Marisa Iturriza 30 de julio de 2021
Ingresar
a la estación por la única entrada abierta. La escalera mecánica no funciona.
Cuatro voluntarios, el acompañante y ningún funcionario llevan a un inválido en
silla de ruedas por cuarentipico peldaños de una escalera sin luz hasta el
andén y, ¡ay!, el metro acaba de marcharse.
Por
escasez de gasolina que, «como sea», debe enviarse a la isla-madre, más lo
reducido y obsoleto del transporte —incluyendo taxis y mototaxis— no son
recomendables los atestados y lentos autobuses porque, a pesar de la pandemia,
la distancia entre enmascarillados pasajeros es cinco centímetros, si acaso, en
vez de metro y medio de distancia física anticontagio. En cambio, los parques
públicos para desahogo al aire libre son inaccesibles durante la restricción
por covid-19, y a veces ni en la que no.
Junto
al afiche «Logros que solo son posibles gracias a un gobierno socialista» un
usuario dice que el metro era limpio cuando lo inauguraron en 1983 y
pasaba cada tres o cuatro minutos. Tras ¡27 minutos! lo abordamos,
desalojándolo rápidamente porque la luz se apagó dentro del vagón.
Empleados
a la carrera, uno comiéndose —quéséyo— en servilleta. Aprovechar para ver la
cabina. Es estrecha. Mejor ubicarse lejos, por si acaso. Arreglaron algo, y
tosiendo, el metro avanza en dirección Propatria. Si se sobrevive un choque, en
vez de estampida con aplastamiento, aferrarse a la barra.
Estación
Parque Carabobo. Afuera un hombre vende ropa usada y un par de
zapatos, todo supergastado. Al frente destaca por feo y ruinoso un edificio
perteneciente al cuerpo policial. Debería ser más decoroso en vista de su
función, aunque en algunos procesos Ética ni estética no
importan mucho.
A
falta de productividad o empleo: rebusque callejero, buhonería, baratijas,
celulares, estuches, accesorios, lentes, ropa, reparación de calzado, todo tipo
de comida, hortalizas, frutas, carnicería en plena calle.
Al
iniciar el proceso el consumo de carne por persona era 65
Kg/año, ahora 1.8 Kg. Leche la mitad de lo debido según la FAO y si en 1999
alarmaban Bs. 600 x dólar ahorita son más de 4.000.000,oo mientras cientos de
santamarías bajan, llevándose quién sabe cuántos salarios para «retrotraernos a
etapas ya superadas», como diría un demócrata fallecido años ha.
«Ojalá
caiga café en el campo», como solicita Juan Luis Guerra, aparte de todo lo
demás, y que la «guagua» sea lo único en reversa porque la humanidad tiene el
deber, y el derecho, de avanzar positivamente por un presente de paz y
libertad.
AMÉN
Marisa
Iturriza
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