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lunes, 24 de febrero de 2014

Fausto Masó opina sobre la coyuntura política actual

21 de febrero de 2014

Entrevista a Fausto Maso.

Luego de esta semana de protestas, seguida de la entrega de Leopoldo López, y el comportamiento de los cuerpos de seguridad del Estado y la actuación de algunos grupos irregulares, ¿cuáles son los escenarios políticos planteados a corto plazo en Venezuela?
Esta primera pregunta se contesta con otra: ¿permanecerá fiel el ejército a Nicolás Maduro? Parece que sí. Por lo tanto, el régimen se mantendrá, aunque a largo plazo supongamos que los estudiantes se volverán a lanzar a la calle y entonces Maduro vivirá otra crisis… u otras crisis, con el peligro teórico de que los militares se cansen de reprimir. Por ahora eso no está ocurriendo y han asimilado el mensaje de pobres contra ricos.

La actual rebelión es nacional, pero no abarca a todas las clases sociales, por lo menos en la proporción real de la población. En las protestas predominan los jóvenes de la clase media a la hora de cerrar calles, por ejemplo. Buena parte de la oposición vive con la ilusión de que la fruta está madura. Y ésa fue la razón del éxito de Leopoldo y María Corina con su tesis de “la salida”, ilusión que si no se concreta provocará desilusión y le abrirá las puertas a Capriles Radonski.

Hay otra posibilidad que nunca se contempla: que los colectivos, los radicales chavistas, reemplacen a Maduro. En la oposición los sectores radicales impusieron la abstención y el paro petrolero. Y ahora capitalizaron en su beneficio el movimiento estudiantil y lo tornaron en una petición de cambio de régimen. Algo similar pudiera ocurrir en el chavismo, donde los famosos colectivos tienen más poder del que se cree y están aliados con figuras militares y políticas. La tesis de ellos de actuar violentamente contra la oposición pudiera imponerse.

Ante estos escenarios, ¿cuáles son los retos que se le plantean a la oposición y al gobierno?
Todo esto se une al gran tema: ¿quién cargará con la culpa de la crisis económica? Maduro atribuye la crisis a la guerra económica. Es decir: a los comerciantes, los empresarios, y la oposición. Frente a esta tesis no hay ninguna de la oposición, aparte de los raciocinios de los economistas, incomprensibles para el pueblo y no necesariamente acertados y dirigidos a hablar entre ellos. Eventualmente el país se cansará del cuento de guerra económica, pero no sabemos si el régimen inventará otros dakazos.

La MUD desapareció como escenario unitario: los partidos la respetan pero cada líder hace lo que quiere. La MUD recuperaría vigencia en caso de unas elecciones. El gobierno enfrenta el reto de saber si por fin Maduro será algo más que un heredero escogido a dedo, si llegará a controlar al chavismo, militares y civiles, o si algún sector chavista lo desplazará de Miraflores. Por ahora, no corre peligro.



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