Por Juan Marcos Colmenares*, 29/01/2015
“Seguiremos en la calle, seguiremos con
Palaima, seguiremos con El Cují, seguiremos con las Torres de El Saladillo, en
la Plaza de La República, en la Rotary, con nuestros héroes venezolanos” (Mariangelina
Socorro, estudiante).
En el mes de febrero se estarán cumpliendo 87
años de los sucesos que dieron origen a la llamada “Generación del 28”. Estos
eventos fueron protagonizados por 257 estudiantes universitarios, cuando la
Federación de Estudiantes de la Universidad Central presidida por Raúl Leoni
organizó la “Semana del Estudiante”; con la finalidad de recaudar fondos para
la construcción de la Casa del Estudiante y la reactivación de esa federación,
que había sido eliminada por disposición del gobierno de Cipriano Castro.
Las festividades del carnaval estudiantil de
1928, que inicialmente fue un proyecto limitado al ámbito juvenil y
universitario, se transformó en una protesta contra la dictadura que Juan
Vicente Gómez ejercía desde 1908. Esos actos fueron considerados subversivos
por las autoridades del régimen y los dirigentes universitarios Rómulo
Betancourt, Jóvito Villalba, Raúl Leoni, Andrés Eloy Blanco, Armando Zuloaga,
Juan Oropeza, Miguel Acosta Saignes, Pio Tamayo, Joaquín Gabaldón Marquez,
Miguel Otero Silva y otros, fueron encarcelados. Al calificar como injusta esta
detención, más de 200 estudiantes se entregaron voluntariamente a la policía y
también fueron encarcelados. Pero en la Universidad de Los Andes y en las
principales ciudades del país, se inició una cadena de protestas que hicieron
ceder al gobierno y se vio obligado a liberarlos. Podríamos considerar que esta
fue la primera “acción de calle” de la sociedad civil venezolana, acostumbrada
a permanecer sumisa ante la represión y la persecución política de la dictadura
gomecista; porque fue la primera vez que estudiantes y sociedad civil, armados
con sus ideas y sus palabras y actuando como colectivo, planteaban una lucha en
la calle. A partir de allí las batallas políticas en Venezuela se desarrollarán
en las ciudades mediante huelgas, paros, concentraciones y marchas.
En febrero del 2014, son otra vez los
estudiantes de diferentes casas de estudio quienes luchando por su futuro se
levantan contra este régimen. En forma pacífica y cívica protestan contra la
inseguridad, la corrupción, el desabastecimiento, el empobrecimiento, la
destrucción de las instituciones, la quiebra de PDVSA, el ataque a las
universidades y el endeudamiento de Venezuela.
El “Día de la Juventud” el Movimiento
Estudiantil emitió un comunicado en el que expone los objetivos de su protesta
y reivindica el patriotismo de los estudiantes que han sido detenidos,
torturados y los que han fallecido. Demandan la libertad de los estudiantes y
ciudadanos sepultados en las mazmorras de la dictadura, la renuncia de Nicolás
Maduro, la inmediata salida de los agentes cubanos y pide a la población
mantenerse en la calle. Ese mismo mes, líderes de la oposición democrática como
María Corina Machado, Leopoldo López y Antonio Ledezma se suman a las protestas
y convocan a la calle, a “La Salida”.
Sin embargo, la respuesta del gobierno es
mayor represión, criminalización de las protestas, detenciones arbitrarias,
persecución y torturas. Si antes los estudiantes fueron encarcelados y
torturados en Palenque, La Rotunda y el Castillo de San Carlos; hoy lo son en
las cárceles de Coro, Uribana, Ramo Verde, El Helicoide, la DIM, el Sebin y en
“La Tumba” (un calabozo de 6 m2, ubicado en un quinto sótano, con cama de
concreto, sin luz, sin ventanas y sin baño).
Más de 40 estudiantes muertos, 973 heridos y
3.478 detenidos ha sido el saldo de estas protestas; victimas que el régimen ha
justificado “para garantizar el orden interno”. Pero la realidad es que esta
oclocracia devenida en tiranía y presidida por cuasi-analfabetas que han
usurpado el poder y violado nuestra constitución, son los únicos responsables
de tanta infamia.
Pero ya llegó la hora de la transición
constitucional hacia la democracia.
*Abogado.
Miembro de Vente Venezuela. jmcolmenares@gmail.com.
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