Manuel Felipe Sierra 28 de agosto de 2015
La futura Asamblea Nacional tiene que
ejercerse como una fuerza contralora, como un contrapeso a un poder absoluto.
Con la baja de los precios del petróleo baja la influencia venezolana en el
ámbito internacional. La relación con Estados Unidos ha sido la “democracia de
micrófono”. Es dramática la fuga de cerebros de los jóvenes y profesionales,
señala el analista internacional.
MANUEL FELIPE SIERRA
Se desempeña como dirigente de uno de los
más importantes partidos de la oposición nacional, y es egresado de la UCV en
Estudios Internacionales con maestría en Derecho y Política Internacional.
Ejerce también como director en la Fundación Democracia Social y como
Secretario Ejecutivo de la Mesa Unidad Democrática Juvenil. Sus opiniones sobre
política exterior son ampliamente conocidas y valoradas en los medios de
comunicación nacionales. Estas son sus reflexiones.
Para algunos analistas la estrategia
internacional del chavismo, que sin duda tuvo algunos logros inicialmente, como
la creación del Alba y un efecto expansivo en Suramérica ahora da signos de
agotamiento. ¿Compartes ese criterio?
Tenemos
que empezar diciendo que la estrategia exterior de Chávez fue una
“petro-política” basada en los altísimos precios del barril de petróleo debido
a condiciones muy particulares: la expansión de China, los BRICS, la situación
en el Medio Oriente y una creciente demanda internacional que llevaron el
barril de petróleo por encima de los 100 dólares. Estos precios históricos le
permitieron a Chávez firmar convenios muy favorables con los países de CARICOM
y la mayoría de las naciones suramericanas que acumularon una importante deuda
con Venezuela. Ahora con la baja de los precios del barril de petróleo también
baja la influencia venezolana en el ámbito internacional y además podemos ver
en los últimos meses que en la cuestión de los derechos humanos el régimen se
ha aislado por las críticas de los organismos internacionales. Ello sumado al
lenguaje violento de Maduro y la gestión de una Cancillería poco profesional,
hace que la percepción exterior sobre el gobierno haya caído sensiblemente.
Sin duda, también hay que tomar en cuenta
que ya no existe la personalidad carismática de Chávez.
Si,
por supuesto, Chávez era un líder muy carismático; se podría decir que él
manejaba personalmente las relaciones internacionales. Pero ahora con un
liderazgo tan deficiente como el de Maduro, además un país sin dinero para
repartir es lógico que disminuya esta influencia en la región y en el mundo.
Pero también ello tiene que ver con
ciertos cambios en el escenario internacional. Por ejemplo Brasil, que es el
aliado más importante en la región está enfrentado problemas económicos, se han
caído las exportaciones de materias primas de los países suramericanos y
también la desaceleración de la economía china, son factores que complican la
estrategia exterior del chavismo.
Ello
es así, los países que conforman el Foro de Sao Paulo y que fueron los grandes
aliados de Chávez enfrentan problemas. El Partido de los Trabajadores de Lula y
la Rousseff en Brasil están sumergidos en grandes escándalos de corrupción, y
ni hablar de la Argentina de Cristina Kirchner, que además de la corrupción
enfrenta severos problemas económicos. Hay que sumar también los casos de
Bolivia y Ecuador que tienen en entredicho su condición democrática para vastos
sectores nacionales, lo que ha originado grandes protestas incluso solicitando
la renuncia de los mandatarios. Todo ellos revela que fueron movimientos que
carecieron de convicción democrática y de certeza económica y que hoy en día
sufren fuertes complicaciones.
A ellos se suma también la situación de
Guyana que podría tener un efecto desfavorable en los países beneficiarios de
Petrocaribe, que son aliados naturales del gobierno guyanés. Ahora ¿Cómo
observas esta nueva fase de la disputa por el Esequibo complicada por el tema
petrolífero?
La veo
muy complicada, en nuestra Cancillería siempre fue uno de los temas
principales, como debe ser todo lo que corresponde a nuestra soberanía, a
nuestras delimitaciones geográficas; son cosas que tienen que asumirse
plenamente y que no han debido abandonarse nunca. En algún momento la
estrategia de aplicar un liderazgo mesiánico hizo que estas políticas de Estado
se descartaran y obviamente los países que tienen sus intereses en las disputas
territoriales, movieran sus cartas, movieran su diplomacia, movieran su fuerza
para conseguir el mejor acuerdo posible.
EL
ESEQUIBO
¿Cómo
valoras la respuesta del gobierno que apela al Acuerdo de Ginebra de 1966?
Tenemos
que respaldarnos en el Acuerdo de Ginebra donde está bien delimitada la porción
de terreno que sostenemos es nuestra y que viene de la época de la
Independencia. Sostenemos que todo lo que está al oeste del rio Esequibo es
nuestro y ello lo sostendremos hasta el final, por eso sería bueno que el
gobierno dejara de hacer tanta politiquería, dejara la demagogia de micrófono y
se pusiese de verdad a respaldar y defender lo que son los intereses legítimos
de los venezolanos. Estos conflictos deben tratarse con mucha diplomacia, y
existen fórmulas para ese tratamiento, pensamos que el camino que ha tomado
hasta ahora el gobierno es el correcto, tiene que empezar una interlocución
entre países, una intervención de las Naciones Unidas y tenemos que ir muy seguros
de nuestros argumentos y sin miedo a defenderlos en todos los escenarios.
El
reciente restablecimiento de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba debería
tener una repercusión directa en Venezuela, ya que nuestra política exterior ha
estado vinculada a la diplomacia cubana. ¿Cuál puede ser la repercusión de este
“hecho histórico” en el país?
Creo
que es un desastre para la Cancillería venezolana y para un gobierno que se
abrazó a un modelo político fracasado que no tiene que ver con la conciencia y
el ideario de los venezolanos. Cuba se ha manejado de forma muy pragmática,
nosotros sabemos que los Castros se manejan en la forma que les ha permitido
mantenerse en el poder por largos años y si ello obliga a pactar con Estados
Unidos, pues pactaran, y si eso significara romper relaciones también la
romperían, y eso es lo que estamos viendo ahora. Los Castros se aprovecharon de
una Venezuela que tenía muchísimos recursos, que les facilitó muchos convenios,
que le facilitó petróleo barato para poder sobrellevar su desastre interno, y
en el momento que vieron que la situación había cambiado y sintieron que el
aire empezó a soplar hacia otro lado, subieron sus velas y se movieron hacia
Estados Unidos.
Pero
esas negociaciones venían de mucho antes de que se estableciera la alianza de
Cuba con Venezuela. La necesidad de normalizar las relaciones entre los dos
países es un planteamiento de muchos años.
Por
supuesto, pensamos que es un gran avance para el pueblo cubano, aunque nos
preocupa desde luego lo que puede ocurrir en Venezuela. Es bueno que esos dos
países normalicen sus relaciones y puedan entrar en la senda del desarrollo y
muy pronto también en la senda democrática. Pienso que los cubanos retrasaron
la posibilidad de normalización para aprovechar y desfalcar el petróleo barato
de Venezuela, con un liderazgo poco consolidado y sin visión de Estado; y ahora
que vieron que ello cambio, van a retomar la política que, como tú dices, ya
habían adelantado desde hace tiempo con Estado Unidos.
¿Qué
desarrollo piensas que va a tener la relación de Venezuela con Estados Unidos?
Se habla de una nueva etapa o crees que se mantendrá ese ciclo repetitivo entre
crisis y recomposición.
Esta
relación con Estados Unidos ha sido una “democracia de micrófono”, porque hasta
ahora el comprador que hemos tenido, billete sobre billete, de nuestro petróleo
ha sido Estados Unidos, a ellos les interesa el petróleo venezolano y a
nosotros nos interesa vendérselo en la mejor de las condiciones. Han sido los
principales compradores de nuestro petróleo por la fuerza de su economía y
nosotros hemos sido históricamente unos suplidores confiables. Yo creo que más
allá de la retórica tonta del gobierno nosotros debemos pasar a normalizar
nuestras relaciones con Estados Unidos por lo que debe haber una
correspondencia entre los intereses de ambos países, y creo que podemos
encontrar a través del comercio internacional del petróleo las claves para un
beneficio mutuo.
Has
mencionado en algunas ocasiones el tema sobre la desprofesionalización del
servicio exterior venezolano.
A mí
me toco llevar ese tema con mucha fuerza mientras estaba en la universidad,
estaba en un grupo para tratar de echar para atrás un montón de modificaciones
a la Ley de Servicio Exterior. Antes, el 50% de los embajadores debían ser
embajadores de carrera, debían participar en un concurso para entrar en la
Cancillería y había una serie de pautas y estrategias para que los
seleccionados fuesen ocupando puestos de mayor profesionalización. Hoy en día
Chávez derogó todo eso, los embajadores son escogidos el 100% por el Ejecutivo,
no se hacen concursos desde hace muchos años y todo ellos produce la
desprofesionalización, teniendo en cuenta que muchas personas que ejercen altos
cargos no están preparados para cumplir los objetivos en circunstancias
particularmente delicadas. Hoy más que nunca necesitamos de una Cancillería
profesional que responda a las necesidades del Estado más allá de los intereses
particulares de un gobierno, y peor aún de los intereses particulares de un líder
o de un grupo dirigente.
LA
NUEVA AN
Quería
conocer tu opinión como dirigente de Un Nuevo Tiempo en vísperas de la elección
para la Asamblea Nacional que se da en un marco político muy especial, ya que
mucha gente ha visto en ella elección un punto de inflexión en la crisis
política, económica y social que vive el país hoy en día; más allá de un simple
renovación del poder legislativo.
Yo
pienso que esta elección tiene una trascendencia importantísima, teniendo en
cuenta que hablamos de la Asamblea Nacional, que es donde se reúnen todas las
representaciones de las fuerzas activas del país, partidos políticos,
circunscripciones y estados. Es el momento para decirle al país que el gobierno
ya no es mayoría, y que la mayoría somos nosotros ahora y que vamos a asumir la
representación de todo el país. El segundo aspecto es que la Asamblea tiene que
ejercerse como una fuerza contralora, como un contrapeso al poder absoluto que
ha tenido el gobierno, controlando la Asamblea, el TSJ, CNE, etc. Es allí donde
está el centro del asunto, la Asamblea debe ser un barrera que le diga al poder
ejecutivo “de aquí no pasas”. Ahora los intereses son del pueblo, ahora vamos a
hacer un corte para iniciar un nuevo proceso para desarticular todo un
entramado político e institucional que llevó al país al desastre que vivimos y
que desarrollaremos un proyecto verdaderamente democrático, donde estén
incluidos todos los factores políticos y sociales.
En la
casi totalidad de las encuestas se refleja una caída sostenida en la valoración
del gobierno, y una expectativa de cambio muy importante. Pero ellas también
indican que el mensaje del sector de oposición, es decir de la MUD, tampoco
logra capitalizar totalmente el descontento del elector, y parece que esa
franja intermedia tiende a crecer a costa de la tradicional polarización.
En la
oposición nos ha faltado mucha unidad, mucha coherencia, pero pienso que lo
fundamental es que los venezolanos viven una situación dramática y eso es lo
que demuestran las encuestas. Basta con conversar con cualquier venezolano y
nunca faltara el tema de la profunda crisis que vivimos todos. Con respecto a
eso es verdad que a la oposición le ha faltado muchísimo unirse, llevar unas
políticas coordinadas, nos ha costado muchísimo conformarnos en una verdadera
alternativa, pero son obstáculos que hemos estado superando, creando fórmulas
como esta nueva idea de la “Concertación Unitaria” que va más allá de lo
electoral, tenemos ya un Comando de Campaña único y una tarjeta única y una
fracción parlamentaria unitaria que se encargara de decirle al gobierno “ya
basta de tantos abusos”.
En el
marco de tantos problemas hay uno de extrema gravedad por sus efectos futuros
para la cultura y la vida nacional que es el éxodo juvenil y profesional.
Es
dramático, sabemos que 1 millón 600 mil venezolanos están ahora en el exterior
buscando oportunidades, huyendo de un país que sienten que no se las da. Y
verdaderamente eso no es fácil, porque supone el rompimiento de la familia y
los grupos sociales; además de la cantidad de emigrantes venezolanos, más del
el 90% son profesionales graduados de pregrados, postgrado o maestría, ello
quiere decir que no solamente desde el punto de vista familiar, sino que
también estamos perdiendo una fuerza de trabajo y que existe una “fuga de cerebros”
lo cual nos va a costar mucho recomponer. Sin embargo yo pienso que cuando le
planteemos al país un vía viable y le podamos decir que esta crisis terminó,
que podemos crear una Venezuela donde todos estemos incluidos, donde haya
futuro, donde haya esperanza, estos jóvenes y profesionales van a volver y
mucho de mis amigos me lo han dicho así, porque tenemos un patria hermosa y hay
que recuperarla trabajando por ella y en la seguridad que la vamos a “echar
para adelante”.
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