Norberto Paredes 13 de junio de 2024
A sus
74 años, Edmundo González Urrutia nunca tuvo ninguna aspiración política.
La
vida del diplomático ya jubilado hace apenas tres meses consistía en asistir a
conferencias, escribir esporádicamente artículos académicos y dedicar tiempo a
su familia y a sus cuatro nietos.
Pero a
finales de abril su vida dio un vuelco.
De
cara a las elecciones presidenciales del 28 de julio, la oposición
venezolana se había quedado sin opciones para enfrentarse al presidente Nicolás
Maduro.
Maria Corina Machado, quien había sido elegida como candidata en las elecciones primarias celebradas por la Plataforma Unitaria Democrática (PUD) en octubre del año pasado, había sido inhabilitada, así como luego Corina Yoris, a quien habían designado como su sustituta.
González
Urrutia recuerda que cuando le propusieron convertirse en el candidato de la
PUD lo tomó como un honor que ahora se ha convertido en un
"compromiso personal con los venezolanos".
Dentro
de su extensa carrera diplomática se destacó como embajador en Argelia entre
1991 y 1993, y en Argentina desde 1998 hasta 2002, durante los gobiernos
de Rafael Caldera y los primeros años de Hugo Chávez.
Hoy,
25 años después de la llegada del chavismo al poder, pretende ponerle fin.
Y
muchos venezolanos, tras años de desencanto con la oposición, han puesto en él
sus esperanzas de cambio.
El
oficialismo, por su parte, critica a González y lo asocia con una
"oposición apátrida" que ha pedido sanciones que han afectado a la
economía del país.
"Ahora
la oposición nos lo quiere vender como un pobre viejito, pero ese señor
[González] es un perverso (...) Ese señor es parte de un plan perverso para
seguir haciendo daño a nuestro pueblo", dijo Diosdado Cabello,
dirigente del chavismo y muy vocal en sus críticas a los opositores.
En
entrevista con BBC Mundo, González explica cómo quiere convencer incluso a
chavistas desencantados para que voten por él y cómo planea ganar incluso
diciendo que las condiciones no serán justas y beneficiarán al oficialismo.
Ha
pasado de ser un exdiplomático de bajo perfil para la opinión pública a ser el
candidato y la esperanza de miles de opositores venezolanos. ¿Cómo toma esta
nueva responsabilidad?
Es una
situación inesperada. Yo jamás pensé que iba a estar en esta posición.
Sin
embargo, cuando me lo plantearon, lo tomé como un compromiso personal con
Venezuela, con el sistema de gobierno y la democracia.
Por
eso lo acepté y estoy dando lo mejor de mí para sacar esto adelante.
Mucha
gente me está ayudando. Hay una gran cantidad de personas que confían en que la
solución que se propone en mi candidatura puede ser necesaria en este momento.
Esto
se ve en la mayoría de las encuestas*. Las cifras no las tengo, pero hay un
alto porcentaje que crece cada día que respalda la opción de la Plataforma
Unitaria Democrática.
[ * La
mayoría de las encuestas publicadas hasta ahora le dan al candidato opositor
Edmundo González alrededor del 50% de intención de voto, mientras que el
candidato oficialista Nicolás Maduro tendría un respaldo de alrededor del 23%].
La
candidata iba a ser Maria Corina Machado, luego Corina Yoris y ahora usted.
¿Qué pasa si lo inhabilitan o surge algún problema con su candidatura?
Yo
confío en que eso no va a ocurrir. Si me hubieras planteado (esta pregunta)
hace varias semanas, tal vez podría haber tenido dudas. Pero ya a estas alturas
honestamente no creo que pueda ser una posibilidad.
Uno
nunca sabe, por supuesto, debido a los recursos que tiene el régimen, pero
nosotros confiamos en que esta candidatura va a seguir adelante y que va a
triunfar.
¿Tienen
un plan B?
Nuestro
plan B es el plan A.
La
propia Machado está recorriendo el país como si ella estuviera en la boleta.
Hay un vínculo de que votar por usted es votar por ella. ¿Qué tiene de positivo
y de negativo eso?
Ella
está recorriendo el país respaldando mi candidatura. Fue una de las promotoras
de ese acuerdo en la Plataforma Unitaria y, como ella, muchos otros dirigentes
de la oposición están también empleados a fondo en respaldar y promover mi
candidatura para estas elecciones del 28 de julio.
Hace
un par de semanas, el Consejo Nacional Electoral (CNE) le revocó la invitación
a la Unión Europea para que enviara observadores al proceso electoral. Algunos
ven esto como una señal de que es poco probable que las elecciones vayan a ser
justas y competitivas. ¿Cómo lo ve usted?
Es una
mala señal del Ejecutivo de cara a la comunidad internacional.
Los
observadores internacionales siempre dan garantías a los gobiernos.
Un
gobierno que impide la presencia de observadores internacionales da una mala
señal, como si quisiera ocultar algo.
Queremos
que el proceso sea transparente y que las elecciones presidenciales puedan ser
observadas por la mayor parte de observadores del mundo.
Sin
embargo, hemos sustituido esa observación internacional por miles y miles de
venezolanos que van a ser los observadores en este proceso y que con su voto
van a producir la victoria a la que aspiramos.
¿Cree
que será una elección justa?
Las
elecciones en Venezuela no son justas, ni limpias ni equitativas.
Evidentemente
que no lo son porque hay un desequilibrio en cuanto al (control de los) medios
de comunicación. Ahí hay una desproporción evidente, que no permite a la
oposición tener y contar con los mismos recursos que tiene el gobierno.
El
gobierno utiliza todos los medios oficiales para hacer proselitismo y largas
cadenas de televisión del candidato oficial.
Nosotros
no tenemos esa misma oportunidad y eso ya de por sí muestra un desequilibrio.
En
2018 la oposición mayoritaria llamó a la abstención y no compitió contra
Maduro. Ahora en cambio vemos una unidad en seguir la ruta electoral, pese a
los obstáculos, y una unidad de acción para sustituir candidatos. ¿Piensa que
se equivocaron hace 6 años? ¿Qué cambió ahora si aparentemente el escenario es
el mismo?
Nosotros
estamos apuntando hacia el futuro. No estamos viendo hacia atrás.
Queremos
una misión que vaya hacia adelante y por eso es que estamos empeñados en que
todo el proceso electoral sea equitativo, justo y transparente.
¿Cuál
considera que ha sido el mayor error de la oposición en los últimos años?
Quizás
el llamado a la abstención no fue lo más prudente en su momento, pero ahora
estamos todos alineados en la ruta electoral, que es la que estamos empujando
con fuerza.
Ese
llamado a la abstención, y lo que pasó tras las protestas de 2017, además de la
migración y otras decepciones, hace muy difícil para la oposición movilizar a
su gente. ¿Por qué deberían millones de venezolanos que están decepcionados con
la oposición venezolana confiar en usted?
Yo
quiero ver hacia adelante. Yo no quiero encerrarme en el pasado.
Tenemos
un proceso electoral en puertas. Tenemos una unidad que unánimemente escogió un
candidato, tenemos toda la maquinaria de los partidos trabajando con fuerza por
esa candidatura y por eso es que aspiramos tener una mayoría muy sustancial que
coincida con los resultados de las últimas mediciones de opinión, que nos están
dando un porcentaje bastante cómodo para ganar las elecciones el 28 de julio.
¿Qué
llamado les hace a los millones de venezolanos que están decepcionados con la
oposición?
Yo lo
que veo es mucho ánimo, mucho entusiasmo, mucho interés en el proceso
electoral.
[Veo
a] Venezolanos que están dispuestos a apoyar la candidatura unitaria y
dispuestos a salir de 25 años [de chavismo/madurismo] que han sido más que
suficientes.
Usted
acaba de decir que el escenario no es justo. ¿Cómo piensan ganar en las urnas
al chavismo, que gobierna el país desde 1999 y sigue teniendo un apoyo firme en
parte de la población?
Le
ganaremos al chavismo con una fuerza mayoritaria que se expresará en las urnas
y el respaldo de millones de venezolanos que están comprometidos con un cambio
para Venezuela.
Para
ganar es posible que necesite el voto del chavismo desencantado. ¿Cómo pretende
convencer a los venezolanos que durante años apoyaron a Chávez y Maduro y que
pueden verlo a usted y a la oposición como una amenaza?
El
discurso que hemos mantenido a lo largo de estos días de campaña ha sido el de
un llamado al reencuentro de los venezolanos, un llamado a la unidad nacional,
un llamado donde el adversario es un adversario político y no un enemigo.
Aspiramos
a que los sectores que apoyan al gobierno, que son cada vez menos, atiendan a
nuestro llamado al reencuentro de los venezolanos.
Son
cada vez son menos porque muchos de ellos ahora están apoyando nuestra
candidatura.
Aún
está lejos, ¿pero se imagina siendo presidente? ¿Qué es lo primero que haría?
Son
tantas las cosas que tenemos que atender: la situación económica, la inflación,
los salarios, las pensiones, la pobreza.
Según
las últimas cifras de las Naciones Unidas, tenemos un 82% de la población
viviendo en la pobreza. Esto representa un gran desafío para un nuevo gobierno.
Vamos
a esforzarnos en un plan económico que busque recursos internacionales, que
genere confianza y que atraiga inversión extranjera para poder superar las
dificultades.
Ha
nombrado varias prioridades, ¿pero cuál sería la prioridad número uno para el
gobierno de Edmundo González Urrutia?
Son
muchas, porque hay prioridades económicas, políticas y sociales.
Tenemos
que recomponer y reinstitucionalizar el país. Queremos devolverles a los
venezolanos elementos para que se reconcilien con la democracia.
¿Plantearía
un gobierno de transición? ¿O algún tipo de pacto con el chavismo?
Todo
eso se definirá en su momento. Nosotros estamos trabajando para ganar las
elecciones primero.
Nuestro
objetivo es ganar el 28 de julio y en eso estamos enfocados.
Una
vez ganadas las elecciones ya se verá cómo vamos a trabajar en los días
sucesivos.
Entonces
no descarta un pacto con el chavismo…
La
palabra pacto da lugar a muchas interpretaciones.
Creo
que tenemos que buscar la reconciliación nacional y si eso incluye a sectores
que actualmente están con el oficialismo, pues los incluiremos.
Aunque
ganara, el chavismo no va a desaparecer y de hecho controlaría aún mucho poder,
como la Asamblea Nacional. El chavismo también nombró a los miembros del
Tribunal Supremo. ¿Cómo imaginaría esa coexistencia? ¿Temería no poder
gobernar?
Esa
situación evidentemente que la hemos analizado. Vamos a tener otros poderes del
Estado en manos de la oposición.
Pero
confiamos en que la magnitud de nuestra victoria será tan importante que abrirá
paso a nuevas realidades políticas que incluirán negociaciones con el gobierno
en el más amplio sentido.
Yo no
descartaría ni anticiparía ningún resultado.
Los
presidentes Luiz Inacio Lula da Silva (Brasil) y Gustavo Petro (Colombia) son
cercanos a Maduro pero han sido críticos con los obstáculos electorales e
incluso han celebrado que haya un candidato unitario de oposición. ¿Cuál es la
relación de la oposición con ellos y por qué los consideran actores clave?
Nosotros
tenemos contacto fluido con los gobiernos de Brasil y Colombia, a través de sus
representantes diplomáticos aquí en Caracas y a través de nuestro representante
en las mesas de diálogo, Gerardo Blyde.
Mantenemos
un diálogo fluido y abierto con ambos gobiernos y no solo de ahora, sino desde
hace varios años.
¿Los
considera como actores clave para un gobierno futuro?
Por
supuesto, Brasil tiene un gran peso político en el hemisferio, mientras que
Colombia es un vecino importante y ha sido un aliado clave para Venezuela en
otras oportunidades.
Aspiramos
mantener con ambos una relación fluida como la tuvimos en el pasado.
¿Tiene
la oposición la infraestructura necesaria para fiscalizar los resultados del 28
de julio teniendo en cuenta que el chavismo tiene gran experiencia y maquinaria
electoral?
Tenemos
la capacidad y el entusiasmo para hacer cumplir los resultados de las
elecciones.
Tenemos
todos los grupos de trabajo aceitados y entrenados en el control del voto y eso
lo vamos a demostrar el día de las elecciones.
Ya
tenemos buena parte del padrón electoral empeñado en sus tareas de vigilancia
del voto, y eso es clave para asegurar los resultados que vamos a obtener.
En
enero de 2019 vimos como líder de la oposición a un diputado por entonces
desconocido como Juan Guaidó. ¿Teme terminar como él, una persona que fue
encumbrada y acabó casi olvidada por la propia oposición?
No me
gusta compararme con otros líderes opositores. Las comparaciones por lo general
resultan poco simpáticas.
¿No
teme terminar como él?
No. Yo
estoy empeñado en mi trabajo. Las encuestas de opinión me colocan muy por
delante y con una ventaja sustancial con respecto al candidato oficialista.
Ese
margen amplio de ventaja no nos hace desmayar, sino al contrario, nos impulsa.
Nos da
aliento para continuar por ese camino que nos está dando buenos resultados.
Guaidó
contó con el respaldo de Estados Unidos, que acaba de reinstaurar las sanciones
contra el sector de petróleo y gas de Venezuela. El chavismo acusa a la
oposición de estar detrás de las sanciones, que afectan a la economía del país.
¿Apoya usted las sanciones como castigo a un gobierno que Washington considera
autoritario?
Con
respecto a lo primero, nosotros contamos con el respaldo de los venezolanos,
que es lo que nos importa.
Nos importa
esencialmente el voto de los millones de venezolanos que estarán respaldando
nuestra candidatura el 28 de julio.
Y con
respecto a las sanciones, ¿las apoya?
El
tema de las sanciones se verá y se analizará luego de nuestra victoria el 28 de
julio.
Las
sanciones tienen una razón y están vinculadas a acciones del gobierno y
acciones individuales de algunos funcionarios del gobierno.
Las
sanciones no son contra el país, sino contra individuos dentro del gobierno.
Si se
encuentran irregularidades en el proceso electoral, ¿apoyaría usted más
sanciones?
No.
Nosotros estamos enfocados en ganar las elecciones. Ese es nuestro foco de
atención. En eso estamos dedicando el 100% de nuestro trabajo hasta el día 28
de julio.
¿Cuál
es la estrategia de su campaña electoral que acaba de comenzar?
El
plan es continuar trabajando en nuestra candidatura y llevar nuestro mensaje a
todos lados, a todos los sectores.
Este
martes tuvimos un encuentro con alrededor de 100 mujeres de distintos sectores
de Caracas.
Esta
semana tengo reuniones con las cámaras de comercio, continúo dando entrevistas
a los medios. Tengo reuniones con los comandos juveniles de los partidos de la
alianza y con alcaldes de la alianza.
En
fin, seguimos empeñados en este esfuerzo como desde el primer día.
¿Cuál
considera que es el mayor reto de esta campaña?
Nuestro
mayor reto es convencer a los que todavía dudan en la elección presidencial del
28 de julio que nos puede ayudar a recuperar la institucionalidad democrática y
transformar a Venezuela.
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