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sábado, 16 de julio de 2016

Rey sin gracia divina por @LeoMoralesP


Por Leonardo Morales


Cuatro, tres, dos…corresponde a una cuenta regresiva que generalmente se utiliza para significar distintos asuntos: lanzamiento de un cohete al espacio, para el inicio de una pieza musical o para decretar el fin de algo.

La fisonomía de este gobierno ha sido siempre polémica y controvertida. Maduro, al menos más descaradamente, procedió a correr la cortina que confirma la sospecha que todos albergaban y que corrobora que nos acercamos- o ya estábamos- en el fin de los regímenes democráticos inaugurado en 1958.

La vigencia de gobiernos democráticos en Venezuela y en cualquier parte de mundo supone, seguramente muchas cosas, pero importa resaltar en esta oportunidad, el ejercicio pleno de los civiles de sus funciones en los asuntos públicos, de gobierno, derivados de una legitimidad impuesta por los ciudadanos en elecciones universales, directas, secretas y libres, circunstancia hoy seriamente afectada. El control civil, esto es, la plena autonomía de los civiles para formular las políticas del Estado ha sido flagrantemente vulnerada dando paso a un régimen militar que nadie eligió.


Aquellos demócratas

Siempre aparece una aparentemente paradoja que coloca a un sujeto enredado en conspiraciones y golpes de Estado con fines democráticos. Salta sobre las mentes esfuerzos para justificar o descalificar que un genuino demócrata participe en actividades golpistas.

La Revolución de Octubre, la nuestra, la adelantada por los adecos y no aquella que fue parteada en Rusia, tuvo como justificación la instauración de la democracia con todos los aditamentos que de ello se deriva. Así la Unión Militar Patriótica junto al liderazgo civil ejercido por Rómulo Betancourt y su partido puso punto final al gobierno del General Isaías Medina Angarita.

El resultado del golpe fue la instauración de Junta Revolucionaria de Gobierno integrada por Rómulo Betancourt quien la presidió y acompañado por Raúl Leoni, Luis Beltrán Prieto Figueroa, Gonzalo Barrios, Edmundo Fernández, Carlos Delgado Chalbaud y Mario Vargas, mayor y capitán los dos últimos, respectivamente. Esta Junta, así conformada, hablaba por sí sola acerca de sus propósitos democráticos y civilistas, apenas dos uniformados. La historia de regímenes militares parecía haber llegado a su fin.

Militares: come back

Maduro con pose solemne o de susto le anunció al país una nueva Misión que sería dirigida por el Presidente-me refiero a Maduro no a otro- y por el Ministro de la Defensa. La nueva Misión tiene como decorado que los ministros, los civiles y militares, deberán subordinarse ante este salvador de la patria- Padrino, no Maduro.

Así como la revolución nos ha regresado al pasado en materia productiva también lo ha hecho en aquellos asuntos que tienen que ver con la conducción del Estado y del ejercicio democrático. Los esfuerzos iniciados desde el 45 del siglo pasado dieron un salto atrás, al punto de que aquello de que “el sector civil decide y ordena y la FAN obedece, acata y cumple”, como señala Luis Buttó en “Civiles y Militares”, es cosa del pasado.

Maduro nos presentó un panorama sombrío: por un lado, dibujó un gabinete cuyos ministros terminan en disminuidos oficinistas, en “lleva y trae” del Gran Jefe militar, también de alimentación, de abastecimiento  y, muy importante, de represión. Por otro lado, para terminar de bordar la faena, nos confirma que los esfuerzos, si acaso los hubo, en aquello de los motores terminó en pura chatarra. Así las cosas, ni el Plan de la Patria tantas veces elogiado, ni los motores logaron éxito alguno. Ante el fracaso anterior, ahora un plan especial dirigido por militares como que sí los anteriores no estuvieron también en manos castrenses.

Por un error histórico Maduro reina, sin atributos, sin jerarquía y tembloroso de una casta militar que ahora tutela la práctica democrática.

16-07-16




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