Daniel Lozano 09 de agosto de 2024
Con la
arremetida contra Twitter, WhatsApp y Signal, como ya ocurre en China, Irán o
Corea del Norte, el gobierno también busca aislar a los venezolanos
El
chavismo ha redoblado la represión contra la sociedad venezolana con
un gran objetivo: matar la esperanza, la misma que unió a millones
de ciudadanos que sueñan con el cambio y con el regreso de sus familiares
emigrados al extranjero. La escalada no cesa y suma a nuevos dirigentes
opositores de peso, como los antiguos diputados William Dávila y Américo
de Grazia, así como a Carlos Chancellor, padre de uno de los
jugadores de la selección Vinotinto de fútbol.
Con la arremetida contra Twitter, WhatsApp y Signal, como ya ocurre en China, Irán o Corea del Norte, el gobierno también busca aislar a los venezolanos, dificultar las comunicaciones del país que sigue en resistencia. Las detenciones y encarcelamientos son como una ruleta rusa, a cualquiera le puede tocar: basta con una denuncia de los "patriotas cooperantes" a través de la aplicación VenApp o con tener contenido antigubernamental en los teléfonos.
"Alto
al terror. Sigue la dictadura con su feroz represión secuestrando jóvenes,
testigos, activistas, políticos, mujeres y periodistas", denunció Andrés
Velásquez, dirigente de la cúpula de la oposición democrática, que también ha
sido perseguido por los agentes de Inteligencia de Nicolás Maduro.
Sin
las pocas garantías constitucionales que quedaban y con la aplicación de un
estado de sitio de facto, incluidos toques de queda tácitos en algunas
barriadas populares, la revolución pretende transformar su clamoroso derrota en
las urnas (67% a favor de Edmundo González Urrutia frente al
30% de Maduro) en la reelección del "presidente pueblo" al precio que
sea.
La
escalada es tan grave que Amnistía Internacional (AI) ha exigido a Karim
Khan, fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), que tome medidas
urgentes contra el régimen chavista por los crímenes en curso, que de momento
suman el asesinato de 24 personas, la mayoría jóvenes, y más de 2.000
detenciones. Más del 90% de estas capturas se realizan contra jóvenes de
los barrios populares y humildes, los primeros que se lanzaron a reclamar la
victoria electoral en las calles.
La
Corte Interamericana de Derechos Humanos también ha demandado a Caracas que
restablezca de forma urgente el orden democrático y el Estado de Derecho.
"Estamos
en presencia de todo un aparato de terrorismo de Estado que estaba dormido y lo
despertaron con la mayor fiereza. Ningún jefe de gobierno puede decir que tiene
1.200 presos y que quiere mil más, como si fueran naranjas. Es absolutamente
inaceptable, está poniendo por delante a las personas por encima de los
supuestos delitos que ha cometido. El fiscal, que no tiene absolutamente
ninguna independencia, le sigue el juego calificando los delitos antes que las
personas sean detenidas. Luego se les imputa colectivamente en juicios
sumarios, sin defensa escogida por ellos y por videoconferencia", denunció
a EL MUNDO Ligia Bolívar, defensora de derechos humanos y
presidenta de Alerta Venezuela.
Las
herramientas del chavismo son perversas, incluso usa el nombre de un viejo
villancico ("Tun tun, ¿quién es?"), repetido durante años en su
programa de televisión por Diosdado Cabello, número dos de la revolución, para
amenazar a dirigentes y activistas. La Operación Tun-Tun ya ha puesto tras las
rejas a un general de la Guardia Nacional Bolivariana; a dos fiscales que se
negaron a detener a chicos inocentes; a estudiantes de Policía que se negaron a
votar a Maduro; al motorista que llevó a María Corina Machado en
su vehículo y a su familia; a la joven dirigente María Oropeza, que transmitió
en directo por Instagram cómo los agentes chavistas tumbaban una verja de
hierro para llevársela sin orden de detención ni de allanamiento o a la
profesora y a la activista Edni López cuando pretendía salir
del país, entre muchos más.
Organizaciones
como el Foro Penal calculan que al menos un centenar de adolescentes se
encuentran entre los detenidos, a quienes rapan la cabeza y visten con
uniformes carcelarios. No se escapan ni siquiera jóvenes autistas,
como el chaval de 17 años que permanece recluido en una celda policial de Los
Teques, cerca de Caracas, pese a sufrir ansiedad y pánico.
"Además
del uso de la fuerza bruta y asimetría entre partes hay una muy fuerte carga
psicológica. Estamos ante una guerra psicológica, de
demolición y resistencia para desarmar a esa mayoría cívica. Desesperanzar es
la idea", subrayó a este periódico el historiador Armando Chaguaceda.
"Maduro
está tratando de imponer la tesis de que ya no hay nada que se pueda hacer, que
el fraude es un hecho consumado. Uno de los efectos esperados y
calculados es la esperanza, matar la esperanza. Maduro está proponiendo que
el verdadero cambio es él y que la esperanza debe ser reinventada en los
parámetros del reformismo dentro de la revolución", profundizó el
sociólogo Gianni Finco.
Pese a
semejante vendaval, la líder opositora María Corina Machado, que se encuentra a
resguardo, volvió a insistir en que "el nivel de resiliencia y templanza
en la sociedad venezolana es inmenso. Es comprensible que exista miedo, pero
así como superamos todos los obstáculos, también dominamos el miedo. ¡Nadie se
rinde!".
El
Gobierno de Estados Unidos ha anunciado que tomará "acciones
inimaginables" contra Maduro si los agentes chavistas detienen a
Machado o a Edmundo González.
Tomado
de: https://www.elmundo.es/internacional/2024/08/09/66b64ecfe4d4d8af1b8b456f.html
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