San Josemaría 17 de julio de 2021
@sJosemaria
Nuestra
voluntad, con la gracia, es omnipotente delante de Dios –Así, a la vista de
tantas ofensas para el Señor, si decimos a Jesús con voluntad eficaz, al ir en
tranvía por ejemplo: “Dios mío, querría hacer tantos actos de amor y de
desagravio como vueltas da cada rueda de este coche”, en aquel mismo instante
delante de Jesús realmente le hemos amado y desagraviado según era nuestro
deseo.
Esta
“bobería” no se sale de la infancia espiritual: es el diálogo eterno entre el
niño inocente y el padre chiflado por su hijo: –¿Cuánto me quieres? ¡Dilo! –Y
el pequeñín silabea: ¡Mu-chos mi-llo-nes! (Camino, 897)
En la
vida interior, nos conviene a todos ser quasi modo geniti infantes,
como esos pequeñines, que parecen de goma, que disfrutan hasta con sus
trastazos porque enseguida se ponen de pie y continúan sus correteos; y porque
tampoco les falta –cuando resulta preciso– el consuelo de sus padres.
Si
procuramos portarnos como ellos, los trompicones y fracasos –por lo demás
inevitables– en la vida interior no desembocarán nunca en amargura.
Reaccionaremos con dolor pero sin desánimo, y con una sonrisa que brota, como
agua limpia, de la alegría de nuestra condición de hijos de ese Amor, de esa
grandeza, de esa sabiduría infinita, de esa misericordia, que es nuestro Padre.
He aprendido, durante mis años de servicio al Señor, a ser hijo pequeño de
Dios. Y esto os pido a vosotros: que seáis quasi modo geniti infantes,
niños que desean la palabra de Dios, el pan de Dios, el alimento de Dios, la
fortaleza de Dios, para conducirnos en adelante como hombres cristianos. (Amigos
de Dios, 146)
Tomado
de: https://opusdei.org/es-ve/dailytext/que-seais-ninos-que-desean-la-palabra-de-dios/
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