Omar Barboza Gutiérrez 9 MARZO, 2014
Sólo hace algunos años no era posible
pensar que Venezuela en medio de la más extensa bonanza petrolera que ha tenido
en su historia, con el barril de petróleo a 100 dólares, llegaría a los niveles
de escasez de alimentos, medicinas y tantos bienes necesarios, que hoy se puede
palpar en los supermercados, bodegas, farmacias, o en las ventas de repuestos
en todo el territorio nacional.
Causa indignación y tristeza ver a las
madres de familia haciendo colas para tratar de comprar los alimentos básicos,
y estar muy pendientes del dato de que llegó harina pan, aceite, leche o papel
sanitario, para hacer una nueva cola antes de que se termine, lo cual ocurre en
muy poco tiempo en vista del racionamiento al que están sometidos esos y otros
productos. En general han tenido que olvidarse de las marcas preferidas por
cada quien, porque el desabastecimiento las obliga a conformarse con lo que se
consiga.
En muchas ocasiones la situación se
agrava por el hecho de que después de hacer las colas, el dinero no les alcanza
como consecuencia de que la creciente devaluación de nuestra moneda ha
destruido el valor adquisitivo de los bolívares que se reciben como ingreso por
el trabajo o la actividad que desempeñan los ciudadanos venezolanosen esta
etapa de la vida nacional.
Nadie se explica, cómo el fracaso del
modelo que nos gobierna, a pesar de la inmensa fortuna en ingresos que ha
recibido, ha podido llegar al extremo de multiplicar por 4 veces la deuda
externa e interna, y además llevarnos en la realidad económica a una devaluación
del bolívar en términos tales que nadie sabe en verdad cuánto vale nuestra
moneda en estos días. Las consecuencias las paga el que vive de su trabajo, y
no los que manipulan nuestro signo monetario para enriquecerse desde el poder y
empobrecer al pueblo venezolano.
El gobierno acusa a los grandes y
pequeños empresarios de ser los
responsables de la guerra económica, y resulta que en la Venezuela de estos
tiempos esa guerra la dirigen desde Miraflores y desde el Banco Central de
Venezuela (BCV), quienes decidieron sustituir la producción nacional de bienes
y servicios por importaciones, y por la emisión de dinero inorgánico, o sea,
billetes sin respaldo, con los cuales se les paga su trabajo a los venezolanos.
La complicidad del gobierno y del BCV
le ha permitido a PDVSA constituirse en la principal especuladora financiera
del país, con sus terribles consecuencias para los sectores populares. El BCV
violando la ConstituciónNacional en su Artículo 320 que le prohíbe financiar
los déficits de las empresas públicas, llevó al extremo esa conducta
inconstitucional que para el cierre del año 2013 lo financiado a PDVSA llegó
a 408 millardos de bolívares, es decir,
la tercera parte del dinero en circulación en Venezuela. Esta operación
consiste en que PDVSA le entrega al BCV pagarés y éste emite billetes por esa
cantidad que al recibirlo la industria petrolera los pone a circular sin tener
ningún respaldo real, y en consecuencia afectan gravemente la capacidad
adquisitiva de la moneda, a través de la cual reciben su pago todos los
ciudadanos de nuestro país..
Luego viene la especulación
financiera, esos 408 millardos de bolívares a la tasa oficial del cierre del
2013 de 6,30 bolívares, significa para PDVSA una deuda con el BCV de 64,8
millardos de dólares, pero como ahora el Presidente de PDVSA es además
Vicepresidente de Economía propone el SICAD II, o sea, la permuta que antes era
perseguida durante este mismo gobierno, y se le permitirá a PDVSA colocar sus
dólares allí para obtener bolívares, lo cual significa que si el dólar solo
llega a 25 bolívares en la permuta, la obligación de PDVSA con el BCV se pagará
con solo el 25% de los dólares que hoy necesitaría para la cancelación de su
deuda. En esa aparente genialidad financiera, que es especulación pura, además
de abuso de poder, quien en verdad paga ese costo sin ningún descuento es el
pueblo venezolano, que hoy está mucho más pobre, porque su trabajo que es el
mismo o mayor con tanta escasez, hoy vale mucho menos que cuando comenzó este
desastre.
No ha sido posible hacerle entender a
este gobierno algo tan simple, que es con producción nacional de bienes y
servicioscomo se resuelve el problema de la escasez, se economizan los dólares
que hoy se utilizan para los negocios de las importaciones y para regalos a otros
países, y lo más importante, el pueblo venezolano recibirá el pago de su
trabajo con una moneda que le permita adquirir los alimentos y bienes
esenciales para satisfacer sus necesidades básicas, y además conseguir lo que
quiere comprar.
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