miércoles, 16 de agosto de 2017

Política o antipolítica, por @freddyamarcano



Freddy Marcano 15 de agosto de 2017
@freddyamarcano

Tema recurrente, la antipolítica ha pisado los terrenos de la confusión. Son ya muchas las definiciones, conductas y acusaciones que la caracterizan, incurriendo en el pecado aún se diga hacer política. Y, por supuesto, en la coyuntura actual, tiende a agravar las cosas bajo una dictadura que fue peculiar mientras se fingía democrática, protagónica y participativa, y, ahora, es una experiencia de la barbarie cuando se ha agotado todo histrionismo.

Grosso modo, la antipolítica es anomia, espectáculo y desinstitucionalización. Significa que, respecto a la política, incumple con sus más elementales y universales reglas, como – por ejemplo – la del debate entre las partes interesadas y la implementación de decisiones compartidas. Lo más importante hoy en día, es el sensacionalismo, la noticia por intrascendente y efímera que fuese, creando ilusiones y expectativas pasajeras. Por consiguiente, no encuentra un cauce institucional adecuado, sino que, cambiante, dependiendo de las figuras o de los figurones mediáticos del momento.

A juzgar por el gobierno, le importa un bledo que su continuidad en el poder dependa de las reglas constitucionales, pues, simplemente, las violenta y no sólo se inventa una constituyente a su medida, sino incurre en un fraude electoral absolutamente inauditable. Lo fundamental es montar la escena, instalar a los numerosísimos y falsos constituyentistas en el recinto de la Asamblea Nacional para que digan disparates como eso de tomar por las armas la Casa Blanca en New York, en la voz del hijo pródigo que, por el solo apellido que ostenta, siendo el único mérito, habla y hablará las veces que le venga en gana frente a sus otros colegas, por más calificados que se digan. Además, ni para ellos hay modos institucionales para hacerse sentir, sabiéndose en una constituyente que tampoco es institución, sino un vulgar parapeto montado por la desnuda dictadura que no teme – precisamente – desnudarse. ¿Qué es una raya más para el tigre?

De observar a la oposición, cada partido decide su destino sin ni siquiera avisar a sus aliados por mucha MUD que haya, añadiéndole el retiro de la mesa, pues, cada quien se siente – autosuficientes y sobrados – como la encarnación misma de toda la pluralidad, decidiendo fechas, marchas, etc. Lo esencial es acaparar las cámaras y las redes sociales, transmitir una línea política inconsulta a través de un programa radial y, a falta de marchas para promoverse, con sus selfies y videos, bien estará la campaña electoral para las regionales. Una revisión de las listas de los candidatos, no por casualidad, no expone a los liderazgos naturales regionales, sino pareciera cuotas de los partidos que quedaron después de legitimarse.

Freddy Marcano
@freddyamarcano

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