Por Nicolás Bianco
Hace pocas horas la dictadura
inició la cancelación del pago retrasado por casi siete días de la primera
quincena de mayo para más de 200.000 nóminas universitarias en todo el país.
Una disposición que viola con alevosía el derecho constitucional del pago
preciso y oportuno que reconoce la jornada laboral.
Retener los salarios es la
nueva penuria para los venezolanos diseñado por los jerarcas del “Estado
Criminal” que desde los cenáculos del Fuerte Tiuna y de Miraflores se aplica
con todo cinismo. En el caso de las universidades, la tabla salarial de hambre
proveniente de la lesiva Convención Colectiva II, y el bloqueo del envío de
exiguos fondos de mantenimiento, aplastados como los salarios por la inflación,
a más del desabastecimiento de los distintos rubros ocasionan como grave
impacto la obsolescencia de plataformas académicas, tecnológicas e
informáticas. Unas pocas “puyas” quedan para que los estudiantes (becas y otras
providencias) tengan que conformarse con aire y harina.
Son años de mandato chavista
madurista de incuestionable lesa universidad, con el fin de inducir el
debilitamiento progresivo del sistema de educación superior venezolano. El
grupo de universidades autónomas es el blanco más deseado por los verdugos y
conversos del régimen. Objetivo por cierto inalcanzable a pesar de la más
sostenida subversión que haya sufrido nuestra universidad en toda su historia
republicana. Han fracasado una y otra vez.
No es un “cierre técnico”,
descripción ambigua que se presta a interpretaciones y matrices de opinión
diversas, se trata de ahorcar y asfixiar en lo presupuestario y salarial, negar
las necesarias divisas para entrenamientos en el exterior o para el
imprescindible intercambio científico y de gestión de información
(bibliotecas). También se subvierte el orden institucional y electoral
intramural, se satura a los campus universitarios con un intenso tráfico de
estupefacientes y de delitos al segundo, se confisca y militariza el Consejo
Nacional de Universidades, al Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y
a Fundación Ayacucho, además de apropiarse de las admisiones, promover el
fracaso inicial y la deserción debida a la infame preparación en educación
media. Todo ello conduce a un colapso severo con miras a concretar, al final,
la perdida de la condición del ser universitario de la universidad plural y
democrática de nuestro país.
En el momento que escribo
estas líneas, el esfuerzo nacional de innovación académica del puñado de
universidades agrupadas en la Asociación Venezolana de Rectores alcanzado en
estos últimos ocho años, se encuentra en peligro de extinguirse.
Padecemos una atroz dictadura.
Jamás este nefasto régimen ha reconocido o respetado el Estado de Derecho. No existe
un solo logro o iniciativa en 17 años que pueda catalogarse como institucional
o democrático. Solo traición, desolación, destrucción y muerte. El prontuario
de sus ejecutores está repleto. La reciente respuesta del Secretario de la OEA
Luis Almagro refuerza la condena nacional e internacional.
Somos ciento de miles de
universitarios civilistas. La autonomía va en nuestra sangre. Entablar
problemas o conflictos intramurales estériles entre nosotros mismos nos
debilita. Rechacemos con unidad y puertas abiertas la subversión y el colapso.
Hemos de ayudar a deponer la dictadura madurista. El mundo libre y plural y
sobre todo la Venezuela que resiste con honor lo reclaman.
22-05-16
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