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jueves, 13 de marzo de 2014

Las colas y el no hay

Omar Barboza Gutiérrez 9 MARZO, 2014

Sólo hace algunos años no era posible pensar que Venezuela en medio de la más extensa bonanza petrolera que ha tenido en su historia, con el barril de petróleo a 100 dólares, llegaría a los niveles de escasez de alimentos, medicinas y tantos bienes necesarios, que hoy se puede palpar en los supermercados, bodegas, farmacias, o en las ventas de repuestos en todo el territorio nacional.

Causa indignación y tristeza ver a las madres de familia haciendo colas para tratar de comprar los alimentos básicos, y estar muy pendientes del dato de que llegó harina pan, aceite, leche o papel sanitario, para hacer una nueva cola antes de que se termine, lo cual ocurre en muy poco tiempo en vista del racionamiento al que están sometidos esos y otros productos. En general han tenido que olvidarse de las marcas preferidas por cada quien, porque el desabastecimiento las obliga a conformarse con lo que se consiga.

En muchas ocasiones la situación se agrava por el hecho de que después de hacer las colas, el dinero no les alcanza como consecuencia de que la creciente devaluación de nuestra moneda ha destruido el valor adquisitivo de los bolívares que se reciben como ingreso por el trabajo o la actividad que desempeñan los ciudadanos venezolanosen esta etapa de la vida nacional.

Nadie se explica, cómo el fracaso del modelo que nos gobierna, a pesar de la inmensa fortuna en ingresos que ha recibido, ha podido llegar al extremo de multiplicar por 4 veces la deuda externa e interna, y además llevarnos en la realidad económica a una devaluación del bolívar en términos tales que nadie sabe en verdad cuánto vale nuestra moneda en estos días. Las consecuencias las paga el que vive de su trabajo, y no los que manipulan nuestro signo monetario para enriquecerse desde el poder y empobrecer al pueblo venezolano.

El gobierno acusa a los grandes y pequeños empresarios  de ser los responsables de la guerra económica, y resulta que en la Venezuela de estos tiempos esa guerra la dirigen desde Miraflores y desde el Banco Central de Venezuela (BCV), quienes decidieron sustituir la producción nacional de bienes y servicios por importaciones, y por la emisión de dinero inorgánico, o sea, billetes sin respaldo, con los cuales se les paga su trabajo a los venezolanos.

La complicidad del gobierno y del BCV le ha permitido a PDVSA constituirse en la principal especuladora financiera del país, con sus terribles consecuencias para los sectores populares. El BCV violando la ConstituciónNacional en su Artículo 320 que le prohíbe financiar los déficits de las empresas públicas, llevó al extremo esa conducta inconstitucional que para el cierre del año 2013 lo financiado a PDVSA llegó a  408 millardos de bolívares, es decir, la tercera parte del dinero en circulación en Venezuela. Esta operación consiste en que PDVSA le entrega al BCV pagarés y éste emite billetes por esa cantidad que al recibirlo la industria petrolera los pone a circular sin tener ningún respaldo real, y en consecuencia afectan gravemente la capacidad adquisitiva de la moneda, a través de la cual reciben su pago todos los ciudadanos de nuestro país..

Luego viene la especulación financiera, esos 408 millardos de bolívares a la tasa oficial del cierre del 2013 de 6,30 bolívares, significa para PDVSA una deuda con el BCV de 64,8 millardos de dólares, pero como ahora el Presidente de PDVSA es además Vicepresidente de Economía propone el SICAD II, o sea, la permuta que antes era perseguida durante este mismo gobierno, y se le permitirá a PDVSA colocar sus dólares allí para obtener bolívares, lo cual significa que si el dólar solo llega a 25 bolívares en la permuta, la obligación de PDVSA con el BCV se pagará con solo el 25% de los dólares que hoy necesitaría para la cancelación de su deuda. En esa aparente genialidad financiera, que es especulación pura, además de abuso de poder, quien en verdad paga ese costo sin ningún descuento es el pueblo venezolano, que hoy está mucho más pobre, porque su trabajo que es el mismo o mayor con tanta escasez, hoy vale mucho menos que cuando comenzó este desastre.

No ha sido posible hacerle entender a este gobierno algo tan simple, que es con producción nacional de bienes y servicioscomo se resuelve el problema de la escasez, se economizan los dólares que hoy se utilizan para los negocios de las importaciones y para regalos a otros países, y lo más importante, el pueblo venezolano recibirá el pago de su trabajo con una moneda que le permita adquirir los alimentos y bienes esenciales para satisfacer sus necesidades básicas, y además conseguir lo que quiere comprar.


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