Por Rafael Viloria
Venezuela cuenta actualmente a
decir de los propios Venezolanos, de la opinión internacional en general con un
instrumento de derecho constitucional; que a diferencia de otros países
desarrollados o no, es único. Se trata de la “Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela.”
En su seno contempla y
reserva: derechos humanos y garantías sociales, civiles, políticos, económicos;
los “Deberes en general.” Se dice que nadie puede “exigir derechos cuando no se
ha cumplido con los deberes.” El Pueblo. “Conjunto formado por personas de
una misma nacionalidad o distintos países.” En Venezuela por ejemplo en 1956
(gobierno de Marcos Pérez Jiménez), el pueblo venezolano mostraba una población
de 6.420.000 habitantes. De ese conglomerado humano, un 43% se encontraba en el
medio urbano, mientras que un 53%, lo hacían en el medio rural.
Hoy ese pueblo aparentemente
pequeño, presenta una población superior a 35. M.M de habitantes. Las cosas han
cambiado bastante. Ahora en 61 años, aumentamos poblacionalmente un 545%... el
90% lo hacen en el medio urbano, el 10% en el medio rural.
¿Qué cosas hemos hecho, dejado
de hacer y que tenemos que seguir haciendo los Venezolanos?
Lo que hemos hecho:
Hemos permitido que los
discursos mesiánicos de mundos de fantasías utópicos, nos hagan imaginar la
fábula de la bella durmiente, que despertaría, si el príncipe encantado le daba
un beso. Solo era problema de tener paciencia, tranquilidad, todo va a depender
de la llegada y presencia de un “mesías” que nos salve y proteja a todos.
Un día en común del calendario
tradicional de los 365 días del año, el cuatro (4) de febrero de 1992; los
medios impresos, televisivos, radiales y la opinión en general vio y oyó una
frase lapidaria “por ahora” el “mesías” esperado había aparecido, “Hugo Chávez
Frías”.
El tres (3) de febrero nadie
conocía al “mesías” el cinco (5), el país, el pueblo quería conocer al enviado,
ser como él. traía en su mochila la solución, la clave; la forma de resolver
todos los problemas que ya se perfilaban como calamitosos; Que ahora caminan
hacia un cataclismo; en especial los que tienen que ver con los “Derechos” que
el difunto mesías prometía resolver por la vía de la Constitución más
importante del mundo.
De manera especial hay que
citar la aciaga crisis integral, que hoy afecta a los venezolanos, más allá de
sus niveles sociales en particular: La Salud. No obstante a lo que el
mesías incluyó en los derechos sociales y de las familias (capítulo V) de la
carta magna en los artículos 83º, 84º, 85º y 86º. Esos derechos Resultaron
letra muerta. Todo ello a juzgar por el dantesco cuadro que hoy visible
tangiblemente se ve y se toca en el sistema Público de salud venezolano.
En ese contexto hay que citar
las vicisitudes que pacientes y familiares de estos sufren frente a la búsqueda
a dar respuestas firmes a hombres y mujeres que hayan sido diagnosticados con
el “Flagelo” del “Cáncer”. Según lo dispone y reserva el artículo 84º
Artículo 84 Para garantizar el
derecho a la salud, el Estado creará, ejercerá la rectoría y gestionará un
sistema público nacional de salud, de carácter intersectorial, descentralizado
y participativo, integrado al sistema de seguridad social, regido por los
principios de gratuidad, universalidad, integralidad, equidad, integración
social y solidaridad. El sistema público nacional de salud dará prioridad a la
promoción de la salud y a la prevención de las enfermedades, garantizando
tratamiento oportuno y rehabilitación de calidad. Los bienes y servicios públicos
de salud son propiedad del Estado y no podrán ser privatizados. La comunidad
organizada tiene el derecho y el deber de participar en la toma de decisiones
sobre la planificación, ejecución y control de la política específica en las
instituciones públicas de salud.
El Estado tiene como deber
garantizar un eficiente y seguro servicio de asistencia médica sin otra
intermediación que no sea el hecho de padecer quebrantos de salud, sea de la
categoría que sea.
Particularizo en este orden el
padecimiento del cáncer en virtud de que miles y miles de seres humanos, son
hoy victimas a ultranza de acciones que no solo desconoce la magnitud del
flagelo del cáncer sino que exponen al pueblo a realizar prácticas que rompen
valores y principios de carácter ético y moral, tanto de los que sirven, como
los servidos.
Hoy solo la práctica de
acciones de solidaridad humana, la creencia en Dios, está dando respuestas que
hacen pensar que las fantasías utópicas de los falsos “Mesías” en nada ayudara
a encontrar el camino que conduzca, no solo a resolver el problema grave de la
salud pública, si nos las vías reales de solución que existen.
Ex presidente de Ceconave
18-08-17
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