Luis Manuel Esculpi 05 de marzo de 2019
@lmesculpi
En los
ultimas acciones estelares Maduro no le ha sido para nada fácil recuperar la
iniciativa. Continúa estando a la defensiva, no está acostumbrado a
desenvolverse en tales circunstancias. Si bien el 23 de febrero la ayuda
humanitaria no traspaso las fronteras, no puede considerarse triunfador, su
imagen internacional continuó deteriorándose y se consolidó la de dictador y
usurpador, cuando la comunidad democrática mundial observó en vivo y directo,
las brutales acciones ejecutadas en El Táchira entre otros por los llamados
“colectivos” y en Bolivar por la Guardia Nacional.
Ante
el regreso de Juan Guaidó se pasearon por distintas alternativas, al final
optaron por la que pensaron les podía resultar menos desfavorable, la
iniciativa política desplegada por la Asamblea Nacional y en particular por su
Presidente, los ha colocado en la difícil situación de perder-perder.
La
actuación de Guaido ha mostrado cualidades que han venido fortaleciendo su
liderazgo, el compromiso entre la palabra y la acción, entre el discurso y los
hechos; al asumir con valentía y corriendo todos los riesgos del rol que le ha
correspondido representar, potenciando así su credibilidad y compromiso en la
lucha por el cambio.
La
realización de la gira por varios países antes de retornar al país, los eventos
con los venezolanos en esas capitales y el mensaje trasmitido a la diáspora
constituyen un aliciente esperanzador con proyección verdaderamente impactante
en el campo nacional e internacional.
El
enganche con la mayoría tiene entre sus fundamentos haberse convertido en un
portavoz de la esperanza , comunicando eficazmente las orientaciones
estratégicas, utilizando un lenguaje llano y comprensible, sin utilizar
palabras altisonantes ni rebuscadas,tono sereno pero muy firme. Allí pueden
ubicarse junto al coraje demostrado sin arrogancia ni bravuconadas., algunas de
las claves del fenómeno político que ha hecho su aparición en esta coyuntura.
Si
bien Maduro y su macoya optaron por la opción que consideraron menos
perjudicial para ellos, es innegable que en el día de ayer recibieron una
importante derrota política, el desánimo y el pesimismo han venido cambiando de
bando en estos dos meses, el desconcierto y el desaliento recorren los cada vez
más reducidos espacios de sus apoyos, por primera vez en mucho tiempo no
realizaron la contraconvocatoria de costumbre.
En
contrate la mayoría del país está moralizada, responde masivamente en todo el
territorio cuando es convocada, crece la disposición a luchar y se ha rescatado
la confianza en la conducción política. El respaldo de la comunidad democrática
internacional se mantiene firme, la presión interna va in crescendo, si bien
aún no se ha producido lo que algunos denominan “el quiebre de la coalición
dominante”, la procesión anda por dentro, incluyendo entre factores decisivos
sobre los cuales se sustentan, las divergencias existentes afloraron en torno a
la conducta a asumir con motivo de el regreso, la decisión fue adoptada a
última hora no les fue nada fácil, los más “ultras” se opusieron alegando el
principio de autoridad.
Los
acontecimientos están “en pleno desarrollo”, la coalición comienza a mostrar
fisuras, en sus actuaciones recientes las contradicciones son evidentes, no se
pueden descartar nuevas expresiones disidentes. Por otra parte en el campo de
la fuerzas democráticas hay plena conciencia de lo vital que significa
fortalecer la unidad para continuar avanzando. La ruta diseñada del cese a la
usurpación, el gobierno de transición contempla tres elementos indisolubles y
como un episodio estelar la celebración de elecciones libres, tal como lo ha
venido planteando la comunidad internacional. Hay señales importantes en el
sentido de estar en presencia de un proceso que pudiera ser irreversible, las
circunstancias que rodearon el regreso de Juan Guaidó pudiera ser una de esas
muestra.
Luis
Manuel Esculpi
@lmesculpi
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