“El sector privado sigue siendo el primero en generar empleo” |
Macky Arenas 10 de julio de 2014
Entrevista a Pablo Castro Coordinador
de Fadess
La inflación y la escasez han acabado
con las condiciones de vida de los venezolanos. Las empresas que fueron
estatizadas tienen a los trabajadores sin contratación colectiva y han
disminuido su producción. Tiene que haber una rectificación de la línea
económica y política del Gobierno, opina el dirigente sindical.
Dirigente laboral a lo largo de todo
lo que lleva de vida activa en política. En la antigua CTV se desempeñó como
Secretario Nacional de Contratación y Conflictos. Hoy coordina el Frente
Autónomo en Defensa del Empleo, el Salario y el Sindicato (Fadess) un
experimento que se ha propuesto unificar y rescatar el liderazgo del
mundo laboral logrando importantes avances, a pesar de los embates del Gobierno
y su constante empeño en edificar estructuras paralelas que desdibujen la
tradición del movimiento sindical venezolano. Su prédica de los últimos meses
se resume de esta manera: “Durante más de 15 años el movimiento sindical ha
sido ignorado. Este es un Gobierno que no entiende de diálogo; que no entiende
que tiene que consultar a los distintos sectores. Porque ésta ha sido la tónica
de esta gente, y sin escuchar a nadie ha implementado una política que ha
terminado por destruir el aparato productivo. Es por esto que nosotros
reclamamos que si de verdad se quiere salir de la crisis, que si de verdad se
quiere la paz, tiene que haber rectificación de la política del Gobierno hacia
los distintos sectores, en nuestro caso, para con el movimiento sindical;
queremos que se nos respete, que oigan el planteamiento de los trabajadores”.
Entretanto, estas son sus reflexiones para los lectores de ABC de la Semana.
— El movimiento sindical no
escapa a la precariedad en que vive el resto de la sociedad. ¿Cómo ven desde
Fadess la situación laboral del país?
— No es de extrañar que sea muy
negativa cuando un Gobierno que ha tenido los recursos que provee la renta
petrolera no los ha dirigido a atender las necesidades de la gente ni a
construir un aparato productivo nacional capaz de generar empleo, de
multiplicar la riqueza y de permitir impulsar una actividad industrial y
económica que le ofrezca a la gente posibilidades de vivir mejor.
— ¿Cuáles son los resultados del
populismo?
— El Gobierno, con su populismo
y su demagogia, lo que hizo fue dirigir esos recursos a su proselitismo
político. Giordani es tan responsable de la crisis como todos ellos pues el
submarino que vendió se hundió hace tiempo y lo que ha emergido es miseria,
desempleo, inseguridad social, lo que se acompaña de la caída completa del
aparato productivo nacional. Hoy, cuando se recomienda revertir las medidas
económicas con una rectificación, la preocupación del movimiento sindical y, en
este caso de Fadess, es que esa medidas van a impactar más duramente en los
trabajadores, la escasez, la falta de empleo y la altísima inflación.
— ¿Cuál es la realidad de las
cifras de empleo y desempleo en este país?
— Aún guiándonos por el INE, las
cuales no son confiables, no por incapacidad técnica sino por su sesgo
político, son alarmantes. Antes, esas cifras las aportaba el BCV, el Consejo
Nacional de Economía las cuales se cruzaban con las del Instituto Nacional de
Estadísticas y de allí salían resultado confiables. Hoy en día no es así, pero
vamos a partir del INE: cuando hablan de un 7.5% de desempleo, hablan también
una economía informal del 41%. Con una población económicamente activa de
13.500.000 venezolanos que deberían tener empleo, nos encontramos con que el
50% está sin empleo. Mucho venezolano se tiene que contentar con “matar
tigres”, como se llama popularmente a las tareas por cuenta propia donde a
algunos les va bien pero no a la mayoría. A ello se agrega el impacto del costo
de la vida y la carencia absoluta de seguridad social.
— ¿Quién genera empleo en este
país?
— Sigue siendo el sector privado
el primero que lo hace, a pesar de la situación por la que atraviesa y de todos
los ataques por parte del Gobierno en su afán de destruir el aparato productivo
nacional. Eso, aún cuando el Gobierno ha ingresado a las nóminas más de un
millón y medio de nuevos trabajadores, pero en condiciones precarias, la
mayoría no tiene titularidad de los cargos, no disfrutan de convenciones
colectivas; son trabajadores contratados por tiempo determinado, algunos de
ellos ganando salarios por debajo del mínimo. Ese mundo del trabajo que espera
respuestas, no ve reducir la economía informal, no ve la posibilidad de acceder
a un trabajo formal y a mejores condiciones de seguridad social que lo
protejan.
— ¿Y el impacto de la
devaluación de la moneda?
— El Gobierno la pulverizó y con
ella el ingreso y los ahorros. ¿Cómo puede un trabajador ahorrar? Los que
tienen contratación colectiva gozan de una cajita de ahorros y sus prestaciones
sociales. Por cierto que el Gobierno hizo gran alharaca con el tema del
“despojo” cuando, con la reforma de la Ley Orgánica del Trabajo, se modificó el
sistema de cálculo de las prestaciones sociales, pero en la nueva ley ni
siquiera se modificó sino que abrieron espacio a los dos sistemas como
mecanismo de corrección, a fin de que se aplique el que sea más favorable al
término de la relación laboral. Tanto el fallecido presidente como sus
seguidores lo que mantienen es un discurso demagógico ante los trabajadores. En
todo caso, la inflación y la escasez han acabado con las condiciones de vida de
los venezolanos.
Contratación colectiva
— Los trabajadores son sostén
familia ¿qué está pasando con la familia venezolana? ¿Cómo está afectando la
incertidumbre la disposición de lucha del trabajador?
— A pesar de la cacareada
campaña del Gobierno con las llamadas “aldeas universitarias” que estarían
incorporando jóvenes al sistema educativo y de la expectativa que generaron las
misiones que llegaron con cierto beneficio a una parte de la población, hoy nos
encontramos con una deserción en el sistema educativo muy grave. Muchachos que
han abandonado el sistema para irse a la economía informal, dado que sienten
como los ingresos no alcanzan para cubrir sus necesidades básicas y deben
ponerse a trabajar en lo que sea.
— ¿Qué será de la vida del INCE?
— La capacidad para formar jóvenes
para el trabajo, lo que hacía el INCE, también ha disminuido para aquellos
jóvenes que no pueden ingresar al sistema educativo formal, por la sencilla
razón de que se ha convertido en un aparato político y ha dejado de lado su
objetivo y razón fundamental. Hoy lo que existe es un INCE socialista, ajeno
totalmente al organismo que creó el Maestro Prieto que tantos jóvenes formó y
adiestró para ganarse la vida de una manera digna, en su propio medio ambiente.
Había INCE agrícola, lo había en los barrios, en distintas áreas donde se
formaban magníficamente.
— ¿Qué retos plantea eso al
movimiento sindical?
— Uno muy comprometido, que
incluye al sector empresarial, el cual se ha hecho el loco con esto
pues se está conformando con utilizar los recursos para la formación de su
propio personal; pero el INCE, que fue su principal aliado, hoy pareciera que
no le interesa. Ya han entrado en otras prioridades como la paz económica, las
mesas de diálogo empresarios-gobierno y demás. Cuando nosotros planteamos que
se debe volver al esquema tripartito y rescatar al INCE para ponerlo al
servicio de los trabajadores, eso no reviste importancia para ellos.
— ¿Cómo ha afectado esto a la
organización sindical?
— El movimiento sindical está
atomizado. Estamos, a través de Fadess, haciendo grandes esfuerzos por
reagruparlo. Por eso surge Fadess, que no es una central sindical sino un
frente autónomo que parte de la realidad de la dispersión del movimiento
sindical. Dentro de la CTV hay un sector que lamentablemente quedó
anclado en el pasado, que no ha comprendido lo que está ocurriendo en el
mundo del trabajo, de la economía y de la política. Hay que entender lo que
pasa pues el movimiento sindical no puede discurrir ajeno a la política puesto
que es un actor político. De hecho, algunos militamos en partidos políticos con
una visión de impulsar en esas organizaciones una visión diferente al tutelaje
tradicional que han ejercido sobre el movimiento sindical.
— ¿Y cuáles son los resultados
de esos esfuerzos?
— Conjuntamente con otras
centrales, movimientos y corrientes sindicales, hemos ido logrando incorporar a
los que existen, disminuidos, a un gran frente de unidad de acción sindical,
sin excluir a nadie por muy diferente que sea su manera de ver las cosas. Me
refiero a gente afecta al Gobierno, que sigue pensando y soñando con la utopía
de la construcción del socialismo, ese que tanto Chávez vendió que llaman del
siglo XXI, pero que como trabajadores sufren los estragos de esta situación al
igual que nosotros.
— ¿Ellos se percatan de eso?
— Ven lo que ocurre. Tan solo en
los centrales azucareros que asumió el Gobierno más de 6.000 trabajadores han
perdido sus empleos. Eso está allí, es un dato de la realidad. Las empresas que
fueron estatizadas, como las de cementos, tienen a los trabajadores sin
contratación colectiva, aparte de la disminución en la producción que ha
afectado el desarrollo de la construcción lo cual, a su vez, también resta
empleos de manera dramática. Así que se ha abierto espacio para el ensamblaje
de lo que hemos llamado una agenda social-laboral común para que todas las
centrales y federaciones conformemos un frente que nos permita impulsar una
política de propuestas hacia los trabajadores, pero que también nos ayude a
defender lo que le corresponde al trabajador como es el derecho al empleo, la
libertad sindical y las más elementales reivindicaciones.
— Sería bueno ahondar un poco
más en las reacciones y expectativas de los trabajadores inclinados a respaldar
al Gobierno o que pertenecen al partido oficialista. ¿Cómo se plantean la
lucha?
— Están conscientes de que hay
que ponerse de acuerdo y por ello nos hemos trazado una ruta que podemos
transitar juntos. Apartamos las cosas que nos separan y definimos la línea a
seguir, el punto de coincidencia. Hay varias precisiones: 1. La necesidad de
conformar una plataforma sindical que defienda nuestra autonomía, que no
estemos sujetos a ningún partido, presión de empleadores o cualquier otra. Es
decir, está claro que hay que defender el ejercicio de la libertad sindical; 2.
La defensa del salario; y 3. La contratación colectiva.
— ¿Cuántos contratos colectivos
esperan por ser firmados?
— Más de 300 están sin discutir
siquiera. En el sector público hace 8 años que no se discuten convenios y el
Gobierno, de manera repentina, convoca a una convención para discutir el
contrato-marco. Allí está, estancado en condiciones que el Gobierno quiere
imponer.
Rectificación
— ¿Y por qué llamó a esa
discusión?
— Porque venía la Conferencia de
la OIT y nosotros habíamos adelantado denuncias en Enero ante la misión de alto
nivel que vino a Caracas, entre las cuales figuraba la violación, por parte del
Gobierno, de convenios desde el 98 suscritos por la República que no se
cumplían. Es por ello que se precipitaron a convocar discusiones para la
normativa oral del contrato-marco, suspendidas desde hacía 8 años, para
favorecer a los trabajadores del sector público que son un factor muy
importante.
— ¿En qué condiciones se
discutirán?
— Ya el Gobierno dijo que quería
un contrato “humanista”, que no se redujera a lo económico… y nosotros nos
preguntamos ¿quién le va a reponer a los trabajadores el poder
adquisitivo perdido a lo largo de 8 años de inflación sin contrato colectivo?
— Así como el Gobierno, de tanto
en tanto, convoca a sectores privados ¿ha pasado lo mismo con los trabajadores?
¿Desde cuándo ustedes no se sientan con el Gobierno?
— La misión de alto nivel de la OIT,
que vino en Enero a Venezuela, levantó un informe sobre las violaciones de los
convenios, el 87, el 98, el 111 que condena la discriminación por causas
políticas, credo y otras razones. Finaliza exhortando al Gobierno a impulsar el
diálogo tripartito con mecanismos de solución de los problemas. La OIT es un
organismo tripartito. El Gobierno no le ha hecho caso alguno y camuflajean el
diálogo tripartito detrás de la central oficialista que nada tiene de autónoma
sino que está adosada al Gobierno, que la inventó y la integró. Ella no surgió
de la voluntad de los trabajadores, sino del seno mismo del Gobierno. Esa
central no representa a los trabajadores. Lo nuestro es la amplitud, las
distintas expresiones del movimiento sindical, que no ha sido tomado en cuenta
para esos diálogos. En la reciente conferencia de la OIT nuevamente se planteó
eso y vendrá de nuevo otra misión para sentarnos a discutir los temas. Quieren
oír al movimiento sindical desde otra perspectiva que no se la sumisa al
Gobierno.
— ¿Cómo piensa que evolucionará
la situación política en este país?
— Si de verdad quieren salida
pacífica, primero tienen que tranquilizar las aguas. Aquí no puede haber presos
políticos, no deben continuar criminalizando la protesta ni la disidencia. Aquí
tienen que dar respuesta a las demandas de la sociedad venezolana. Aquí tiene
que haber una rectificación de la línea económica y política del Gobierno a fin
de reconstruir la confianza en el país y el tejido social. La vía del
diálogo está allí. Si se desprecia y no se diseña una política de Estado, no
para dar respuesta a lo coyuntural, sino para abrir juego, es impredecible lo
que se presentará.
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