Omar Barboza Gutiérrez noviembre de 2014
Venezuela ha perdido una gran
oportunidad histórica al no utilizar en beneficio del interés nacional, la
inmensa fortuna que le ingresó con la bonanza de los altos precios petroleros.
Es importante tener en cuenta que a nuestro país, sólo por concepto de las
exportaciones petroleras, le ingresaron entre 1998 y 2013 la cantidad de
760.813 millones de dólares.
El llamado socialismo del Siglo XXI
administró esos ingresos con criterios y conductas que convirtieron esa gran
oportunidad en inflación, escasez, endeudamiento, falta de confianza, e
incertidumbre sobre el futuro de Venezuela, que caracterizan la actual
situación económica. Son una constante en todo este proceso de despilfarro, la
falta de transparencia y la actuación al margen de la Constitución.
Para facilitar el análisis de lo que ha
ocurrido, clasifico en cinco (5) las causas principales de ese fracaso: 1)
Política Fiscal contraria al ahorro, y en favor del endeudamiento; 2) Política
Monetaria creadora de inflación; 3) Política Cambiaria generadora de escasez y
promotora de corrupción; 4) Políticas contrarias a la producción nacional; y,
5) La utilización de PDVSA para fines que no le son propios.
En relación a la política fiscal, desde
un principio los dos gobiernos de este llamado Socialismo, se negaron al ahorro
de una parte de los ingresos petroleros para preservarnos ante una caída de los
precios que históricamente han ocurrido en el caso del petróleo, sometido a
ciclos de altos y bajos precios. Y, a pesar de que estaba vigente desde 1998
una Ley que creó el “Fondo de Inversión para la Estabilización Macroeconómica”,
y esa voluntad política también fue recogida en la Constitución de 1999, la
cual en su Artículo 321 dispone el mandato de establecer por Ley un Fondo de
Estabilización Macroeconómica, el Socialismo del Siglo XXI, a través de
maniobras administrativas y de reformas legales que aprobaron durante los años
2003, 2005 y 2008, impidió que ese Fondo funcionara para lo que fue concebido y
por eso nos encontramos sin ahorros ahora cuando caen los precios del petróleo;
pero, en cambio, sí crearon muchos otros fondos sin control constitucional para
implementar el despilfarro de nuestros recursos.
No solo no ahorramos, sino que nos
endeudamos más, y así podemos comprobar que cuando para 1998 la deuda total
venezolana en dólares era de 32.809 millones de dólares, para finales de marzo
de 2014 llegó a 204.286 millones de dólares, o sea, se incrementó en más de
seis (6) veces la deuda total en dólares, después de haber recibido tan grandes
cantidades de ingresos.
Con la creación de fondos distintos al
Fisco Nacional, el gobierno rompió el principio de la Unidad del Tesoro para
eludir el control Constitucional sobre el gasto. La nómina pública pasó de
agosto de 1999, que estaba en 1.412. 298 personas, a 2.436.055 en agosto de
2014; es decir, se incrementó en un 72,6%.
En cuanto a la política monetaria, con
toda responsabilidad podemos afirmar que una de las causas principales de la
actual crisis económica, es la falta de un Banco Central de Venezuela (BCV) que
cumpla con sus obligaciones constitucionales. Nos referimos principalmente a
dos de esas obligaciones cuyo incumplimiento han generado graves consecuencias
negativas para la economía venezolana.
En primer lugar, el Artículo 318 de
nuestra Constitución establece que: “El objeto fundamental del Banco Central de
Venezuela es lograr la estabilidad de precios y preservar el valor interno y
externo de la unidad monetaria”. Sin comentarios.
En segundo lugar, el Artículo 320 de la
Carta Magna establece que: “En el ejercicio de sus funciones el Banco Central
de Venezuela no estará subordinado a directivas del Poder Ejecutivo y no podrá
convalidar o financiar políticas fiscales deficitarias”. Sin embargo, el
financiamiento del BCV al déficit de PDVSA está por el orden de los 500.000
millones de bolívares lo cual lo ha llevado a imprimir dinero inorgánico, causa
principal de la inflación. Hoy el BCV es una gran imprenta de billetes sin
respaldo, y principal responsable del alto costo de la vida para los
venezolanos.
El fracaso de la política cambiaria se
comprueba por el solo hecho de que en Venezuela existan hoy cuatro (4) tipos de
cambio: 6,30, 12, 50, y el paralelo. La consecuencia principal de esta política
es que hoy día nadie sabe en Venezuela cuánto vale un bolívar fuerte. Por otra
parte, la corrupción generada por esta política cambiaria está bien
representada por el robo de más de 20.000 millones de dólares denunciado por
Giordani, y todavía no se conocen los responsables por estar involucrados altos
funcionarios del gobierno.
En otros artículos continuaremos
analizando este asalto a los dineros públicos en nombre de una supuesta
revolución en favor del pueblo.
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