Trino Márquez 27 de mayo de 2016
@trinomarquezc
La
cúpula madurista, con las muletas que le prestan las Sala Constitucional del
TSJ, las rectoras del CNE y parte de la cúpula militar, la acaudillada por
Vladimir Padrino López, parece haberse decantado por bloquear la posibilidad de
que el referendo revocatorio se realice este año. No van a impedirlo. Sería
grotesco. Buscan algo peor: diferirlo para que se realice el año que viene
cuando la oposición perdería. En ese escenario lo más racional sería
desmontarlo y denunciar ante el mundo el fraude que habría cometido el régimen
contra la voluntad popular.
Con el
aplazamiento de la consulta el gobierno busca varios objetivos. Uno:
desmovilizar ydesmoralizar la oposiciónmostrando una fuerza fundada en la
coerción, no en el respaldo popular. Este fue el camino seguido por Fidel
Castro hace casi sesenta años, luego de los primeros tiempos de fervor revolucionario;
aunque debe admitirse que en los inicios
de los sesenta, Castro gozaba de un enorme prestigio y reconocimiento popular.
Un sector importante de los cubanos estaba dispuesto a inmolarse en nombre de
la Revolución. El mandatario criollo
jamás ha navegado en el mar de la popularidad.
Otro
objetivo apunta a erosionar e incluso
destruir el liderazgo de la MUD, especialmente el de Henrique Capriles, quien
desde hace meses planteó la revocación del mandato de Nicolás Maduro como la
principal estrategia para salir de su gobierno por la vía constitucional. Si el
revocatorio no se lleva a cabo en 2016, la MUD sufriría una derrota
significativa, y el madurismo, en contrapartida, se fortalecería.
El
madurismo, versión bastarda del chavismo,
ha demostrado que lo único que le interesa es mantenerse abrochado al
poder, sin importarle el costo de esta operación. Para continuar aferrado a
Miraflores la opción que le queda es excluir y reprimir en varios círculos
concéntricos.
El
primero, ignorar y agredir la mayoría parlamentaria. Desconocer su autoridad.
Encerrar la Asamblea Nacional en sus cuatro paredes. El Parlamento debe quedar
relegado de cualquier decisión importante. La gente tiene que sentir que perdió
su voto el 6-D y que, por lo tanto, carece de sentido acudir a cualquier otro
proceso electoral. El otro, mantener bajo amenaza permanente a los líderes
opositores o a las personas de su
entorno. A Henry Ramos Allup no lo han metido preso, pero encerraron a su jefe
de seguridad, Coromoto Rodríguez. El mensaje resulta claro: vamos por ti. En
tercer lugar, las manifestaciones convocadas por la MUD y las expresiones de
malestar popular serán reprimidas a discreción. No habrá misericordia. La
Guardia Nacional, la Policía y el Sebin deben convertirse en la Seguridad
Nacional que sostuvo a Pérez Jiménez.
Maduro
y su camarilla emprendió el camino del desconocimiento de la Constitución y la
represión desembozada. Así actúan las dictaduras, aunque conserven los retoques
con que losmaquilla el Poder Judicial. El destino de estos regímenes
autoritarios siempre es el mismo: se desmoronan porque el descontento y la
movilizaciónciudadana, las fisuras internas y las contradicciones entre los
oficiales del alto mando irrumpen con tal fuerza, que la pandilla gobernante no
puede contenerlos.
Nicolás
Maduro tendrá que convocar este año el revocatorio. Su nombre está asociado de
forma indisoluble con el hambre, la inflación, la escasez de comida y
medicamentos, el deterioro de los servicios públicos, el auge de la delincuencia
y la inseguridad personal. Ya no se trata solo de que tenga una mentalidad
formada en el comunismo más ortodoxo y antidemocrático, sino que su permanencia
en la presidencia de la Republica exacerbará la miseria y la ruina total del
país. Con él, la crisis no se detendrá.
Si
Maduro sobrevive a 2016 se fortalecerá y, seguramente, comenzará a mover las
piezas con el fin de evitar que las elecciones presidenciales previstas para
2018 no se realicen. De este expediente se valió Pérez Jiménez en 1957. Los
comicios de gobernadores contemplados en la Constitución para este año, no se
efectuarán. Esto nos da una muestra de hasta dónde está dispuesto a llegar para
preservar el poder para él y sus secuaces.
El
hambre revocará a Maduro. Tratará de seguir refugiándose en la “guerra
económica”, pero ya nadie le cree. Hay
que convertirla en la consigna principal: ¡Maduro es hambre!
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