Opus Dei 17 de julio de 2021
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Comentario
del domingo de la 16ª semana del tiempo ordinario. “Al desembarcar vio una gran
multitud y se llenó de compasión por ella, porque estaban como ovejas que no
tienen pastor”. Jesús descansa conmoviéndose interiormente, mirando con gozo a
aquellos hombres y mujeres. También nosotros descansaremos cuando sepamos
reencontrar con Cristo el sentido de nuestros trabajos y quehaceres, cuando nos
conmovamos interiormente ante los demás, y los miremos con gozo.
Evangelio
(Mc 6, 30-34)
Reunidos
los apóstoles con Jesús, le explicaron todo lo que habían hecho y enseñado.
Y les
dice: —Venid
vosotros solos a un lugar apartado, y descansad un poco.
Porque
eran muchos los que iban y venían, y ni siquiera tenían tiempo para comer. Y se
marcharon en la barca a un lugar apartado ellos solos.
Pero
los vieron marchar, y muchos los reconocieron. Y desde todas las ciudades,
salieron deprisa hacia allí por tierra y llegaron antes que ellos. Al
desembarcar vio una gran multitud y se llenó de compasión por ella, porque
estaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.
Comentario:
Jesús
busca un lugar solitario para poder descansar. Eran tantos los que venían a
verle que no encontraban tiempo ni para comer. Se marchan en una barca a un
lugar desierto, pero, en cuanto llegan, se encuentran con una multitud que le
busca. Y Jesús mirándolos con compasión, se olvida de descansar y se queda con
ellos enseñándoles muchas cosas.
Toda
la vida de Jesús pasa por el amor. Trabaja desde el amor y descansa desde el
amor. Jesús descansa mirando a la multitud, mirándolos con amor, conmoviéndose
interiormente por todos y cada uno de ellos.
Y,
así, nos enseña cómo el descanso verdadero nace del amor. Un descanso que
regenera, que permite mirar al otro y gozar con él.
Por el
contrario, cuando nos miramos a nosotros mismos, cuando buscamos descansar
pensando únicamente en nosotros, entonces ningún descanso regenera, ningún
descanso es suficiente. A veces creemos necesitar ciertos desahogos porque
estamos a disgusto con nuestro trabajo y queremos huir de él. Y buscamos
entretenimientos que nos evaden de la realidad, de la vida, de los demás. Y, al
final, ese descanso deja una insatisfacción interior.
Jesucristo
va a descansar, pero no para olvidarse de esa multitud, sino para poder darse a
ella. Por eso, al verla se pone a su servicio, porque sabe que la única manera
de descansar es abriéndose a ella.
Lo
mismo nos sucede a nosotros. Cuántas veces nos ha pasado que después de un día
de cansancio, al llegar a casa, nos hemos olvidado del cansancio porque había
algo que nos interesaba y nos hemos puesto con ello sin pensar en otra cosa.
Lo que
nos hace descansar no es no hacer nada, sino descubrir el amor que hay detrás
de nuestra vida, descubrir al Amor-Dios que ha estado en nuestro día, descubrir
nuestros amores. Lo que necesitamos para descansar es parar para poder
conmovernos y mirar al otro con gozo.
Precisamente,
Dios nos ofrece el domingo para descansar. Dios nos dice: “para, para un poco;
date cuenta de quién eres; no vayas tan deprisa por la vida; si vas deprisa
pierdes el horizonte”.
Necesitamos
parar para contemplar este mundo y gozarlo, para vivir en la alabanza y
gratitud, para mirar a nuestra familia, amigos, trabajo y decir: “¡Qué bonita
es la vida!”. Para ver qué llevamos en el corazón, si durante esa semana lo
hemos llenado de ceniza o de fuego enamorado.
En
definitiva, para descubrir que somos hijos de Dios. Como nos aconseja san Josemaría:
“Descansa en la filiación divina. Dios es un Padre –¡tu Padre!– lleno de
ternura, de infinito amor. –Llámale Padre muchas veces, y dile –a solas– que le
quieres, ¡que le quieres muchísimo!: que sientes el orgullo y la fuerza de ser
hijo suyo” (Forja 331).
Jesús
descansa conmoviéndose interiormente, mirando con gozo a aquellos hombres y
mujeres. También nosotros descansaremos cuando sepamos reencontrar con Cristo
el sentido de nuestros trabajos y quehaceres, cuando nos conmovamos
interiormente ante nuestro marido, mujer, hijos, hermanos, amigos, y los
miremos con gozo.
Tomado
de: https://opusdei.org/es-ve/gospel/evangelio-domingo-decimosexta-semana-tiempo-ordinario-ciclo-b/
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