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domingo, 14 de octubre de 2018

Y ahora ¿cómo avanzamos? Resistencia civil en contextos autoritarios, por @mturreiztieta




María Teresa Urreiztieta 13 de octubre de 2018

El ciclo de protestas del año 2017, después de cuatro meses de intensas manifestaciones, culminó con la elección ilegal e ilegítima de los miembros de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), órgano paralelo creado para desplazar a la Asamblea Nacional elegida por más de 14 millones de venezolanos el año 2015. Al instalarse la ANC, la sociedad venezolana, profundamente consternada, comenzó a cuestionar los resultados de las protestas y su saldo trágico en vidas humanas, lo que derivó en un largo periodo de desmovilización de las fuerzas sociales y políticas.

Se pasó entonces de un intenso estado de indignación y rebeldía a un estado de perplejidad y desconcierto. A pesar de ello, como ya lo hemos analizado en otras oportunidades, las protestas también se constituyeron en un laboratorio de experiencias inéditas de resistencia civil no violenta, las cuales fueron consolidando y sistematizando sus proyectos y acciones durante todo el 2017 hasta nuestros días. Podemos decir con ello que uno de los más valiosos frutos del ciclo de protestas fue el surgimiento y empoderamiento de nuevos actores sociales inspirados en el marco filosófico de la resistencia civil no violenta, quienes persisten en dotar de significados y sentidos sociales y políticos a las diferentes expresiones del malestar social y del reclamo ciudadano.

Estos nuevos actores y la sociedad civil entera se enfrentan ahora a unos contextos en donde el autoritarismo actúa con gran violencia de Estado en su afán por imponer un sistema político inspirado en los totalitarismos del siglo XX,  como lo es la propuesta del Estado comunal, la cual pretende sustituir el Estado democrático basado en los preceptos de la democracia participativa y protagónica que contempla la Constitución Nacional vigente.

El Gobierno está consciente de la pérdida creciente de respaldo popular, del profundo malestar y repudio que crece día a día debido, sobre todo, en estos momentos, a la hiperinflación que ha generado el fracaso de sus medidas económicas, lo cual somete a la población a situaciones límites de sobrevivencia y malvivir. Esto lo ha obligado a profundizar su furia autoritaria, acelerando el desmantelamiento de las instituciones democráticas, inhabilitando, persiguiendo y encarcelando a dirigentes políticos y sociales, censurando y vetando medios de comunicación social, criminalizando la protesta, convirtiendo al ciudadano en objetivo policial y militar, socavando así el Estado de derecho, el respeto a los derechos humanos y el orden constitucional.

Ante esta arremetida autoritaria, es perentorio reflexionar y redefinir las líneas estratégicas de acción para la resistencia civil organizada, no violenta, en estos contextos. A continuación se proponen algunas ideas claves:

√ Resignificar la noción de resistencia. Es decir, preguntarse qué significa e implica resistir en estos contextos, evaluando las oportunidades, alcances, amenazas, riesgos y peligros.

  Recrear, diversificar, ampliar los repertorios de la acción colectiva para el logro de una mayor incidencia institucional, mediática, social y política.

√ Estudiar de manera sistemática los contextos y dinámicas autoritarias para identificar las oportunidades políticas y sus posibilidades para la acción colectiva.

√ Nunca actuar solos. Actuar en red a través de la organización, participación y articulación de los esfuerzos. Conformar una malla social que contenga o aminore los embates del autoritarismo y que a la vez aproveche su elasticidad para impulsar nuevas dinámicas democratizadoras en todos los espacios de actuación posibles.

√ Articular la agenda ciudadana con la agenda política de los partidos democráticos.

√ Registrar, documentar, denunciar, difundir hechos que atenten contra los derechos humanos.

√ Prever y evadir la violencia de Estado. Realizar estudios de riesgos y de las medidas de seguridad necesarias para protegerse y proteger a los ciudadanos que se involucren en sus proyectos.

√ Evitar la confrontación con las fuerzas de seguridad del Estado. Identificar y/o aislar a los violentos.

√ Concentrarse, sobre todo, en cohesionar, articular el tejido social para fortalecer las posibilidades democráticas.

Insistimos: Resistir no es aguantar. Resistir es rebelarse al autoritarismo de mil maneras: es interpelar, exigir, alzar la voz, protestar, visibilizar, proponer, presionar, organizarse, movilizarse, defender los #DDHH. Resistir es hacer todo lo posible por recuperar las libertades para la convivencia democrática en el marco de una cultura para la justicia social, los derechos humanos y la paz.


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