Por Víctor Salmerón
El último estudio de
Datanálisis sobre la percepción de la población acerca del abastecimiento
de alimentos, dibuja a un venezolano que experimenta cambios profundos en sus
convicciones. Atrás quedaron los tiempos en que el control de la economía por
parte del Estado era bien recibido, al contrario, ahora se rechaza la
intervención de empresas incluso en el caso de que estén acaparando,
especulando o violando la Ley de Precios Justos y, la idea de nuevas
expropiaciones, cuenta con mínima aceptación. El discurso del Gobierno es
pólvora mojada en la lucha por la opinión pública, mientras que Polar y Fedecámaras
gozan de credibilidad.
Luis Vicente León, economista,
profesor de la Universidad Católica Andrés Bello y quien ha estado al frente de
Datanálisis por 21 años, analiza los resultados del estudio, realizado entre el
6 y el 16 de abril en las principales ciudades del país (Caracas, Maracaibo,
Valencia, Maracay, Puerto la Cruz, Barcelona, Mérida y Barquisimeto) y que es
representativo de toda la población. Además se adentra en la coyuntura y
no duda en advertir que en el corto plazo los venezolanos sufrirán una mayor
escasez de productos básicos.
El estudio revela que siete de
cada diez venezolanos está en contra de que el Gobierno ocupe empresas incluso
si están violando la Ley de Precios Justos, acaparando o especulando. Además la
gran mayoría considera que el control de precios causa desabastecimiento y la
expropiación de empresas es vista como un paso seguro para que
desaparezcan marcas y empeoren los precios. ¿Por qué se perdió la convicción en
que la intervención y el control de la economía por parte del Estado benefician
al consumidor?
La población perdió por completo la confianza en la capacidad del Gobierno para ser mejor, incluso frente a un acaparador o especulador, porque el resultado de que ocupe empresas es peor que estas prácticas, lo que hace es destruir capacidad productiva. ¿Quién está diciendo que va a resolver el problema expropiando las empresas que no están produciendo? El mismo Gobierno que expropió las empresas de azúcar y no hay azúcar, el que expropió las torrefactoras de café y no hay café, el que expropió Sidor y tiene 180 días parada. ¿Cómo le ofreces a una población que sabe que no estás haciendo nada con las empresas que tienes en tus manos que tú vas a resolver el problema expropiando incluso en el caso de las compañías que especulen? Está demolido el discurso de intervención del Estado, la población no solo no lo cree sino que es impopular.
El Gobierno tiene un problema
serio de credibilidad. De acuerdo con esta encuesta sólo el 22,9% de la
población manifiesta tener credibilidad en lo que el presidente Nicolás Maduro
dice sobre el tema del abastecimiento y 28,2% en lo que señalan los
representantes del Gobierno. En cambio, 88,9% de los venezolanos tiene total
credibilidad en los planteamientos de Empresas Polar y 68,3% en los de
Fedecámaras.
Se pulverizó la fe en la intervención del Estado, la confianza en el Gobierno y en el discurso del Presidente. Es la triple corona: no te creo a ti, no le creo al Gobierno y no creo en tu modelo de intervención. Es imposible mantener un discurso falso, incluso emitido con mucho populismo y emoción, cuando el resultado final es que la población no tiene productos, la escasez es gigante, la gente tiene que comprar pagando sobreprecio, las colas son brutales, la crisis está a la vista y además el Gobierno es un actor fundamental porque tras las expropiaciones es uno de los principales productores de alimentos.
El 61,6% de la población
señala que consigue muy pocas cosas de las que busca y 34,5% que no encuentra
nada de lo que desea comprar. Una de las principales causas del
desabastecimiento de alimentos es que las empresas no tienen materia prima
porque el Gobierno no les ha asignado divisas para importar. Ante esto el
vicepresidente del Área Económica, Miguel Pérez Abad, señaló que los empresarios
deben romper la alcancía y utilizar los dólares que tienen depositados en el
exterior. ¿No tiene razón?
Estoy de acuerdo en que la empresa y el empresario son responsables de la materia prima, la maquinaria y su capital de trabajo. Es el dueño el que tiene que traer los dólares para este tipo de cosas, no tengo debate sobre esto. ¿Pero quién impide que eso ocurra? El mismo Gobierno con el control de cambio. Voy a explicarlo con un ejemplo: supongamos que utilizo 20 mil dólares para comprar papel en el exterior y hacer encuestas. Vendo mi producto y me pagan en bolívares. ¿Puedo ir al Dipro o el Dicom a cambiar esos bolívares en divisas para volver a importar papel, seguir produciendo y recuperar lo que invertí? ¿Has visto a alguien que va al banco una mañana y le venden los dólares? Probablemente el Gobierno me dirá vuelve a traer tus dólares. Es decir, el esquema es que yo utilizo mis dólares para producir hasta que me quedo sin patrimonio y entonces, cuando no tenga más remedio que parar la planta, me expropian. ¿Entonces no es mejor que no traiga nada, me expropies y me quede con mis dólares afuera?
¿Entonces la única manera de
que las empresas traigan materia prima es abriendo el mercado cambiario?
Si abres el mercado cambiario las empresas van a traer lo que necesitan. Las casas matrices van a enviar materiales si saben que los productos se van a vender en bolívares y luego van poder comprar los dólares para obtener dividendos y reinvertir. En el caso de las empresas pequeñas los mayoristas que tienen divisas y ven una oportunidad de negocios les van a realizar las importaciones. En una segunda etapa habría que negociar el tema de la deuda que las empresas adquirieron con proveedores en el exterior.
Para el Gobierno eso también
implica reconocer que el mercado se va a achicar porque los precios van a estar
de acuerdo a un tipo de cambio que se va a mover en un mercado abierto.
Los productos van a ser más caros y el mercado se va a reducir porque el consumo cae, por eso es que el Gobierno no lo quiere aceptar. Pero la demanda que había anteriormente era ficticia, dependía de unos precios que estaban por debajo de los costos, por debajo de la realidad.
Al tema cambiario se añade el
control de precios que también es una causa importante en el desabastecimiento.
Por supuesto. ¿Qué dijo el Gobierno esta semana cuando subió mil por ciento el precio de la harina de maíz? ¿Cómo estaba ese sector hace dos meses? ¿Quién es el culpable de que no hubiera inversión y producto el empresario o el Gobierno que tiene el precio controlado mil por ciento por debajo?
Luis Vicente León fotografiado
por Roberto Mata.
El Gobierno dice que en el
segundo semestre va a mejorar el abastecimiento y recientemente ajustó el
precio controlado de una serie de productos. ¿Qué opina?
El aumento de precios controlados de la harina o el pollo es sal de trufa en un bistec podrido. Es la tendencia correcta pero se lo estás poniendo a un sector productivo que no tiene capacidad productiva, que le debe a cada santo una vela, sin acceso a dólares, sin crédito en el mercado internacional, al que se le está yendo su mano de obra calificada y que enfrenta una inflación que este año va a ser superior a 450%. La mejora es sacar la nariz de un pozo séptico.
¿No hemos llegado al clímax
del desabastecimiento?
El clímax lo vamos a ver en los próximos dos o tres meses porque ahora es cuando están parándose las plantas y las líneas de producción. Antes había reducción de la producción, hoy hay cierres de plantas. A esto añádele la caída de las importaciones.
¿La perspectiva en el corto
plazo es más desabastecimiento haga lo que haga el Gobierno?
Sin ninguna duda. Imagínate que hoy entrega divisas y abre el mercado. ¿Cuánto tiempo lleva prender las plantas que están apagadas? ¿Importar los materiales?
Hay quienes piensan que
obtener financiamiento y una apertura del mercado cambiario pueden ser medidas
mágicas. ¿Qué opina?
Aquí no hay salidas mágicas, no hay forma de salir ilesos de la crisis. El financiamiento sería para crear un plan de ayuda para la población más pobre, a fin de suavizar el sacrificio. No es para traer harina, arroz, aceite, eso lo puedes conseguir del sector privado si le abres el mercado y le permites su ciclo con precios que van a afectar la calidad de vida de la población, porque ese es el precio real de la mercancía y tendrás que esperar un tiempo hasta que se ajusten los salarios a ese proceso para rescatar algunos niveles de demanda. Es imprescindible un cambio de modelo.
¿Qué implica el cambio de
modelo?
Que el estado reconozca su incapacidad y se convierta en una guía y no en un controlador de la economía. Permitir que el mercado funcione e incorporar al sector privado nacional e internacional al proceso de cambio, a fin de propiciar que haya inversión. Además las plantas públicas tienen que ser operadas en combinación con el sector privado, de lo contrario no hay forma de rescatar la producción porque el Gobierno ha demostrado que es incapaz de hacerlo. Conseguir dinero para financiar el costo social porque tienes que permitir desplazamientos de precios y la devaluación de la moneda. Si no das este giro vas directo al barranco.
¿Nicolás Maduro es capaz de
hacer estos cambios?
A Maduro lo van a presionar las circunstancias. O lo presiona la ausencia de productos, un referendo o los militares, porque al final de cuenta la gran variable es si puedes mantener al país en este desastre económico e impidiendo que la oposición se manifieste, rompiendo la Constitución y las leyes.
¿Cuánto tiempo es posible
mantener ese esquema?
A lo mejor toda la vida, pero para eso necesitas represión como en Cuba, China o Corea. ¿Está el sector militar dispuesto a pasar de la represión pasiva a la represión activa? Ahora reprime mostrando las armas en la cola, saliendo a la calle, colocando barreras. ¿Pero el militar está dispuesto a pasar la frontera y atacar, matar y apresar? Los cubanos estuvieron dispuestos. Los argentinos no y Fernando de la Rúa tuvo que irse.
27-05-16
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