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lunes, 25 de abril de 2016

¿Cambio político en Venezuela? Por @AlexVasquezS


Por Álex Vásquez S.


Varias certezas y muchas dudas dominaron el foro La economía y la política: ¿cuáles son los escenarios?, realizado por Prodavinci el jueves 21 de abril de 2016, en el que intervinieron la psicóloga social Mercedes Pulido, el politólogo Michael Penfold, el periodista Eugenio Martínez y el abogado José Ignacio Hernández.

Entre las certezas, destacaron dos: la inminencia de que Venezuela vive una transición política, paso fundamental para superar la crisis económica, y la dificultad de la oposición para presentar al país un liderazgo sólido que asuma las riendas de ese proceso.

Aunque el revocatorio fue la opción que se considera más adecuada para lograr el cambio, una duda invadió a los participantes: ¿será realmente posible que se haga antes del 10 de enero de 2017 y, por tanto, se convoque a una nueva elección presidencial? Hubo optimismo y pesimismo por igual.


Mercedes Pulido: sin imaginación, intuición y audacia, no hay liderazgo que acompañe una transición

Mercedes Pulido de Briceño, psicóloga social, no se aventura a afirmar a la ligera –como cada vez es más común escuchar– que Venezuela vive una transición. A su juicio, tal certeza requiere que antes se respondan varias interrogantes: “Antes que nada, ¿es posible una transición? ¿Hay ganas? ¿Hay actores que la hagan posible? Lo político no es controlable, que haya una transición depende de muchos actores”.

Pulido afirmó que una transición no será posible si el liderazgo político no es capaz de recuperar la imaginación y movilizar al pueblo para lograrlo. Mercedes Pulido de Briceño recomendó:

“Dicen que el pueblo no se moviliza. Pero, ¿quién lo moviliza si no son las élites? Hay que pensar que la reconstrucción no es un proceso cartesiano (de causas y efectos), sino complejo; hay que cambiar las fórmulas y tener imaginación”.

                                                          Mercedes Pulido, psicóloga social, fotografiada por Roberto Mata.

Esa imaginación que Pulido exige a los líderes para provocar una verdadera transición es tan necesaria en Venezuela porque, explicó, aunque sus ciudadanos forman parte de una sociedad diversificada, suelen evitar el conflicto y tener que involucrarse en proyectos ajenos si no es necesario. Mercedes Pulido de Briceño indicó que:

“No hay disposición a la asociación. Se buscan atajos, ver dónde me coloco para resolver mi situación. La gente se reacomoda y lo vemos con la escasez, que las personas buscan la manera de conseguir lo que les falta. Esta es una sociedad que se construyó de arriba abajo y los tiempos dependen de líderes que acompañen y de que la gente entienda qué pierde. Hay que pensar qué nos une”.

La psicóloga social opinó que un verdadero líder es, además, estadista, algo que requiere intuición y audacia para adelantarse a las situaciones que se pueden presentar. “Liderazgo no es mesianismo, es capacidad de vincular y abrir espacios”, aclaró.

En Venezuela, advirtió, hay muchos obstáculos a superar para que haya un liderazgo lo suficientemente sólido: “el liderazgo en Venezuela no es pobre, sino personalizado. Ya hay muchos pensando en las gobernaciones. Si no hay vocación de poder, no se trasciende”.

Michael Penfold y los tres escenarios: resistencia chavista, cambio electoral o el desenlace impredecible

El politólogo Michael Penfold es realista, casi pesimista, sobre las posibilidades del cambio político a corto plazo. Al final de su intervención apeló a una máxima que bien pudo utilizar de introducción, pues dibuja su pensamiento: “La política no es lo que uno quiere, es lo que es posible”, dijo en referencia a las incomodidades que debió aceptar la oposición chilena durante la transición del régimen de Augusto Pinochet.

Penfold aclaró que cualquier cambio en la situación del país debe tener una resolución política, pero opinó que las características del conflicto dificultan que se resuelva en el corto plazo:

“En el conflicto venezolano nadie tiene la fuerza para imponerse. La crisis aumenta, en 2012 se importaban bienes por más de 51.000 millones de dólares y hoy apenas por unos 21.000 millones de dólares. Se retrocede en todos los indicadores sociales por la inflación. Eso implica un conflicto social y sólo puede haber una salida mediante un acuerdo, pero eso no está en el tapete, sólo la profundización del conflicto”.

                                                              Michael Penfold, politólogo, fotografiado por Roberto Mata.

A su juicio, hay tres posibles escenarios para dirimir el conflicto político: el gobierno resiste hasta el 10 de enero de 2017 (y en caso de un revocatorio exitoso, el periodo presidencial lo finaliza el vicepresidente), lo que considera como lo más probable; hay un cambio electoral y pacífico vía referendo revocatorio o enmienda constitucional para reducir el mandato presidencial, o los tiempos sociales aceleran un desenlace que “nadie va a poder controlar”.

Penfold opinó que, en medio de esa situación, los principales liderazgos políticos presentan serias fallas. El chavismo, por un lado, es una minoría electoral que se comporta como una mayoría hegemónica; y la oposición, por el otro, es una coalición electoral mayoritaria que se comporta como una mayoría política que todavía no es.

Si el revocatorio no se realiza antes del 10 de enero de 2017, surgirá una situación que requerirá de mucha negociación, opinó Penfold, y eso implicará movilización política.

Por eso, el politólogo opinó que el principal reto de la oposición será movilizar al 80% del país que quiere cambio. “Para eso, el liderazgo debe imprimir sentido de futuro”, advirtió.

Eugenio Martínez: sin presión unitaria el revocatorio se aleja

Mejorar la situación económica, advirtió Eugenio Martínez, periodista especializado en temas electorales, requerirá necesariamente de un proceso de cambio político que no luce tan sencillo de materializar y que dependerá de la habilidad de la oposición para mantenerse realmente unida y presionar al Consejo Nacional Electoral para que active el referendo revocatorio.

Martínez advirtió que la oposición no luce tan cohesionada como lo demanda el momento político y así lo evidencia, a su juicio, que su consenso para el cambio fue proponer las cuatro vías posibles (enmienda, revocatorio, constituyente y renuncia), sin decantarse por una en particular.

Aunque advirtió: “Parece que la dinámica lleva a la oposición hacia el revocatorio”.

                                                              Eugenio Martínez, periodista, fotografiado por Roberto Mata.

El periodista aclaró que, si bien el proceso para realizar el revocatorio, de acuerdo con los reglamentos del CNE, puede demorar más de 210 días (por lo que debería iniciarse el 28 de abril), técnicamente es posible hacerlo en 45 ó 50 días. Martínez indicó que:

“El CNE lo dilata, el gobierno apuesta a una transición sin elecciones, a llegar hasta 2017. En 2004 se hizo el revocatorio, pero Hugo Chávez estaba dispuesto y toda la oposición lo quería; hoy Nicolás Maduro no lo quiere y la oposición no está unida”.

El periodista aclaró que es de esperar que el CNE imponga nuevas trabas al revocatorio, cuyo proceso administrativo ni siquiera ha comenzado, pues el organismo no ha entregado la planilla para recolectar las firmas de 1% de los inscritos en el Registro Electoral, paso esencial para que se active. Martínez advirtió:

“Esa planilla debe venir con el manual de uso. Las firmas deben incluir las huellas, pero no se sabe si el CNE pedirá que se firme donde coloque los captahuellas o pedirá que se llame a cierto número de los electores para pedirles que coloquen sus huellas. Puede pasar que cuando se entreguen las firmas, el CNE diga que no sirven, porque la huella va antes de la firma. La oposición debe entender que lidia, en política, con malandros”.

Mientras cada quien en la oposición impulsa sus propuestas, señaló Martínez, el último estudio de Venebarómetro indica que 31% de los venezolanos no quiere que Maduro renuncie, con lo que la percepción negativa de su liderazgo no continuó su acostumbrado descenso. “La gente se pregunta: ¿si no es Maduro, quién?”, añadió.

José Ignacio Hernández y la batalla que podría disolver al Parlamento

Venezuela vive un duelo de ping pong constitucional entre la Asamblea Nacional, que aprueba leyes o toma decisiones como rechazar el Decreto de Emergencia Económica propuesto por el Ejecutivo, y la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, que bloquea todo lo que emana del Hemiciclo.

La metáfora es del abogado José Ignacio Hernández, quien afirmó que, a pesar del duelo entre ambos poderes, en el que uno goza de una ventaja abrumadora, hay una buena noticia: que los juegos de ping pong no duran para siempre.

Hernández aclaró que sólo hay cuatro posibles resultados. Uno: una de las partes gana. Dos: una de las partes abandona la partida. Tres: se produce un acuerdo entre los jugadores. Y cuatro: un tercero interviene en el juego y decreta su fin, porque puede.

                                                         José Ignacio Hernández, abogado, fotografiado por Roberto Mata.

Hernández advirtió que la Asamblea Nacional está por agotar sus decisiones legislativas (como la ley que pretende otorgar los títulos de propiedad a los beneficiarios de la Misión Vivienda, la del bono de alimentos y medicinas para jubilados y pensionados, la ley de referendos o la reforma del TSJ, entre otras), y ahora sólo puede utilizar su último cartucho (la enmienda constitucional) antes de pasar a actuar en el estricto plano político.

El abogado aclaró que, así como se han frenado todas las decisiones del Parlamento, lo mismo ocurrirá con la enmienda, pues el TSJ dirá que no aplica para el actual mandato. “La Asamblea tendrá que actuar ya no a través de leyes, sino en el plano político”, reiteró.

No descartó la posibilidad de que la Asamblea Nacional, tras los golpes del TSJ, simplemente deje de existir, y puso como ejemplo el fallo de la Sala Constitucional que declaró inconstitucional la Ley de Amnistía, aduciendo que el Parlamento “es una hegemonía que trata de imponer un orden contrario a la Constitución”. José Ignacio Hernández agregó:

“Pareciera que la Sala Constitucional allanó el camino para disolver la Asamblea. El próximo paso es deslegitimarla constitucionalmente. La Asamblea puede evitar ese destino al cambiar el discurso. La agenda legal se agotó. El 6D no fue un punto de llegada, sino un punto de partida”.

22-04-16




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