Páginas

lunes, 10 de marzo de 2014

LA LÍNEA POLÍTICA

Entrevista realizada por el Diario El Tiempo de Bogotá

El Gobierno del presidente Nicolás Maduro lo acusa de golpista y sectores de la oposición lo tachan de blando. El gobernador del estado Miranda y excandidato presidencial, Henrique Capriles Radonski, camina por el filo de la polarización que divide a Venezuela. (Vea el especial: Todos somos Venezuela)
Las protestas contra Maduro han dejado en evidencia las fracturas en el seno de la Mesa de Unidad Democrática (MUD). Con su propuesta denominada 'La salida', la diputada independiente María Corina Machado y el dirigente de Voluntad Popular, Leopoldo López, hoy preso en la cárcel militar de Ramo Verde, llamaron a calentar la calle para provocar la caída de Maduro, en franco desafió a la estrategia de Capriles Radonski, quien planteaba el "camino largo" de erosionar la base de apoyo social chavista valiéndose de la crisis económica que golpea a las clases populares y medias.
En los últimos dos años, Capriles Radonski ha participado en cuatro campañas electorales, incluidas un par de presidenciales. Famoso por su afición a los maratones, en este 2014 sigue corriendo en medio del campo minado de la política venezolana.
Usted dice que rechaza el 'Maduro, vete ya'. Entonces, ¿para usted es 'Maduro, vete' cuándo?
El 'Maduro, vete ya' no quiere decir que no sea constitucional. Cualquier venezolano tiene el derecho de solicitar la renuncia de quien ocupa la Presidencia. A mi me han pedido la renuncia sectores oficiales. Eso no es ni un delito ni tiene por qué ser criminalizado.
Quién quiere más cambio que yo en Venezuela, que he sido un afectado directo. Fui candidato en una elección que denunciamos amañada (la elección presidencial del 14 de abril de 2013), que no fue transparente, presentamos pruebas, agotamos la institucionalidad interna y terminamos en una instancia internacional por la situación de los poderes, que son los que tienen a Maduro allí.
Maduro ocupa la Presidencia por el control de los poderes, porque aquí se hubiese hecho la auditoría y se cae esa elección. Nadie tiene por qué dudar de que Capriles no quiera que cambie el Gobierno. Soy el primer interesado en que cambie el Gobierno. Pero, cuál ha sido mi planteamiento, que esa frase 'Maduro, vete ya' no conecta (con las mayorías). Eso fortalece una polarización que no ayuda, está claro que simplemente con la polarización no vamos a imponer el cambio.
Ese mensaje no conecta con los venezolanos que viven en los sectores populares. La mayoría de los venezolanos vive en barrios populares y ese mensaje no suma descontento. Para lograr un cambio en el país tienes que aglutinar todo ese descontento, toda esa fuerza que rompe la polarización.

Cuando preguntas sobre la situación económica del país, te das cuenta de que 80 por ciento piensa que Venezuela va mal. Los problemas del país unen a los venezolanos. Entonces, dónde creo que debemos colocar el mensaje: en los problemas.

¿Por qué tiene que irse Maduro? 

Porque no hay alimentos, porque la inflación es la más alta del mundo, porque la inseguridad crece, porque no hay empleo, porque las empresas están cerrando, porque la corrupción sigue galopando y no pasa nada, porque el Gobierno dice que no hay dólares pero ellos montaron el control de cambios y saben que se robaron 25 mil millones de dólares.

Si eso no lo llenas de contenido, no vas a lograr el cuándo. El cuándo no lo sabes tú, no lo sé yo, lo que te puedo decir es que si tu construyes un movimiento social, y tienes cómo hacerlo porque el descontento está, eso te va a permitir cambiar la posición de fuerza. ¿Cuál fuerza? No las armas, la fuerza para que una crisis política tenga el apoyo para plantarse frente al Gobierno y decirle: o usted cambia o nosotros cambiamos al Gobierno.

¿Qué planteaba yo con las elecciones municipales? Quedar en esa posición de fuerza. Frente a un robo electoral (los comicios presidenciales del 14 de abril), vamos a un proceso que es más fácil para resguardar (el municipal), vamos a convertirlo en una elección que nos permita quedar en una posición de fuerza frente al Gobierno para activar cualquier salida constitucional.

Al no lograr eso, qué hace el estratega: vamos a reorganizarnos, a recontarnos, a reaglutinarnos, vamos a dedicarnos a sumar porque sabemos que esa crisis nos va a permitir sumar gente y pasamos a la ofensiva.

¿Cuál es la autocrítica que hago? Esa visión no se la explicamos en detalle a un sector del país que es la clase media, no orientamos, no tuvimos un discurso para la clase media. Vino ese discurso que decía ¡vamos a sacar al Gobierno ya, salgan a las calles! y hubo un sector que reaccionó.

Ahora, no creo que lo que hoy hay de protesta esté vinculado a eso. Ya eso quedó atrás. Incluso, los que plantearon 'La salida' (Machado y López) ya no hablan de eso.

Esto ha ido migrando a un movimiento en la calle, que hay que seguir orientando para que se conecte con la protesta social. El año pasado hubo 5 mil protestas en el país. Esa protesta social no es excluyente de la protesta de los estudiantes, tienes que hacer que se encuentren y ese es el reto que tenemos ahora.
Para salir de Maduro usted propone: a) incentivar la protesta para provocar su renuncia, b) convocar un referendo revocatorio cuando cumpla la mitad del mandato, o c) esperar a las elecciones de 2019.

Te respondería: Ninguna de las anteriores. No creo que es una u otra. Para salir de este Gobierno tienes que articular un movimiento social que te lleve a lograr cambios para conquistar poderes públicos imparciales.

Luego, sobre la base de esos poderes públicos imparciales y frente a una crisis política producto de una crisis económica que este Gobierno no quiere resolver, activar un referendo, una Asamblea Constituyente, una enmienda constitucional, una reforma constitucional o solicitar la renuncia.

Eso no se construye si la protesta social no la encuentras con la protesta política. Si no se encuentran y no las articulas, el que dice que quiere que Maduro se vaya ya puede terminar frustrado porque no logra su objetivo, y puede pasar de esa frustración a la apatía, a la antipolítica, y al final su aspiración que era cambiar el Gobierno se pierde en el tiempo.

Tenemos que hacer las cosas bien para poder tener el resultado que queremos. Si incurrimos otra vez en errores que resultaron muy costosos, lejos de buscar un cambio, podemos atornillar al Gobierno.

Usted denunció que el 14 de abril de 2013 fue víctima del ventajismo y la trampa. ¿La crisis venezolana puede tener una salida electoral?

La crisis venezolana siempre tendrá que pasar por una salida electoral porque la mayoría del país apoya la Constitución y quiere vivir en democracia. La democracia no son solo elecciones, pero el mecanismo por el cual el pueblo se expresa en democracia es un proceso electoral.

¿Qué tienes que lograr en esta situación de crisis? En el Consejo Nacional Electoral, por ejemplo, tres de los cinco rectores principales tienen sus periodos vencidos. Eso hay que renovarlo. Esa es la agenda y los planteamientos que tienes para avanzar y salir de la crisis.

Este es un Gobierno que se está consumiendo porque no toma ninguna acción para resolver la crisis. Trata de resolverla con represión, con cadenas y campañas comunicacionales, pero no resuelve nada.

El Gobierno, frente a un escenario como el que se vislumbra, va a tener que ceder. No puede haber posiciones intransigentes, no le pides al Gobierno que viole la Constitución sino que la acepte para renovar los poderes públicos y devolverle la institucionalidad al país.

Eso lo que va a permitir es que la salida pase necesariamente por un proceso electoral. Lo que se construye tiene que tener apoyo popular. No hay espacios para una salida que no cuente con el respaldo de los venezolanos.

Las protestas han dejado en evidencia las divisiones en la oposición. Por un lado están Machado y López, llamando a la gente a la calle, y por el otro está usted que en principio planteaba una línea moderada y electoral. Vistas las manifestaciones de estos días, pareciera que la tesis de Machado y López tiene mejor acogida que su propuesta.

Yo nunca he dicho que la protesta no es legítima. El pueblo lleva rato en la calle. El año pasado hubo 5 mil protestas. No es que yo esté en contra de la protesta o tenga una posición moderada. Lo que he dicho es que la protesta en un sector del país es legítima, pero si termina simplemente con una agenda que no le habla a la mayoría, no va a generar un cambio.

Pareciera que hay un interés individual o una ambición personal y no un interés colectivo. ¿Cuál ha sido mi tarea en este tema? Lograr que aquí no haya una frustración y que las dos partes del país se encuentren para que estén en una posición de centro.

Yo no estoy buscando que me den la razón ni estoy jugando al desgaste de una opción, como de repente había otros jugando a mi desgaste, buscar cómo yo saco a alguien del camino. Eso es un fraude histórico al momento que vive el país.

Yo no vivo en una burbuja, hay una realidad en el este de Caracas (de mayoría opositora) y otra en el oeste de Caracas (controlado por el chavismo). Entendamos que el país es mucho más grande de lo que algunos piensan. No se trata de que tú digas lo que algunos quieren escuchar, sino que mantengas coherencia.

Vamos a unirnos no sobre la Mesa de Unidad Democrática o el Gobierno, vamos a unirnos sobre la base de los problemas. Ese es el reto que yo tengo. No tiene ningún sentido caer en el debate de que si ellos dijeron, que si yo dije, porque eso quedo atrás.Quienes plantearon este tema ('La salida'), en un momento dado mandaron un mensaje, pero ya lo que hoy está en la calle no responde ni a unos ni a otros.

Hay un descontento en la calle que se está expresando, que si no lo reorientamos puede terminar en una frustración. Hay compañeros que creen que no, que la fuerza que tienen es suficiente para poder ganar. ¿Ganar qué en este momento? ¿Qué es lo que quieres ganar? Para poder ganar y poder mantener ese triunfo, tienes que incorporar al pueblo chavista para que esto sea sostenible en el tiempo. Me toca mantener la coherencia y seguir hablando con la verdad, no crear falsas expectativas.

Machado y López han señalado que Venezuela vive una dictadura. ¿Usted coincide con esa evaluación? ¿En una palabra, cómo definiría al Gobierno de Maduro?

El Gobierno hace cosas que son características de un sistema dictatorial. Nicolás dice: "me metes preso a fulano". Eso es dictadura. Pero hay otras cosas donde el Gobierno trata de guardar las formas. Esto no puedes definirlo con esos conceptos clásicos. Te diría más bien que esto es un modelo que cada día se distancia más del modelo democrático.

¿Cómo lo ve el venezolano? Si te vas a Altamira (zona del este de Caracas de clase media) te dicen que hay una dictadura. Pero si te vas al Guarataro (barrio pobre del oeste de la ciudad), te van a decir que no hay una dictadura.

No quiere decir que un sector esté en lo correcto y que el otro sector esté equivocado. Este es un modelo de concentración de poder que claramente no es una democracia, porque un partido que controla todos los poderes no es democracia.

Pero no creo que le puedas poner una etiqueta y decir que esto es una dictadura, porque me puedes decir que aquí estamos nosotros conversando, yo soy Gobernador, tú me estas entrevistando, sacan periódicos. Incluso, muchas de las actuaciones del Gobierno son claramente fascistas. Difícil definir esto porque hay de todo. Hay que explicarlo muy bien, no podemos perder credibilidad en la definición.

Sectores de la oposición le han acusado de blando y de no tener el coraje que exige esta crisis. Asimismo, aunque usted ha cuestionado las barricadas como forma de protesta, las mismas se mantienen en varias zonas de Caracas y el interior del país. ¿Siente que su liderazgo está cuestionado en este momento?

Siempre le he hablado al país desde la verdad. Algo que, para mi, es muy importante en política es tratar de ser coherente. Si 7 millones y medio de venezolanos creyeran en el planteamiento de que aquí hay que salir a matarse, que hay que hacer barricadas, ¿por qué no están en la calle? Qué quiere decir eso, que la mayoría del país no está en los extremos sino en el centro.

Aquí hemos sido coherentes y consistentes en nuestro planteamiento. Creo que para gobernar este país y lograr un cambio, eso pasa porque tengas más gente que la otra parte, pero no que sea una circunstancia, sino que tengas una base de apoyo sólida, consolidada, que te permita decir: Nicolás, o cambias o te vas.

Sin hacer señalamientos directos, yo he escuchado que dicen 'somos mayoría' (eslogan diseñado por Machado). ¿Cuándo hemos sido mayoría y cuál es la interpretación de esa mayoría? Mayoría fuiste el 14 de abril. En otros procesos, no fuiste mayoría. Lograste con tu mensaje que quienes apoyaban al Gobierno no votaran y eso te permitió ganar procesos electorales como el de la reforma en 2007 y las elecciones parlamentarias en 2010.

Para tu poder lograr lo que quieres, tienes que tener la mayoría. Una mayoría cohesionada, articulada. ¿Qué creo yo que hay que hacer? Seguir construyendo eso. Hay gente que dice, "pero nos vamos a pasar toda la vida"… ¿y quién dijo que nos vamos a pasar toda la vida? ¿Cuánto tiempo tenemos haciendo política de verdad, la política de salir a conquistar a las mayorías de este país? ¿Cuánto tiempo pasamos haciendo política en los medios de comunicación? ¿Cuánto tiempo le hemos dedicado a meternos en las barriadas populares con el fin de organizar a la gente para un proyecto mejor?

Es muy fácil decir que esto no se logró por falta de coraje de Capriles. Yo ya estuve preso, no creo que tenga que demostrarle aquí a nadie mi valentía. Si valentía es que Capriles se vaya a hacer una barricada en la autopista, entonces, no soy lo que tú quieres que sea. Para mi valiente es el que convence a otro con sus ideas y lo suma a su causa de lucha, promoviendo la protesta pacifica y de forma creativa para que haya un cambio en el país.

Está claro que ahora usted está en un escenario que no provocó ni apoyó. De hecho, usted admitió que la situación actual fortalecía al Gobierno porque le permitía cohesionar a sus bases y desviar la atención de la crisis económica. ¿Cree que la oposición ha retrocedido?
Creo que todavía estamos a tiempo de que toda esa energía que está en la calle pueda encontrarse con la protesta social. El reto que tenemos es que esto no genere una frustración y un retroceso. Ese ha sido nuestro trabajo, no orientado a desmovilizar, pues hace falta que la gente se exprese porque el país va mal.

Me contenta ver que sectores que hicieron un planteamiento inicial ya corrieron para este lado porque se dieron cuenta de que por allí no era la cosa, por allí llevaban a la gente a una frustración muy pronto.

El peor error que se puede cometer es atornillar a un Gobierno débil. Si hay un Gobierno débil, hagamos que ese Gobierno débil termine de consumirse para que el país pueda tener un Gobierno que apunte al progreso de los venezolanos. Este es un Gobierno en extinción.

¿Por qué no ha visitado a López en la cárcel?

Ayer (martes, 4 de marzo) estuve con Lilian Tintori (esposa de López), la fui a visitar a su casa. En estos momentos no están permitidas las visitas salvo a familiares y abogados. En el momento que me den la autorización, voy. Allí no hay nada extraño.

Cuando todo esto comenzó, parecía que usted intentaba ubicarse en un punto medio, criticando los excesos de las protestas y la represión del Gobierno. Con el transcurrir del tiempo, su discurso se ha radicalizado y hasta ha hablado de un Gobierno "moribundo". ¿La situación lo ha entrampado y ha tenido que ceder ante las presiones internas que le reclamaban posiciones más contundentes?

No es ceder a posiciones. No soy intransigente, tiene que haber siempre el sentido de la autocrítica. Hay un sector del país al que no le transmitimos un mensaje, a la clase media.

Esa clase media forma parte del país y se siente golpeada y desesperanzada. La clase media está migrando a otros países para trabajar en cualquier cosa, sin duda alguna allí hay un problema y debe haber un mensaje. Se trata de poder leer todo.

Ahora, así como nos damos cuenta de eso también hacemos la reflexión de que la clase media no es el país por sí sola, sino que la mayoría vive en los barrios populares. Estos grupos no son excluyentes, pero tenemos que entender que si nosotros no privilegiamos los problemas que viven la mayoría de los venezolanos –y que también sufre la clase media-, este deseo de cambio no va a tener el peso para lograrlo.

¿Cuántos pobres votaron por Capriles el 14 de abril? Más de 5 millones. ¿Cuántos chavistas? 700 mil. No fue que no salieron a votar, salieron a votar por mí. Lo que quiero decir es que yo siento que es un proceso dinámico sobre el cual hay que ir organizando y articulando. Así es la política.

Las protestas contra Maduro ya cumplen un mes. ¿Para dónde va esto?

La protesta puede cambiar su dinámica, pero mientras haya tantas razones para protestar, vas a tener gente protestando. A esas personas no las mueve nadie, se mueven solas.

¿Cuándo terminará eso? El Gobierno tiene una oportunidad si llama al diálogo. Nosotros siempre estamos dispuestos a dialogar. Nadie se puede negar a dialogar, pero el diálogo no puede ser vacío, tiene que tener contenido, hechos, resultados.

El Gobierno puede oír la protesta, atenderla, pero eso pasa necesariamente porque el Gobierno dé demostraciones para que el diálogo agarre fuerza, que no sea un show de televisión.

¿Cuánto va a durar esto? Dependerá mucho de lo que haga el Gobierno, que tiene que soltar a los presos políticos y desarmar a los paramilitares chavistas. Nada de eso dice 'Maduro, vete ya', está en el Gobierno que ese diálogo sea fructífero. Sin duda eso va a ayudar al proceso de bajar la protesta en el país porque la gente va a sentir que su demanda legítima es escuchada y atendida.

¿Qué opina de la actitud del presidente colombiano Juan Manuel Santos ante la crisis venezolana?

Siento que todos los gobiernos de América Latina han sido tímidos, como si estuvieran durmiendo una siesta, frente a la situación de nuestro país. Gracias a Dios, las relaciones internacionales no se circunscriben única y exclusivamente a los gobiernos. Los gobiernos de América Latina, por lo visto, privilegian su interés económico sobre los principios democráticos.

Cuando uno ve al vecino, al hermano, indiferente por supuesto que te duele más, pero yo no haría un señalamiento solo al Gobierno del presidente Santos, sino a los gobiernos de América Latina. Igual fue con la auditoría de las elecciones del 14 de abril. Unasur (Unión de Naciones Sudamericanas) aprobó la auditoría y después se lavaron las manos. Humala (Ollanta, presidente de Perú) y todos los que estaban allí, aplaudieron la realización de la auditoría pero aquí no vinieron comisiones ni nada.

Un gobierno se protege con otro, hay una alianza, yo hubiese esperado más, no solo del Gobierno del presidente Santos sino de la política colombiana, que no está alineada con las cosas que ocurren en nuestro país. Hasta la izquierda colombiana tiene profundas diferencias con el Gobierno venezolano. Pero cuando el hermano tuyo, que es Colombia, está indiferente… hay un nuevo liderazgo en América Latina, que en plano ideológico se ubica desde el centro hacia la izquierda, que ojalá podamos coincidir para levantar las banderas de los principios democráticos por encima de los intereses comerciales.

Queremos la paz de Colombia, pero le hemos dicho al Gobierno del presidente Santos que para que la paz en Colombia sea la que quieren los colombianos, eso será mucho más fácil lograrlo si el Gobierno de Venezuela es democrático y no es cómplice ni le abre las puertas a los grupos irregulares.

¿Piensa que los intereses económicos y la negociación con la guerrilla impiden que Santos asuma una posición más crítica con respecto a Maduro?

Si están violando los Derechos Humanos de tu vecino, ¿te vas a hacer el loco? ¿Vas a ser indiferente? ¿Cuáles son, entonces, los principios? ¿El pragmatismo se lleva todo por delante? ¿Las importaciones son más importantes que los Derechos Humanos, que los principios democráticos?

Seré un principista soñador, pero ante una realidad como la que está ocurriendo, yo daría un paso al frente para levantar la bandera de la democracia y los Derechos Humanos, y no dejarme chantajear como pretendió Nicolás chantajear al presidente Santos cuando yo fui a reunirme con él. ¿Nicolás condiciona con quién se reúne el presidente Santos y bajan la cabeza?

Yo escuché a la canciller Maria Ángela Holguín negando la posibilidad de una nueva reunión entre Santos y yo. No se le estaba pidiendo ni mucho menos, pero ¿quieres quedar bien con el Gobierno de Venezuela?

Cuidado, escuchen también lo que piensa el pueblo colombiano. No subestimen al pueblo colombiano. Colombia ve lo que está pasando aquí. Por un determinado interés comercial, particular, no terminan solamente dándole la espalda al pueblo venezolano, sino a su propio pueblo, que quiere de su Gobierno un sentido de solidaridad y de posición firme frente a las violaciones de los Derechos Humanos en nuestro país.

PEDRO PABLO PEÑALOZA
Entrevista publicada por el periódico    
EL TIEMPO


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico