EMILI J. BLASCO 24 de abril de 2016
Venezuela atraviesa
el peor
año de su historia económica, lo que está agravando aún más la ya difícil
situación social que vive el país. A partir de mañana se
aplicarán regularmente cortes de luz diarios de cuatro horas, una
precariedad que se suma a una escasez de alimentos básicos que llega al
82 por ciento. El 73 por ciento de los hogares ha caído
bajo el nivel de pobreza, de acuerdo con un estudio de varias
universidades.
Cuando Hugo
Chávez se amotinó contra el presidente socialdemócrata Carlos
Andrés Pérez, el 4 de febrero de 1992, la inflación de Venezuela era del 31
por ciento, la más baja en un lustro. Este año la inflación será unas 25 veces
mayor –puede alcanzar el 720 por ciento– y quedará pulverizada comparada con el 2.200
por ciento que se prevé para el cierre de 2017, de acuerdo
con las previsiones presentadas la semana pasada por el Fondo
Monetario Internacional (FMI). A la intentona de 1992 se llegó con un
crecimiento económico del 9,5 por ciento, mientras que ahora Venezuela va a
encadenar varios años de contracción: el FMI prevé que la economía
venezolana caiga un 10 por ciento en 2015.
Chávez
y quienes les secundaron en su golpe fallido (llegarían al poder por las urnas
en 1999) alegaron el cuadro macroeconómico para intentar
derribar al presidente constitucional. También adujeron la corrupción que
se había instalado en una república en la que democristianos y
socialdemócratas se repartían a turnos el gobierno. Hay consenso en
que la corrupción
hoy sobrepasa con creces a la de entonces. La organización Transparencia
Internacional sitúa a Venezuela como el país más corrupto de
Latinoamérica; en 2015 fue el noveno más corrupto del mundo, tras estados
como Somalia, Corea del Norte, Libia o Guinea Bissau. Además está el
hundimiento de la petrolera nacional, Pdvsa.
Falta de inversiones
El
veterano economista José Toro Hardy indica que la compañía
tiene una deuda financiera de 46.000 millones de dólares y una
deuda comercial de 35.000 millones, además de otros 16.000 millones de pasivo,
de forma que el pasivo total supera al activo. «Tengo dudas de que Pdvsa sea
salvable», afirma. La falta de inversiones en los pozos, por
otra parte, ha llevado a una ineficiencia en la extracción del crudo que supone
desperdiciar cada año una cantidad de gas similar a la que consume España,
según estimaciones gubernamentales españolas.
Aunque
el Gobierno señala el descenso
del precio del petróleo como causa de los problemas económicos del
país, Toro Hardy advierte de que la evolución de la economía venezolana
demuestra que las épocas de mayor crecimiento no fueron cuando el precio del
petróleo era más alto. «Cuanto más bajos eran los precios, más se crecía porque
obligaba a mayores inversiones en el sector y eso tenía un efecto multiplicador
en otro sectores», afirma. «La caída del precio del petróleo, por tanto, no es
la razón de lo que pasa ahora», concluye. Y añade que «los precios
altos fortalecieron al Gobierno, pero no al país».
La
profunda crisis de Venezuela podría apuntar a un estallido social que, de
momento, no se ha producido. Como motivos se aducen el propio carácter de los
venezolanos, poco proclives al conflicto; la dificultad de la oposición para
movilizar el enfado, y la intimidación y control ejercidos por el Gobierno. Ese
control lo lleva a cabo el chavismo mediante la distribución de los alimentos
del racionamiento en los sectores pobres que son más afines ideológicamente,
cuya desafección podría provocar una revuelta, de acuerdo con una fuente que
anteriormente se ocupó en el Gobierno de garantizar la alimentación a las bases
chavistas. Esta persona calcula en menos de dos millones de individuos el
objetivo prioritario en esa política del presidente Maduro.
Paralelamente,
el Gobierno está tolerando que haya empresas que coloquen en el mercado algunos
productos que no respeten el precio oficial. Son productos al alcance de pocos
por su alto precio, pero al menos eso reduce algo el problema de abastecimiento
de una parte de la población.
Pero
esas medidas no bastan para resolver la crisis. «Para salir de la crisis el
primer paso será requerir el apoyo de la comunidad financiera
internacional», manifiesta Antonio de la Cruz, responsable de
un análisis quincenal independiente sobre las reservas internacionales de
Venezuela. Estas se encuentran en apenas 12.888 millones de dólares, el nivel
más bajo desde finales de 2002. De esa cifra, solo 410 millones corresponden a
reservas líquidas. De la Cruz destaca que la ayuda financieras de entidades
como el FMI solo llegará si el Gobierno se compromete a ciertas reformas, hasta
ahora rechazadas por Maduro.
Maduro adeuda 8.000 millones a las
empresas españolas
Las
empresas de España instaladas en Venezuela piden prudencia al Gobierno
de Rajoy para evitar
una escalada de tensión entre ambos países que acabe perjudicando los
intereses comerciales españoles, de acuerdo con fuentes gubernamentales. Las
propias compañías están procurando mantener un perfil bajo, que no dé ocasión a
una confrontación que lleve a una ruptura diplomática.
Tienen
muy mal recuerdo de la tensión vivida en febrero de 2015, uno de esos momentos
en que Maduro acusó a España de estar tras una conspiración para echarle.
Entonces los representantes en el país de Telefónica, Repsol, BBVA,
Mapfre, Iberia, Air Europa y Meliá fueron convocados de urgencia al
palacio presidencial. Allí se les avisó de que si no presionaban a Rajoy para
que cesara en sus ataques al chavismo, serían castigados con una
expropiación inmediata.
No
hubo expropiaciones, pero la misma situación económica ha complicado las
cuentas de esas empresas, que padecen un creciente endeudamiento por
parte de las autoridades venezolanas, cuyo monto asciende a 8.000 millones de
dólares.
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