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viernes, 18 de agosto de 2017

Lo que lamento de mi maestro Juan Carlos Monedero por @NicmerEvans


Por Nicmer Evans


Cuando conocí a Juan Carlos Monedero, lo entrevistaba en el canal Vive, un hermoso proyecto comunicacional de la revolución que solo quedó en eso. Era 2006, quizá, no recuerdo con exactitud. En esa oportunidad me impresionó mucho una frase de él que no puedo citar textualmente, pero que decía algo así: A la revolución bolivariana le falta más alegría.

Hoy entiendo mucho más lo que decía quien después decidí asumir como mi maestro, no solo por su inteligencia sino por su sensibilidad humana. Años más tarde Monedero escribiría “la felicidad es la ausencia del miedo” (pág. 54, 2013) en uno de los libros que se convertirían en esos imprescindibles para reencontrarme cuando dudaba: Curso urgente de política para gente decente. [1]

Es posible que hoy las razones que sostenían la amistad que nos unió no estén en sus mejores condiciones, en especial porque entiendo que sus actuales ocupaciones en España, su madre patria, no solo no le permiten estar mejor informado de Venezuela, sino que, al no estar aquí (como lo estuvo durante años compartiendo su tiempo con sus ocupaciones académicas en Madrid), inevitablemente le impide tener en la dermis la sensibilidad de lo que hoy vivimos los venezolanos.

Sin embargo, recuerdo muy bien que antes de irse me dijo de manera asertiva que no se me ocurriera hacer política con Maduro y Diosdado porque estaba seguro de que ellos conducirían esto a un desastre. Hoy mi estimado Monedero, incluso a pesar de ti, puedo decir que tenías razón y no sabes cuánto te agradezco ese consejo en 2013.

Hoy leo con asombro un artículo de mi estimado Monedero publicado en aporrea.org titulado “11 tesis sobre Venezuela y una conclusión escarmentada”, en el que pretende darnos lecciones éticas de cómo seguir soportando al gobierno de Maduro, pues si no viene la derecha asesina y el imperio.


Mi querido Monedero, te informo que esa derecha, la endógena (de la que siempre hablábamos), ya llegó y el imperialismo ruso y chino son los que nos dominan, y sé que tú lo sabes, pero entiendo que no quieres decirlo.

Señala Juan Carlos en su artículo que “los enemigos de tus enemigos no son tus amigos.” (2017) –afirmación que debería recordársele a Podemos cuando negocia con el PSOE o cuando le rinden pleitesía a su rey–, cosa que es absolutamente cierta. Sin embargo, en el caso venezolano cada cosa debe ser llamada de manera correcta. Cierto es lo que dice Monedero: “Hay una primera regla para saber de política: no vayas a las palabras del pasado creyendo que ayer significaban lo mismo que hoy. Las palabras permanecen, los conceptos cambian” (Pág. 22, 2013).

Asumiendo esto último, los enemigos de ayer pueden pasar hoy a ser transitoriamente adversarios, cuando el verdadero enemigo de la Constitución –proyecto por el que incluso él luchó– es el “hijo de Chávez” con el fin de utilizar el poder supraconstitucional establecido en ella, que solo puede activar el poder constituyente y que Monedero sabe muy bien que no fue así, porque no se le consultó al pueblo si deseaba ir a una asamblea nacional constituyente ni bajo qué condiciones o bases comiciales.

Tiene razón Monedero cuando afirma que “no tiene sentido que el odio a Maduro ponga a nadie decente al lado de los enemigos de los pueblos” (2017), pero el problema en sus palabras es que hoy ya no es odio a Maduro, como sí lo hubo contra Chávez. Hoy más de 80% del pueblo siente rechazo por el que traicionó al pueblo, por eso es que la gran mayoría no se pone al lado de los enemigos del pueblo: el madurismo.

Es cierto que la MUD también representa a un sector que fue, es y será “enemigo del pueblo”, un sector que hoy ni la misma oposición defiende cuando mantiene la misma actitud, pero sea dicha la verdad, ya no tiene ni fuerza para soñar con dar un golpe de Estado. Aunque lamento decirle a Monedero que si eso sucediera, no habría pueblo como el 13 de abril de 2002 que saliera a la calle a deponer ese golpe y regresar a Maduro al poder, así como sucedió con Chávez.

Ha escrito Monedero en ese nefasto artículo que “Maduro heredó un papel muy difícil: gestionar Venezuela en un momento de caída de los precios del petróleo…” (2017). Lamento decirle que me preocupa esta afirmación de su parte. Maduro gobernó antes de ser presidente 8 meses con el barril de petróleo a 98 dólares y después casi un año más a 90 dólares. Y para su información, hoy está a más del doble del peor momento de la caída y después de un año de estabilización del precio del petróleo, a poco más de 40 dólares, la escasez de comida y medicamentos, así como la depauperación del salario, llega a niveles aún más críticos. Por lo que aseguro que él, teniendo la oportunidad, saliera huyendo a Madrid a agradecer al rey su sueldo de profesor universitario en la Complutense.

A Monedero hay que recomendarle que se cuide de las generalizaciones. Ha dicho que “los cuarteles en Venezuela están con el presidente constitucional” (2017). Pero lamento tener que refutarle, pues son las cúpulas militares las que tienen privilegios y controlan una empresa como Caminpeg, o controlan la importación de los alimentos, o tienen bajo resguardo no la frontera sino el contrabando, las que mantienen en el poder a Maduro, porque la tropa, la que hace vida en los cuarteles, esa que dice Monedero conocer, sufre tanto ella como su familia la pobreza con el mismo dolor del resto de los venezolanos. Parece no saber Monedero sobre las detenciones de cientos de militares, sobre el terror que hay dentro de los cuarteles porque quien se atreva a disentir termina preso, una cárcel de la que nadie se entera porque se ejecutan juicios a través de tribunales militares que hoy son aplicados también a civiles de manera masiva.

Otro error que comete Monedero es la generalización sobre la oposición:

“La oposición en Venezuela lleva intentando dar un golpe de Estado desde el mismo día que ganó Chávez. Venezuela fue el mascarón de proa del cambio continental. Acabar con Venezuela es abrir la espita para que ocurra lo mismo en los sitios donde aún no ha regresado el neoliberalismo”.

Hoy en Venezuela existe otra oposición, que no es la MUD; es aquella que denuncia desde la izquierda que este gobierno es un neototalitarismo con políticas de derecha. Por cierto, esa otra oposición de izquierda está muy vinculada con lo que él dejó sembrado y que ahora desconoce: la autocrítica.

¿Qué opina Juan Carlos Monedero del decreto del Arco Minero y la entrega de la soberanía de 12% del territorio nacional a más de 150 transnacionales mineras? ¿No he leído a mi maestro Juan Carlos Monedero pronunciarse sobre la deuda externa venezolana, su inviabilidad y necesaria auditoría? ¿Por qué Monedero no explica el daño que han hecho y siguen haciendo los corruptos que tanto confrontamos en otros años? ¿Qué dice Juan Carlos Monedero sobre Haiman el Troudi?

Estoy seguro de que Juan Carlos tiene razón cuando afirma: “Los mismos que han llevado la destrucción a Siria, a Irak o a Libia para robarles el petróleo, quieren hacer lo mismo en Venezuela” (sic). El problema es que él piensa que eso pasará si sale Maduro, como si no supiera que la faja del Orinoco está llena de eso hace mucho pero mucho tiempo, con la complacencia de Chávez y hoy con la gran impunidad de Maduro, que les creó una figura jurídica que permite que la legislación venezolana pueda ser vulnerada por el interés económico en esos territorios (zonas económicas especiales).

Monedero afirma que “un referéndum ilegal en Venezuela presiona al régimen hasta el límite”. Un referéndum ilegal en Cataluña es un acto cercano al delito de sedición. Lo que olvida es que aquí el gobierno de Maduro impidió la realización de un referéndum el año pasado, a diferencia de Chávez que lo confrontó, para que el pueblo decidiera si lo revocaba. Por eso la oposición-MUD hizo una consulta popular maltrecha, y con unas preguntas nefastas, pero que movió mucha más gente que la elección del 30J para la ANC, a pesar de que Monedero solo consuma las cifras oficiales del totalitarismo. Lo que lamento es que no hubiésemos sido nosotros los que tuviésemos la iniciativa para realizarlo mucho mejor.

Lo más insólito de las palabras de Monedero es cuando asume que “gente de buena voluntad termina creyendo que hay armas de destrucción masiva o que Venezuela es una dictadura donde, curiosamente, todos los días la oposición se manifiesta (incluso atacando instalaciones militares), donde los medios critican libremente a Maduro (no como en Arabia Saudí, Marruecos o Estados Unidos) o donde la oposición gobierna en alcaldías y regiones” (2017).

Sería interesante discutir hoy con Juan Carlos el concepto de “dictadura”. A mí ya me parece arcaico tal como se usa dicho concepto para explicar regímenes que con elecciones igual desarrollan sistemas totalitaristas. Recuerdo haber estado con Monedero en Cuba y analizar ese sistema electoral, para concluir que eso no es democracia. Incluso, recuerdo haberlo escuchado criticar el sistema electoral de Estados Unidos por ser de segundo grado. Pero me parece increíble que una elección por sectores sociales, con circuitos municipales que rompió la proporcionalidad de la densidad poblacional, hecha con número y sin campaña transparente, sin testigos y con el cuestionamiento de la empresa encargada de suministrar el apoyo tecnológico, le sea digna de ser ejemplo para que no se le diga al gobierno de Maduro “dictadura” o “neototalitarismo”, aunque además tenga ciudadanos con orden de excarcelación aún presos o detenidos desaparecidos durante días, sin que su familia pueda saber en qué condiciones o dónde están, que enjuicia a civiles en tribunales militares por delitos civiles, y tantas otras cosas que sé que él sabe, pero que ignora intencionalmente para justificar lo injustificable.

Por otra parte, aquí hay libertad de expresión hasta que no hay. Gente presa por decir lo que piensa y medios que Monedero sabe muy bien que los compró el gobierno, porque así lo discutimos, que veta a actores políticos por incómodos, o el hostigamiento a medios con la policía del pensamiento como lo es Conatel, o canales sacados de las cableras, que no tiene nada que ver con la situación de finalización de la concesión de RCTV… Eso, Monedero, no es libertad de expresión ni socialismo, eso es neototalitarismo madurista ramplón.

Una estrategia típica del ejercicio de la justificación a la que apela Juan Carlos es hacerla a través de las acciones inapropiadas de otros: “Donald Trump puede cambiar a la fiscal general y no pasa nada, pero si lo hace Maduro, jefe del Estado igualmente elegido en unas elecciones, se le acusa de dictador” (2017). Primero es bueno aclararle a Monedero que no fue Maduro quien lo hizo formalmente, fue la ANC con justificación del TSJ, pero después de un ciclo de amenazas que incluía desde el presidente hasta actores de reparto en el canal del Estado que afirmaban dicha acción, amenazaban, incluso el PSUV acosaba las instalaciones de la Fiscalía permanentemente. En este punto en especial Monedero demuestra un nivel de ignorancia sobre el tema que me hace dudar de su sinceridad.

Lo injustificable de Monedero se encuentra en esta sentencia: “Maduro, en un contexto regional muy complicado, con fuertes estrecheces económicas que afectan la compra de insumos básicos, incluidas medicinas, ha juntado 8 millones de votos (aunque sean 7, según las declaraciones tan sospechosas del presidente de Smartmatic, que acaba de firmar un contrato millonario en Colombia). Venezuela está claramente dividida” (2017).

Al aceptar que no es una guerra económica, sino una mala política económica, Monedero termina reconociendo que es posible que, aunque hayan sido 7 millones los que votaron el 30J, Venezuela “está dividida”. Al final, esa fue una elección formal, que no puede tener un solo voto de más o menos, y no es un valor correcto mostrar que ha “juntado” 7 u 8 millones, como parece serlo para Juan Carlos. Esa elección es una estafa que no puede servir para justificar nada y punto.

Estoy de acuerdo con Monedero cuando afirma: “La derecha mundial quiere acabar con Venezuela, aunque eso le cueste sangre y fuego a la población venezolana” (2017), porque de hecho lo ha demostrado tanto en 2014, en la llamada “salida”, como hoy desde el gobierno de Maduro, matando a venezolanos, más de 120 por disentir, y eso para información de Monedero está suficientemente documentado, todos son venezolanos, nos deben doler por igual, los quemados por odio y los asesinados con balas, metras, bombas lacrimógenas, etc.

Al final, mi querido Monedero demuestra sus contradicciones. Después de afirmar que “no tiene sentido que el odio a Maduro ponga a nadie decente al lado de los enemigos de los pueblos” (2017), nos dice que: “Venezuela tiene que solventar sus problemas dialogando. Es evidente que tiene problemas. Pero dos mitades enfrentadas no van a ningún lado monologando. Aunque a una parte le apoyen los países más poderosos del ámbito neoliberal” (2017).

Me imagino que esa es la misma contradicción que vive Podemos todos los días en España. Para Monedero, si un sector crítico al gobierno y de izquierda dialoga públicamente con actores de la MUD que fueron golpistas, ¿eso es traición? ¿Pero si lo hace el gobierno entonces qué es? Pensé que Monedero no sufría de ese infantilismo izquierdista maniqueo y manipulador, pero creo que aquí lo deja muy claro.

Mi antiguo maestro Juan Carlos Monedero indica en ese fabuloso texto que regularmente consulto que “la política nació para evitar la guerra interna, triunfar en la externa y garantizar el reparto de las ventajas de la vida común” (Pág. 19, 2013). Pues sepa usted que eso no es lo que hace el madurismo. Y de manera lapidaria afirma que: “Solo cuando hay memoria los mentirosos tienen menos oportunidades” (2013).

Lamento afirmar que es necesario que vuelva a leer sus propios escritos “…para gente decente” y recobre la memoria, mi querido maestro.

[1] Monedero, Juan Carlos. 2013, Curso urgente de política para gente decente. Editorial Seix Barral, S.A. Barcelona, España.

17-08-17




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