Por Vanessa Davies
El Gobierno sí va a hacer las
elecciones de gobernadores, pero va a buscar la forma de promover la abstención
en la población, anticipa el politólogo y profesor universitario. Y es
justamente la abstención el enemigo a vencer por la MUD, afirma
Que cada quien juzgue si “la
calle” permitió a la oposición lograr los objetivos que se propuso antes de dar
inicio a una agenda de manifestaciones que comenzó en abril y culminó,
prácticamente, con las elecciones de la asamblea constituyente. Pero si las
protestas no lograron lo que la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) buscaba,
todo indica que las elecciones regionales sí lo harán: torcerle el brazo al
Gobierno Nacional, más ahora, con la disputa cuerpo a cuerpo, territorio por
territorio.
Según los cálculos del
politólogo John Magdaleno, la oposición puede, sin haber comenzado formalmente
la campaña electoral, ganar 18 gobernaciones. No obstante, tiene el reto de
superar el desánimo de quienes consideran que cuatro meses de protestas no
rindieron los frutos esperados.
Como profesor universitario,
consultor y director de la firma Polity, Magdaleno observa, con mucha claridad,
que la oposición concurre a un proceso electoral en condiciones desventajosas,
a las que se añade el desánimo que pueden sentir sus seguidores al comprobar
que -pese a las protestas- el Gobierno sigue allí, la constituyente se instaló
y comer y vivir sigue siendo una proeza.
En conversación telefónica
con Contrapunto, el analista afirma que el Ejecutivo se empeñará en
promover la abstención en las filas opositoras.
Muchas personas pensaron que
"la calle" era la vía para salir del Gobierno rápidamente. Foto:
Anthony Ascer Aparicio
La principal amenaza: el
desánimo
–Parece haber desánimo,
desmovilización de la militancia opositora. ¿Eso afectaría la participación de
la oposición en las elecciones de gobernadores?
–El origen de esa desazón es
que se le comunicó a la gente, o al menos quedó la sensación, de que las
movilizaciones de calle eran el factor clave para producir el cambio político,
para dar pie a la transición. Me temo que era una expectativa infundada, pero
por otro lado es cierto que algunos líderes alimentaron esa expectativa. La
segunda causa es que en Venezuela no estamos familiarizados con la lucha contra
un régimen autoritario. Nuestra generación es hija de la democracia:
imperfecta, con problemas, con tropiezos, pero con un clima de libertades
públicas y de garantías procedimentales que permitió que Hugo Chávez llegara al
cargo de Presidente. La lucha contra un régimen autoritario es compleja, es
dura; no es fácil promover la transición política.
–¿Eso podría afectar el caudal
de votación de la oposición?
–Es la principal amenaza que
tiene frente a sí la dirigencia opositora. Por eso busca que la abstención sea
de tal nivel, que la primera probabilidad de triunfo que tiene la oposición se
debilite, o que se estreche la brecha de más de 20 puntos porcentuales que
tiene la oposición a su favor.
–¿Qué podría revertir esa
desmovilización opositora?
–En primer lugar, una
estrategia política y de comunicaciones destinada a explicarles a los
venezolanos, de forma llana y sincera, cómo se produce una transición a la
democracia. Esta tarea de pedagogía política es vital. Y en segundo término,
abordar las razones por las cuales la disputa en el tablero electoral sigue
siendo una herramienta al alcance de quienes quieren el cambio.
–¿De qué manera?
–Hay dos pistas para abordar
eso: explicar lo que se sabe de la experiencia internacional sobre estos
procesos y por qué en medio de las dificultades para la competencia electoral,
en medio de las estrategias del Gobierno y a pesar de la constituyente tiene
sentido participar.
–¿Piensa que con las
explicaciones la oposición puede resolver eso?
–Se puede reducir el número de
personas que no van a participar. Desde hace meses he planteado que en la lucha
contra el autoritarismo debes jugar como en una simultánea de ajedrez y hay, al
menos, 10 tableros: opinión pública, movilización social, opinión pública
internacional, organismos multilaterales, presidencia y parlamentos de otros
países, interlocución entre sectores empresariales, interlocución entre
oposición y chavismo descontento, toma de conciencia y elecciones.
"No es verdad que las
dictaduras no salen con votos"
Que oposición y chavismo
descontento se pongan de acuerdo es crucial, argumenta Magdaleno, porque muchos
sectores deben sumarse “a la causa del cambio y la gobernabilidad”. El
politólogo hace una pregunta descarnada: “Si uno no eleva los incentivos a
quienes vienen de la coalición dominante, y ellos son decisivos, ¿por qué
habrían de sumarse si su suerte política no está garantizada ni se les aseguran
condiciones de coexistencia satisfactorias?”.
–¿Por qué las elecciones
tienen tanto peso?
–No es verdad que las
dictaduras no salen con votos. Hay abundantes casos, especialmente en América
Latina, de regímenes autoritarios que salieron con votos: porque se vieron
obligados a aceptar los resultados o porque al cometer un fraude o intentar
cometerlo precipitaron una crisis mayor. Son casos como el de Pinochet en
Chile, el de Ortega en Nicaragua o el de Fujimori en Perú. Hay muchos casos en los
cuales la elección fue el hito crítico que contribuyó con la fractura de la
coalición dominante.
–Pero lo sucedido con la
asamblea constituyente no precipitó nada.
–Pareciera que no ha tenido un
efecto impactante en el corto plazo, pero en mi opinión y por lo que he
conversado con amigos chavistas sí tuvo impacto en la coalición. Eso contribuyó
a socavar las bases de la legitimidad del régimen autoritario. La lucha contra
el autoritarismo es un proceso de acumulación de fuerzas, y la elección del 30
de julio sí contribuye con este proceso. También me parece que los actos
constituyentes contribuyen a producir mayores fisuras. Hay sectores del
chavismo que no están de acuerdo con que la constituyente sesione por dos años,
y otros no avalan que las decisiones sean sometidas a referéndum. Son sectores
que se van sumando al proceso de deslegitimación del régimen autoritario.
Las elecciones de la
constituyente tendrán un efecto negativo en la coalición gobernante, afirma
John Magdaleno. Foto: Rafael Briceño
Largas... o cortas
John Magdaleno puntualiza que,
con el estudio de las transiciones, queda claro que se necesitan algunas
condiciones para que ellas ocurran: aumenta el número de personas
insatisfechas, disminuye la capacidad del régimen para limitar el pluralismo,
aumentan los umbrales de movilización y se incrementan los costos de la
represión. “Hemos analizado 33 casos y este es el circuito”, refiere.
–Usted habla de un proceso de
años.
–No necesariamente. Hay
transiciones muy largas, como la de Brasil, que tomó 11 años. O cortas, como la
de Portugal, que tomó meses. Depende de la fortaleza de la coalición opositora,
de la presión internacional, de la movilización social, de la gravedad de la
crisis económica. Pero no es un solo factor el que incide, sino una
combinación.
–En su opinión, ¿qué no debe
aceptar la oposición para las elecciones?
–Para empezar, la oposición no
puede aceptar participar en elecciones en las que no tenga garantías para que
la población pueda expresarse. Desde finales de 2014 la oposición y quienes
desean el cambio político son mayoría, y así se expresó en las elecciones
parlamentarias de 2015. La oposición no puede aceptar condiciones que
menoscaben su naturaleza mayoritaria.
–¿En qué se traduce eso?
–Intervenir las postulaciones
de candidatos es una forma de socavar. La oposición no puede aceptar que se
sigan vulnerando los controles de verificación de identidad. Tiene que haber
acceso a cuadernos de votación, tiene que haber igualdad en el tiempo para la
campaña, debe haber acceso equitativo al financiamiento. No pueden ser
elecciones sujetas a coerción. Es un dilema serio el que se le plantea a la
oposición: vemos señales de que la constituyente quiere intervenir esas
condiciones y promover abstención.
–¿Esa es la apuesta del Gobierno?
¿La abstención?
–No tengo la menor duda. Se
van a celebrar las elecciones de gobernadores, pero el Gobierno sigue actuando
para elevar la abstención.
El analista cree que el
Gobierno buscará aumentar la abstención en las elecciones de gobernadores.
Foto: AVN
Tampoco por cualquiera
–¿La gente va a votar por
cualquier candidato opositor?
–Sin duda, no. En algunos
casos podríamos ver victorias relevantes de la oposición en virtud de la buena
imagen de la que gozan algunos candidatos; en otros casos veremos competencias
más cerradas. Lo que luce claro es que, sin alteración de condiciones y reglas
de juego, la oposición puede llegar a ganar 18 gobernaciones. Es a la
alteración de esas condiciones a lo que juega el oficialismo.
–¿No cree que, si eso es así,
con más razón el Gobierno va a suspender las elecciones?
–Para eso altera las
condiciones y reglas de juego. Supongamos que la probabilidad de partida para
la oposición es ganar 16 o 18 gobernaciones, aunque algunos hablan de 21. El
Gobierno pretende bajar eso para que sea la mitad para cada sector. Un
resultado como ese sería mercadeado por el oficialismo como una victoria
política. Por eso su tarea en lo sucesivo va a ser intervenir condiciones y
reglas de juego para generar más inhibiciones de las que ya hay.
20-08-17
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