La preocupación por la
situación en Venezuela ha llegado a tal nivel en América Latina que algunos
países han entrado en la fase de comunicados conjuntos con llamamientos a
evitar un posible golpe de Estado. Es lo que han hecho Argentina, Chile y Uruguay, tres países con presidentes de
ideologías diferentes -el primero de centro-derecha y los otros dos de
centro-izquierda- pero con un hilo común: su alejamiento del llamado eje
bolivariano. Los cancilleres de estos tres países han hecho pública una nota
conjunta muy dura en la que llaman a los venezolanos de los dos bandos a la
reconciliación y a mantener la tradición democrática de este país. Aunque no
llegan a citar expresamente la idea del "golpe de Estado", el texto
destila en todo momento ese temor a que vuelva al continente una de sus peores
pesadillas, que lo dominó en los 70 y los 80. Los cancilleres llaman al diálogo
para evitar "alternativas radicales".
"En la presente hora de
grave polarización que vive la hermana República Bolivariana de Venezuela, los
Ministros de Relaciones Exteriores abajo firmantes, en representación de sus
respectivos Gobiernos, formulan un urgente llamado a un efectivo diálogo
político y a un genuino entendimiento cívico entre todos los actores políticos
y sociales de esa nación hermana", señala la nota. El Gobierno del
argentino Mauricio Macri fue muy duro desde el principio con el venezolano
Nicolás Maduro e incluso promovió que en Mercosur, al que pertenecen estos tres
países, fuera aplicada la cláusula democrática para expulsar a Venezuela. Pero
Macri se quedó solo en aquella ocasión y la canciller Susana Malcorra descartó la idea. Sin
embargo Maduro ya no tiene apoyos en el sur del continente. Uruguay, donde aún
gobierna el Frente Amplio, ha girado su posición desde que no está el
presidente José Mujica sino Tabaré Vázquez, más moderado, aunque incluso el
propio Mujica ha llegado a decir de forma irónica que Maduro está "loco
como una cabra".
La chilena Michelle Bachelet también está muy alejada de
Maduro, cada vez más aislado.
El texto es muy claro.
"Con pleno respeto al principio de no injerencia en los asuntos internos,
creemos que los problemas de Venezuela deberán ser resueltos por los propios
venezolanos, de conformidad a su institucionalidad y observando los compromisos
internacionales de plena protección de los derechos humanos y las libertades
individuales. Confiamos en que el pueblo venezolano sabrá honrar su larga
tradición democrática y su histórico compromiso con las soluciones políticas
pacíficas y de consenso, desalentando así alternativas radicales que lo alejen
de las vías democráticas". Esa mención dos veces a la democracia
venezolana muestra hasta qué punto la ven en riesgo estos países.
La nota finaliza con un
llamamiento a la unidad y una oferta de estos tres países a realizar una
mediación entre los dos sectores: "Los Cancilleres que suscriben, al
formular esta exhortación al Gobierno, a la Asamblea Nacional, y a todas las
fuerzas políticas y sociales venezolanas, expresan su fraternal disposición a
acompañar mediante un grupo de amigos dicha imperiosa tarea de reencuentro
nacional", remata. De momento solo se han sumado estos tres y no están
otros que podrían coincidir con la filosofía como Brasil, inmerso en una profunda crisis interna tras la destitución temporal de
Dilma Rousseff.
SILVIA AYUSO
Estados Unidos y Colombia se
hicieron este viernes eco del llamamiento del expresidente del Gobierno español
José Luis Rodríguez Zapatero y manifestaron su respaldo a su
propuesta de un diálogo nacional para que Venezuela encuentre
una salida pacífica a su crisis.
“Estados Unidos, junto a los
países de la región y de todo el mundo, continúa llamando a un diálogo
productivo entre todos los poderes del gobierno”, dijo el portavoz del
Departamento de Estado norteamericano Mark Toner en un comunicado. Para
Washington, este diálogo debe servir para “garantizar el respeto a la voluntad
del pueblo, el estado de Derecho, la separación de poderes y el proceso
democrático”.
Colombia “coincide en la
importancia del diálogo nacional, admitiendo todas sus dificultades, para dar
solución a los problemas económicos, sociales y políticos más apremiantes por
los que atraviesa el país vecino”, dijo por su parte la Cancillería colombiana.
De similar manera a Washington, Bogotá subrayó que se trata de un diálogo que
debe ser “respetuoso de las instituciones, de la separación de poderes y de la
voluntad expresada en las urnas por el pueblo venezolano, que son la fortaleza
de la democracia”.
21-05-16
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