Tenemos que hablar seriamente
sobre Venezuela, su presente y su futuro. Su presente es desagradable, pero su
futuro será brillante.
Venezuela hoy es una nación disfuncional.
Nada funciona y lo poco que sirve, funciona mal. La vida se ha vuelto
angustiosa para todos, pero no olvidemos que cuando terminemos este drama será
posible volver al orden, la normalidad y la expansión. Por tanto, más útil que
quedarse atollado en los problemas es tener la visión para soñar, planear y
acordar las soluciones.
Aquí lo único que sigue
vigente y crece es la esperanza de cambio, que cada día es más vigorosa en toda
la población.
El actual régimen no ha salido
formalmente del poder, pero saldrá pronto y definitivamente porque sus planes,
métodos y líderes salieron YA del corazón del venezolano, que resiente su atroz
resultado.
Ahora bien, no basta que los
actuales gobernantes sean desplazados del poder. Hace falta soñar de nuevo sobre
lo que podemos hacer en Venezuela, sin coba ni populismo. Vamos a dejar
“peros”, los “no se puede”, los “es muy difícil” de lado, y empecemos a ver lo
que somos capaces de hacer los venezolanos. Una sociedad libre y justa, de
prosperidad increíble, democrática como las mejores democracias del planeta,
abierta al mundo y profundamente auténtica, globalizada y orgullosa, conectada,
artística y humana, ecológica y tecnológica, con los mejores servicios del
primer mundo, endógenamente alegre e igualitaria, con educación y cultura de
altísima calidad, donde la gente de todas partes quisiera vivir, la envidia del
mundo. Ya lo fuimos y lo seremos de nuevo.
Estoy totalmente seguro que
vamos a un nuevo amanecer en Venezuela.
Estamos hartos del presente y
ese es el principal aliciente para un brillante futuro por muchas décadas.
Démosle el poder de la
vanguardia a los “solucionólogos”. Tenemos que unir a los renegados que no
aceptamos vivir en una sociedad mediocre, a los soñadores que nos las pasamos
aspirando a un mundo mejor, muy distinto al actual, a los rebeldes que
rechazamos la dominación, a los creativos que preferimos errar inventando que
estar repitiendo fórmulas inoperantes, a los inconformistas que sabemos que
Venezuela es mucho mejor y puede dar mucho más.
Que emerjan de nuevo nuestros
sueños de grandeza. No nos conformemos con menos, que es lo que han querido
hacer por 17 años, sin éxito. Seamos maximalistas, pidamos lo mejor, demos lo
mejor. Honestamente, ni de cuarta ni de quinta, realmente queremos una
Venezuela de primera, en todo. No podemos crear la nación más grande y bella de
la tierra sin inspirar a cada individuo para soñar y crear la mejor vida
posible para ellos mismos.
Enarbolemos de nuevo nuestra
nobleza y nuestro optimismo. Lo noble hoy es trabajar cada segundo en hacer
realidad nuestros sueños, para crear la mejor vida, la Venezuela más libre,
creativa y próspera, y centrarse intensamente en lo bueno para que podamos
llegar a ser conductores de la nueva creación nacional.
No es tiempo de lloriqueos ni
de quejas, porque estamos ante la oportunidad más grande que ha tenido nación
alguna para salir del caos y brillar de nuevo.
Es tiempo de actuar como seres
responsables ante esta grandiosa oportunidad para demostrar cómo se transforma
la tiranía en libertad, la ruina en prosperidad, la corrupción en probidad, la
dominación en democracia.
Es muy fácil si sabemos para
dónde vamos. No hay nada que no se pueda reconstruir. ¡Vamos pa’llá!
24-04-16
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