
la soberanía que radica de forma intransferible en los ciudadanos, como lo
contempla la constitución nacional. Resalto esto porque se quiere hacer ver que
se le solicita al CNE que participe y conduzca la primaria, cosa que no es así,
y como la gente no cree en el CNE, pues se desmotiva.
Puedo
asegurar que en Voluntad Popular estamos enfocados y trabajamos sin descanso y
con firmeza en la promoción y el fortalecimiento de la primaria y en la unión
de todos los venezolanos entorno a ella. Es parte de las armas para enfrentar
con fuerza a la neodictadura de Maduro, que cada día quiere parecerse más a la
Daniel Ortega de Nicaragua, pero no podrá hacerlo si nos mantenidos unidos y
firmes en un propósito común, terminar con la pesadilla.
Y al
hablar de Voluntad Popular no podemos negar lo que nos afecta lo que pretende
el régimen hacer con Juan Guaidó, hoy en pie de lucha desde el exterior, un
escenario complejo pero que necesitamos ahora más que siempre. Tiene el aval,
por haber sido reconocido por 60 países como presidente encargado de Venezuela
y eso no es poca cosa.
Su
situación ha obligado a nuestra tolda naranja a reeplantearse situaciones de
cara al futuro, como es el caso de su candidatura a la primaria, pero mal puedo
señalar algo en torno a este asunto en este momento. Lo que sí puedo decir es
que esta misma semana habrá anuncios y tenemos que estar atentos a ellos.
Rafael
Veloz García
@Rafaelvelozg
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