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viernes, 1 de septiembre de 2023

Vacaciones en línea / Fernando Pereira @cecodap @fernanpereirav

 


En los últimos días se han acercado varias mamás a manifestarme preocupación porque sus hijos solo quieren estar conectados a los videojuegos.

Para muchos chicos, las vacaciones presentan el espacio de contar con mucho tiempo sin las limitaciones impuestas por las obligaciones escolares. Las familias se debaten sobre qué hacer: dejarlos en manos de la “cuidadora virtual” o buscar otras alternativas que pueden implicar desplazarse a otros lugares con los costos que esto supone.

Los niños, adolescentes y jóvenes han crecido inmersos en los múltiples beneficios de este mundo globalizado. Hemos mutado como especie y las tecnologías llegaron para quedarse y transformar los estilos de vida, eso es innegable. También lo son los peligros que entrañan. Ignorarlo es irresponsable. Tratar de mitigar los riesgos planteando la desconexión como la solución tampoco luce pertinente.

¿Cómo detectar una adicción a la tecnología?

Si usan las tecnologías para comunicarse, informarse, recrearse y disfrutar de ello; no dejan de cumplir con sus obligaciones, con sus relaciones personales, con su familia, entonces no representan una amenaza.

El uso se convierte en abuso cuando cambian los hábitos de sueño, no comen, dejan de asistir a reuniones con compañeros, de practicar deporte. La vida gira en torno a estas tecnologías y dice mentiras o manipula para continuar conectado. Del disfrute pasa a ser una obsesión.   

Se habla de una adicción que puede generar conductas similares a las drogas o al juego patológico. Una guía el Defensor del Menor de Madrid sistematiza los siguientes indicadores a los que se debe estar atentos:

Tolerancia: Necesitará cada vez más tiempo para jugar videojuegos, navegar, chatear o enviar mensajes

Pérdida de control: No puede dejar de jugar independientemente de las consecuencias que ello traiga. No puede parar.

Abandono de otras actividades: Va afectando todos los ámbitos de la vida personal, familiar, escolar, relacional. Incluso los hábitos de alimentación, sueño e higiene.

Ocultación: No reconoce la situación a pesar de las evidencias. “Cuando quiera dejo de hacerlo”.

Cambios de comportamiento: En la medida en que pase el tiempo irán cambiando sus costumbres, hábitos y rutinas afectándolo física y emocionalmente

Síndrome de abstinencia: Se irá aislando familiar y socialmente. Se volverá irascible, irritable y ansioso especialmente cuando no pueda conectarse.

No todos los adolescentes actúan de la misma manera. Hay factores de riesgo asociados a características personales, la crianza y apoyo familiar, la relación e identidad grupal que es tan importante en la adolescencia.

Vacaciones seguras

De igual forma contamos con factores protectores que podemos reforzar:

Establecer acuerdos para el uso de las tecnologías: Establecer tiempos y horarios acordados conjuntamente y poder hacer seguimiento a su cumplimiento.

Control parental: Descargar filtros o aplicaciones para impedir el acceso a páginas de contenidos inadecuados o monitorear lo que están consumiendo. Los equipos, monitores, deberían estar en áreas comunes de la casa como salas y no en las habitaciones.

Navegar con ellos  o conocer los videojuegos que usan nos puede permitir una idea más clara de sus hábitos, detectar riesgos o verificar si no aptos para su edad.

Alertar sobre los peligros de internet: Fenómenos como el ciberbullying, sexting, grooming, robo de datos personales o bancarios son realizados por depredadores que delinquen en el mundo virtual; pero que hacen daños reales. Tenemos que hablar con nuestros hijos. El que se las sepan todas tecnológicamente no quiere decir que tengan las habilidades sociales para protegerse. Pueden ser inmaduros para abordar situaciones y nos necesitan.

Generar otras posibilidades de recreación: Hay que ofrecer alternativas para el desarrollo de actividades físicas, culturales, sociales. Sabemos que no es fácil por la situación económica y de inseguridad, pero si no lo hacemos estaremos propiciando que se puedan ver enganchados por las redes.

El poder del ejemplo: Tiene mucho más peso el uso que nosotros como adultos hacemos de las redes. El modelaje que ofrecemos valdrá más que miles de palabras.

Hoy en día los peligros no están solo en la calle, también en las pantallas que están en casa o en las manos de nuestros hijos.

https://efectococuyo.com/opinion/vacaciones-en-linea/

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