Papa Francisco 28 de mayo de 2016
"La
voz del pobre, el marginado y el oprimido puede escucharse si los cristianos
acallan su corazón mediante la oración", así lo expresó el Papa
Francisco el 25 de mayo, en un video mensaje dirigido a los participantes
en el festival Katholikentag de la Iglesia Católica en Leipzig, en Alemania.
Las
personas que viven sus vidas en un apuro constante tienden a sobrecargar todo a
su alrededor, por lo que necesitan tomarse un momento para recuperar
una armonía serena, no solamente con el mundo y con la creación, sino
también con el Creador
El
evento bianual de cinco días reúne a miles de católicos
y otros cristianos de todo el país e incluye conciertos, presentaciones
teatrales y oradores invitados. La canciller alemana Angela Merkel y el
presidente alemán Joachim Gauck estaban programados para estar entre los
oradores del festival de este año.
El
papa dijo en su mensaje que participar en el festival ofrece "un auténtico
testimonio de Cristo", y elogió el "compromiso sólido de los
participantes a favor de los débiles y los necesitados".
El
tema del festival, "He aquí al hombre", es un
recordatorio de que lo importante yace no "en hacer ni en éxito
exterior", sino los unos estar atentos a las necesidades de los otros,
expresó el Papa
Lo que
logramos por la oración
Mediante
la oración y la contemplación, los cristianos pueden lograr más familiaridad
con la misericordia de Dios y "hacerse siempre más misericordiosos como
el Padre", especialmente hacia los débiles y marginados cuyas vidas
frecuentemente son consideradas inútiles y a quienes la sociedad básicamente
les pide "morir rápidamente".
"Vemos
cómo hombres y mujeres son perjudicados y tirados aquí y allá y privados de su
dignidad porque no trabajan o son refugiados. Vemos a Jesús sufriendo y
torturado, mirando las diversas formas de maldad y brutalidad a las cual son
sujetos hombres y mujeres o infligidas los unos a los otros en este
mundo", indicó
El
papa Francisco expresó esperanza de que el tema del festival católico alemán le
dé voz a los pobres y oprimidos mientras disemina la buena nueva de Cristo
entre los hombres y las mujeres.
"Imploramos
al divino consejero, el Espíritu Santo, que podamos tener la valentía y la
fortaleza para ser testigos de esa esperanza, que es Dios, para toda la
humanidad", concluyó.
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