Orlando Viera-Blanco 20 de julio de 2021
@ovierablanco
En
tiempos que el fundamentalismo, la mercantilización y la trivialización han
sido sustituidos por la tecnología, la innovación, el conocimiento y el derecho
a los pueblos a ser felices, el comunismo, es obsolescencia”.
Estuvimos
en Europa momentos en que se celebró el Día Internacional de la Justicia. Nunca
la humanidad enfrentó tanto desafíos como hoy. En pleno siglo XXI-cúspide de la
declaración de los Derechos del Hombre cuando la humanidad reconoce el valor
superior de la vida, la libertad y la dignidad-la democracia dejó de ser un
sueño Ateniense para convertirse en el modelo de poder del mundo civilizado.
Mientras tanto, Cuba y Venezuela siguen arrastradas y atrapadas por el opio del
comunismo y el odio, nacido del dogma anacrónico de la lucha de clases.
Ya lo
había dicho Alexis De Tocqueville: “El socialismo es una nueva forma de
esclavitud”.
El
mito de la igualdad
La
igualdad es un eslogan sobre la base de la envidia…alertaba Tocqueville.
Antivalor [envidia]que explota con éxito la perspectiva colectivista. En la
historia del debate de las ideas, la igualdad tomó un peligroso terreno gracias
a la retórica. Dictadores se montaron en ella para vivir más en la igualdad de
la esclavitud que en la desigualdad de la libertad. La igualdad de los
socialistas los hace a ellos más iguales y al pueblo más desiguales, porque en
el socialismo la igualdad es sinónimo de dominio.
¿Qué
podemos decir hoy de la revolución cubana, rusa o venezolana, si es cierto que
lo fueron en un estricto sentido de forjadoras de libertades? Sobre la base de
la igualdad construyeron la teoría del poder absoluto, sangriento y letal,
donde quedaron liquidadas las libertades de pensamiento, creación, imaginación,
investigación, tránsito, innovación o desarrollo de cualquier forma cultural
que no sea la cultura del estado, sin principios, sin costumbres, sin amor y
felicidad, que es el estado primitivo, primario, sin identidad, sin apego y sin
virtudes. Pues sabido es que sin virtudes no existe el hombre porque no concibe
el valor por la vida, ni el respeto por el ser decente, creyente, inteligente y
honorable.
La
igualdad inspiró la máxima patria, socialismo o muerte. Todos iguales sometidos
al sable del estado. Son iguales los que quedan en la miseria, la muerte y la
oscuridad. Sin luz ni vida. Y desiguales los que esclavizan y vejan…Tocqueville
sin reparo sentenció: “la democracia y el socialismo no tienen nada en común
excepto una palabra, igualdad […] pero nótese la diferencia: mientras que la
democracia busca la igualdad en la libertad, el socialismo busca la igualdad en
la restricción y la servidumbre”.
Después
de más de 60 años de autoritarismo y pretendidas igualdades revolucionarias, el
grito ¡Viva Cuba Venezuela! lo que ha traído retroceso y servidumbre. Después
de 23 años de “socialismo del siglo XXI” Venezuela-el país más rico de Latinoamérica-lo
que ha recibido es la igualdad de los esclavos, del asalto, del timo y la
pobreza. Mujeres y niños sin leche ni placenta. Un populismo que iguala a unos
a la vida Gucci, Canaima y Louis Vuitton y desiguala a otros cruzando fronteras
entre pestes, sangre, sudor, lágrimas, hambre y coyotes.
La
igualdad revolucionaria acabó con los sueños de Martí. Él creía que “hacer es
la mejor manera de decir”. Pero lo que hicieron los hombres de oliva y fusil
fue deshacer al grito de “patria. socialismo o muerte”.
Odio
al capital. Tamaña apostasía…
En el
Día Internacional de la Justicia hemos vuelto a las calles de Madrid, París y
de La Haya. Participamos en la Conferencia Mundial de Juristas en honor a Ruth
Bader Ginsburg donde hablamos del holocausto ambiental que se ejecuta en el
lugar más antiguo del planeta: el masivo guayanés.
Desde
La Haya el nuevo Fiscal de la Corte Penal Internacional, recibió a víctimas de
crímenes de lesa humanidad en Venezuela. Y envió [Karim Khan] un claro mensaje
al mundo: “Está Corte [La Corte Penal Internacional] representa la libertad, la
paz y la justicia; los ideales de todas las religiones, de todos los valores
del hombre contra el odio, la opresión y los crímenes de lesa humanidad”. Y en
París el pueblo cubano reunido en la calle de la federación clamó “Patria y
Vida”. Un hito y un reto de la modernidad. El ser actual.
El
filosofo Regis Debray [padre de la venezolana Laurence Debray] nos recuerda:
“un pueblo es algo más que una población de narradores”, haciendo referencia
que los pueblos son mucho más que cuentos de charlatanes. Por eso defiende las
fronteras en términos identitarios y rescata el debate universal por encima de
la polarización radical.
“Las
capas más antiguas suelen ser las más sólidas” nos recuerda Debray, y por eso
Europa eleva su voz por Cuba y Venezuela. “Creo que hemos pasado de una época
en la que se podía concebir otro mundo a una en la que descubrimos que hay que
salvar las mejores cosas de nuestro mundo sentencia Debray. Cuba y Venezuela
son hoy un absurdo insoslayable de dominación. En tiempos que el
fundamentalismo, la mercantilización universal y la trivialización han sido
sustituidos por la tecnología, la innovación, el conocimiento y el derecho de
los pueblos a ser felices, el comunismo es obsolescencia.
Dijo
Martí: “El derecho del obrero no puede ser nunca el odio al capital, sino la
armonía, la conciliación, el acercamiento común de uno y del otro”. Es el
llamado al nuevo orden al decir de Daniel Lindenberg [Le Rappel à l’ordre] por
mandato de Pierre Rosanvallon…Como lo vi en París. No es libertad, fraternidad
e igualdad sino liberté, fraternité et actualité….
Actualidad
de la vida intelectual honesta, global, demócrata; de la política razonable
diría Habermas, del lenguaje universal…de la patria, de la vida y el derecho a
ser feliz.
Orlando
Viera-Blanco
@ovierablanco
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