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miércoles, 25 de mayo de 2016

La Comuna 13 (Colombia)


Por Fernando Niño


El poblamiento de la Comuna 13 es un conjunto de 19 barrios anclados en las montañas del centro occidente de Medellín, capital del Departamento de Antioquia, y es la segunda ciudad más importante de Colombia. Con una geografía muy escarpada, según el anuario estadístico del 2005 tiene un total de 134 mil habitantes, 30% menores de 14 años, 7% mayores de 65, el 63 % restante es población activa entre 15 y 64 años. La encuesta de calidad de vida del 2005, nos dice que el 36% es del estrato 1, es decir los más pobres, el 31 % es estrato 3, de medio a pobre y el 6% es de estrato 4, medio siendo la barriada más densa de 192 habitantes por km2. Su historia es una de violencia y terror, pero hace 25 años, por allá por los 90´s, los ciudadanos llegaron a una conclusión, o nos involucramos a mejorar la vida de estos seres, o nos llevan con ellos al infierno.


El Gobierno nacional como local han intervenido la Comuna 13 haciendo obras de infraestructura como las famosas escaleras mecánicas, donde estaban esos cerros empinados, y hoy son un atractivo turístico. Obras de infraestructura social, como escuelas, bibliotecas como la de San Javier, casas hogares para atender a las familias con asesoría psicológica y legal, oportunidades de empleo, de formación técnica y profesional, de emprendimiento a familias. El embajador de Francia, Pierre_Jean Vandoome, declaró después de pasear por las escaleras eléctricas, el metro cable, el metro y llegar a un parque, “esto se merece un premio a la inteligencia, por su impacto social en sus pobladores”. Hoy miles de cámaras junto a un complejo sistema de seguridad de hombres y mujeres, protegen a los pobladores. Intervenciones de todo tipo de la ciudadanía y los gobiernos han hecho y siguen intentando cambiar la historia de La Comuna 13.

Entre los años 2001 y 2003 la Comuna 13 se convirtió en escenario de guerra que tuvo de protagonistas a milicias, guerrillas, paramilitares, malandros, y la fuerza pública. Según Luz Amparo Sánchez, autora del libro “La huella invisible de la guerra: desplazamiento forzado de la Comuna 13”, Estos enfrentamientos fueron facilitados por el vacío de poder generado por la precaria presencia del Estado y sus instituciones, configurando un escenario de conflicto, inducido y aprovechado por los múltiples actores armados, dejando en desamparo total a la población civil. Estos grupos violentos se “apropiaron autoritariamente del miedo”, es decir que explotaron los miedos naturales de la sociedad para su beneficio, utilizando al barrio como guarida para secuestros, desvalijamientos, y tráfico de drogas, de prostitución y juego, como corredores de fuga con otros sitios urbanos. El 29 de Julio del 2002, los paramilitares de las autodefensas dirigidas por “Don Berna”, incursionaron en la parte alta del barrio, mataron a varias personas de la forma más violenta (que me reservo) y quemaron casas, en nombre de combatir a las FARC, estos últimos habían entrado en nombre de combatir a los asesinos y malandros de la droga, y así de nuevo, a la salida de los “paras”, retornan los primeros y comienza de nuevo este espiral de violencia y exclusión, con cada nuevo grupo imponiendo su nueva ley.

Estoy en una farmacia desde donde veo a lo lejos La Comuna 13, compro medicinas para múltiples amigos y parientes, la dependiente, no importa cómo se llama, tiene la noticia sobre el mostrador, “185 homicidios violentos entre el 1 de enero y el 22 de mayo de 2016”, con una declaración de su alcalde Federico Gutiérrez Zuluaga, “no cederemos ante la presión de los criminales”. 

Se me acerca la dependiente al verme leer la nota, me dice, “ustedes los venezolanos (no sé cómo supo) han hecho que nosotros salgamos del mapa de la violencia, ¿es verdad que están tan mal?” Y le digo, que esas muertes, señalando la noticia, que ellos tienen en estos cinco meses son las muertes de Caracas, en un mes (le mentí, por pena), “a Caray”, y ¿de verdad que no hay arroz, ni papel toilette? La tipa insistía como para que me diera cada vez más pena. Estaba en la cuna de Pablo Escobar, de la violencia por antonomasia de 60 muertes de carros bomba diarios, y la señora me tenía contra la pared, sí, le dije tímidamente, y pedí la retahíla de medicinas, me las trajo todas. Y le pregunté ¿no me va a pedir el récipe?, “no, a los venezolanos no se los pedimos por solidaridad” Y me congracié con la señora. Antes de irme ya de espaldas a ella, me preguntó, y si todo está tan malo, ¿por qué votaron por Maduro?

25-05-16




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