Por Mario Villegas, 16/02/2014
Columna de Puño Y Letra
Y ocurrió lo que nos temíamos:
de nuevo el pueblo puso los muertos y heridos en esa vorágine violenta que otra
vez amenaza con desquiciarnos para sustituir con balas y peñonazos las razones
y los argumentos.
Ya lo comentaba en mi artículo
pasado, cuando me explayé al defender el derecho legítimo de la sociedad
venezolana a manifestar y protestar pacíficamente bien sea en favor de
reivindicaciones específicas, bien contra determinadas políticas o medidas gubernamentales,
o simplemente contra el modelo de gobierno imperante. Este derecho está garantizado
por nuestra Constitución y no hay autoridad que, salvo situaciones de
excepción, pueda conculcarlo sin incurrir en flagrante violación de la Carta
Magna. Alerté, entonces, contra quienes pudiesen aprovechar las legítimas
protestas populares para poner en ejecución sus propias agendas ocultas o
disfrazadas.
La multitudinaria y combativa
manifestación convocada en Caracas por el movimiento estudiantil democrático
con motivo del Día de la Juventud, terminó opacada por la acción violenta de
factores ultrarradicales del gobierno y de la oposición que se dieron la mano
en el empeño común de teñir de sangre y destrucción las calles y avenidas de
Venezuela.
Así que mientras numerosas
familias lloran a sus muertos, curan a sus heridos, buscan a sus desaparecidos
y visitan a sus presos, unos cuantos descocados irresponsables, atrincherados ante
un escritorio o el teclado de una computadora, ya sea en territorio venezolano
o desde la impune lejanía, deben estar frotándose las manos de contento porque
sus planes siniestros ganaron un nuevo capítulo en el camino de incendiar al
país.
Y cuando hablo de descocados
no hago distingos entre los violentos de cualquiera de los bandos. Frente a la
amenaza de despeñarnos hacia una guerra civil o hacia la masificación de la
violencia, no se puede ser ciego ni sordo selectivo. Si hemos de ser justos,
pongamos las cosas en su debido lugar.
Por supuesto que el primero
que tiene que rectificar es el gobierno, responsable principal de la seguridad
ciudadana y el orden público. Es inaceptable que se criminalice la protesta
pacífica y se restrinja el ejercicio de las libertades democráticas. A las
marchas y concentraciones opositoras se les pretende obligar a solicitar
inconstitucionales permisos, mientras al oficialismo se le permite manifestar
cuando, como y donde le dé la gana, incluso en áreas tipificadas como zonas de
seguridad, como el Palacio de Miraflores, por ejemplo. El gobierno persigue y detiene
a dirigentes estudiantiles y a manifestantes señalados de actos violentos, pero
tiene años haciéndose de la vista gorda para no desarmar a los grupos
irregulares que se cobijan bajo sus aleros y apresar, por ejemplo, al jefe de
un colectivo armado denunciado incluso por el finado presidente Hugo Chávez y señalado
de homicida por las propias autoridades.
El gobierno postula un diálogo
de la boca para afuera pero paralelamente despotrica y descalifica a sus
interlocutores. Si se trata de dialogar, el presidente Nicolás Maduro debe
vencer las presiones de sus camaradas ultrarradicales, honrar su condición de
Jefe de Estado e inaugurar una nueva etapa de interacción democrática y
respetuosa con los distintos sectores que componen la sociedad venezolana. Y, claro está, es impostergable que ponga
oído en tierra para conocer, evaluar con justicia y atender las demandas de los
estudiantes, de los trabajadores y los desempleados, de las amas de casa, de
los empresarios y comerciantes formales e informales, de los gremios
profesionales, de las comunidades científicas y académicas, de los artistas y
deportistas, y pare de contar.
Pero del lado opositor es
igualmente indispensable frenar y aislar a quienes cultivan las vías violentas como
presunta salida al actual gobierno. Resurgen las voces que insisten en convocar
a una fulana marcha sin retorno, que lo único que hace no retornable es la vida
de quienes riegan con su sangre las calles de la república mientras quienes los
instigan mantienen a salvo su propio pellejo. Golpe de estado, paro petrolero,
huelga indefinida, guarimbas, abstención electoral, carros incendiados, bombas
molotov contra oficinas públicas, embajadas dinamitadas, vidrieras rotas y
tantas otras acciones viscerales y de escasa racionalidad política no hicieron
sino atornillar a Chávez y al chavismo, mientras que los únicos logros y
victorias de la oposición se dieron a partir del momento en que ésta retomó el
camino democrático, constitucional, pacífico y electoral.
La receta de la violencia demostró
ser ineficaz y no es realmente una salida, pues siempre dejará heridas abiertas
y una natural e incontrolable sed de venganza.
BREVES
Desde Roma, donde se encontraba en una reunión de la Federación Sindical Mundial, Marcela Máspero denunció que “por órdenes del alto gobierno”, funcionarios del INCRET asaltaron el viernes la sede de la central sindical que preside, la Unión Nacional de Trabajadores (UNETE) y sus archivos, documentos de diversa naturaleza sindical, mobiliario, computadoras y demás pertenencias, fueron echados a un estacionamiento público, luego de diez años ocupando ese local. En Caracas, el dirigente Servando Carbone añadió que se trata de “un ataque al movimiento revolucionario y chavista por corrientes que dejan claramente establecido que no están en la construcción del Socialismo sino en sus intereses personales”.
ENTREVISTA
“La violencia siempre es el último recurso pero nunca es justificable”
-¿Está usted más cerca del gobierno que de la oposición?
-¿Desde cuándo la diputada María Corina Machado, de quien usted es suplente, no le deja incorporarse a la Asamblea Nacional?
-Desde octubre de 2011. A ella no le da la gana. Nunca fui parte de su proyecto parlamentario.
-¿Qué significado tiene la alianza política que ella ha sellado con Leopoldo López y el alcalde Antonio Ledezma?
-Una tragedia para el país y más una tragedia para la oposición. Es retroceder a los atajos que ya habíamos superado.
-¿Qué debe aportar el gobierno y qué la oposición para bajar los niveles de extremada polarización?
-El reconocimiento mutuo y ponerse en el lugar del otro.
-¿Es autentico o no el diálogo iniciado por el presidente Nicolás Maduro con gobernadores y alcaldes de la oposición?
-Sea o no auténtico, es útil y es un primer paso para la solución del problema del país. Cada espacio por pequeño que sea es una parcela para la solución de los problemas.
-¿Cómo evalúa el liderazgo del gobernador Henrique Capriles Radonski?
-Debilitado, venido a menos. La incoherencia de su accionar político le está pasando factura.
-¿Tres virtudes y tres defectos del presidente de la Asamblea Nacional?
-Virtudes: es un tipo consecuente, leal con lo que cree, disciplinado y muy familiar. Defectos: desconfiado, a veces sectario y demasiado radical.
-¿Qué hace falta para garantizar la pacificación social del país?
-Voluntad política y avanzar con seriedad en la lucha contra la impunidad y el rescate de las instituciones.
-¿Se avergüenza ahora de haberse encadenado en el CNE 2007?
-Para nada. Es, salvando las distancias, como decirle a Chávez si se avergüenza del 4de Febrero, porque esa era expresión de nuestras luchas cuando las instituciones nos dieron la espalda y nuestras demandas no fueron atendidas.
-¿Qué le dejó su militancia en Un Nuevo Tiempo?
-La formación en lo social, la conexión con las luchas sociales, y que la política en Venezuela debe avanzar en atención a los menos favorecidos.
-¿Alianza para el Cambio es de izquierda, de centro o de derecha?
-Somos un partido indudablemente de izquierda.
-¿Cómo describiría el momento que vive la Mesa de la Unidad Democrática?
-Trágico. Nosotros advertimos que eso iba a pasar. Es la crónica de una muerte anunciada. La hecatombe de la MUD van a ser las elecciones parlamentarias.
-¿Podría su partido entablar alianzas con partidos de oposición dado el barajo político que tiene lugar en el seno de la MUD?
-No lo descartamos. Nuestras grandes diferencias son con Voluntad Popular, Primero Justicia y María Corina Machado. Pero no podemos negar el liderazgo social y alternativo de Henri Falcón, Eduardo Fernández, Claudio Fermín, Alfonso Marquina, Enzo Escarano, Iván Colmenares, Edgar Zambrano, Marcos Figueroa, entre otros.
-¿Un consejo para el actual liderazgo estudiantil?
-No dejarse utilizar, vivir su propia impronta, ser amo de su propio destino.
-¿Cuándo se justifica la lucha violenta?
-La violencia siempre es el último recurso, pero nunca es justificable.
Epígrafe
Así ve a Diosdado Cabello
“Es un tipo consecuente, leal con lo que cree, disciplinado y muy familiar. Defectos: desconfiado, a veces sectario y demasiado radical”.
“Es un tipo consecuente, leal con lo que cree, disciplinado y muy familiar. Defectos: desconfiado, a veces sectario y demasiado radical”.
Twitter: @mario_villegas
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