Por Victor Hugo Irazabal, 06/02/2015
Zapata es una suerte de café que nos tomamos para poder comenzar el
día. Sin duda alguna, hoy más que nunca, estas palabras del poeta Leonardo
Padrón tienen plena vigencia. Los malos tiempos se ayudan a soportar y entender
gracias al agudo, orientador e inteligente sorbo de humor con el cual Zapata
nos despierta a la realidad social y política de cada día. La Galería de Papel
(de la revista Comunicación Nº166), a través de una selección de sus dibujos y
su opinión extraída de tres entrevistas, realizadas en diversas épocas, muestra
la estatura y el pensamiento de este artista siempre comprometido con el legado
ampliado del arte.
I
Uno está hecho de un conjunto de lo que hace. Y todo aquello que uno
hace te configura: lo más importante que yo hago es la pintura cuando pinto. Lo
más importante es la caricatura cuando hago caricatura. Cuando sueño, escribo,
hablo, amo etcétera. Es lo mismo… Y en este momento justo, lo más importante
para mí es esta entrevista. No obstante, debo decir que me siento primero
pintor. Mi pensamiento es de pintor, porque es lo único que verdaderamente he
hecho toda mi vida. El pintor trabaja para sí mismo; puede pasar toda la vida
haciendo cuadros para su personal consumo, cosa que no puede hacer el humorista
gráfico. El dibujo de humor solo ocupa un breve espacio todos los días. Uno
hace estos dibujos porque alguien los va a publicar, porque serán reproducidos
muchas veces y serán vistos por miles de personas. Ningún humorista dibuja
todos los días un editorial o un chiste para guardarlo en un cajón, cosa que sí
puede hacerse con un dibujo de pintor. Siento tanto placer pintando como el que
siento haciendo caricaturas, cada uno por su lado; no mezclo el placer de la
pintura con el de la caricatura.
Los surrealistas acuñaron la frase que dice que el artista nace y luego
se hace o se deshace. Yo comparto esa opinión. La práctica demuestra que muchos
talentos (escritores, políticos, artistas…) dejaron de serlo pasado el tiempo.
El talento es frágil y no hay manera de saber cómo tratarlo para que no se
destruya. Una de las cosas más evidentes de perder el talento, es cambiarlo por
dinero.
En el fondo a los humoristas no les interesa la política, porque son
inteligentes (el humorismo es una manifestación de inteligencia). Otra cosa es
lo que los humoristas obligados por la cotidianidad tenemos que hacer… Tal vez
aquél que dijo que el hombre era un animal político estaba pensando más bien en
una política del amor y de la convivencia.
TEBEOSFERA / ENTREVISTA DE JOSÉ MARÍA VARONA “CHÉ”, 1997.
II
Uno de los problemas de hacer caricatura y de ejercer el oficio de ser
humano, que no se puede ejercer sino pensando, es que uno piensa sin pensar que
está pensando. Es decir, uno no se da cuenta que está ejerciendo. Yo no me doy
cuenta de que estoy pensando y, por lo tanto, soy permanentemente subversivo.
El pensamiento nunca está firme y a discreción.
No sé qué es eso de la libertad de expresión. A mí me gusta hablar,
decir cosas. Nunca me planteo si hay o no hay libertad de expresión. Tampoco me
planteo el que se le deba pedir a alguien la libertad de expresión. Yo hablo y
pinto.
Un temor al sable, a la militarización del país. Un temor que no tiene
nada que ver con los militares que existen aquí en Venezuela, sino contra el
concepto de lo militar y fundado en la historia de Venezuela y de América
Latina. Todos los países latinoamericanos han padecido dictaduras militares. No
se conoce ningún país que haya padecido democracias militares. También la
democracia se padece pero no con militares, sino con civiles. Ahora bien, puede
ser que Venezuela sea la excepción de la regla y sea el único país del mundo en
donde los militares son democráticos. Puede ser. ¡Nosotros somos tan
originales!
A FUEGO LENTO / CHEFI BORZACCHINI, RUBEN WISOTZKI, ZAYIRA ARENAS.
EL NACIONAL, 2000
III
Es cierto que los gorilas y los sapos son insoportables, pero lo
insoportable no es que yo los dibuje sino que ellos existan, que estén allí.
Puede que no sean humanos pero son de carne y hueso. Ojalá se acabaran los
sapos pero no en mis caricaturas sino en la vida real. Porque actualmente
estamos viviendo en un país que se rige por una lista donde estamos sapeados
todos. Entonces no podemos hacernos los locos en cuanto a que los sapos
existen. Es mejor estar pendiente de ellos; sin embargo, los alterno y cada vez
los voy alternando más para que se sientan menos aludidos.
La caricatura se hace para publicarla. A menos que se haga como un
ejercicio manual, pero como preparativo para hacer caricaturas que se puedan
publicar. Si la caricatura no es publicada, si no es vista por los miles de
ojos que miran un periódico todos los días, no tiene sentido. La caricatura necesita
del que la dibuja pero también del que la interpreta, si no se queda en la
mitad del camino. Por eso la participación del lector es tan importante. Desde
mi punto de vista 50 % de lo que dice la caricatura se debe al lector. Porque
la caricatura no hace más que una sugerencia de un tema que está dentro de la
cabeza del lector. El caricaturista no puede enfrentar temas que el lector no
domine.
DESAYUNO EN LA REDACCIÓN/ ARNALDO ROJAS, NOTITARDE. 2005
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