Benigno Alarcón Deza 28 de febrero de 2024
@benalarcon
La
gente el 22 de octubre elegió algo más que una candidatura, eligió un
liderazgo. Y si el liderazgo de María Corina Machado se mantiene firme y EL MIEDO
es vencido, pese a procesos de represión selectiva, como la que hemos visto en
las últimas semanas, y de los que Rocío San Miguel es hoy el símbolo más
visible, el gobierno estará ante otro escenario. Un escenario en el que según
todas las encuestas, ese 85% del país que reclama un cambio político, alzará su
voz y hará cada vez más visibles sus demandas, generando niveles de presión que
harán prácticamente imposible para el gobierno manejar las cosas como hasta
ahora lo ha hecho
¿La
muerte de la negociación o del acuerdo de Barbados?
Para el gobierno de Maduro y su representante en la mesa de negociación, Jorge Rodríguez, la dinámica de una negociación facilitada por los Noruegos, en donde gobierno y oposición se sentaban uno frente al otro como iguales, bajo el escrutinio de la comunidad internacional, siempre ha sido una situación incómoda, razón por la cual la han abandonado una y otra vez cuando se llega al punto de las definiciones medulares, o sea, las que tiene que ver con las condiciones para una elección bajo reglas democráticas, en la cual ambas partes deberían medirse como iguales.
Es así
como primero buscan excusas para no seguir asistiendo a Oslo por razones de
agenda, tiempo y distancia, para luego, cuando se acerca el proceso a Barbados
para allanar tales inconvenientes, se continúa de manera irregular, tras lo
cual los expertos noruegos hacen su mejor esfuerzo para darle un nuevo impulso
al proceso de negociación mediante una puesta en escena en México en el que, siguiendo
un protocolo cuidadosamente planificado, se buscaba comprometer formalmente a
las partes, lo que tampoco funcionó, para luego reaparecer, por razones que no
están del todo claras, en Barbados nuevamente, tras el intercambio entre
representantes de los gobiernos de Estados Unidos y Venezuela en Qatar
para que, finalmente, Jorge Rodríguez anunciara el martes pasado que impondrán
el esquema de negociación que siempre han querido: una en donde la Plataforma
Unitaria sería un interlocutor más, entre muchas otras “oposiciones” e
interlocutores de distinta naturaleza, cuadrados con el gobierno, y con
diferentes agendas en la que los representantes de Maduro podrán escoger los
temas y las concesiones que les resulten más convenientes, entre una diversidad
de planteamientos en los que no solo la oposición mayoritaria queda diluida,
sino también los intereses que son centrales a la agenda democrática.
La
realidad es que lo planteado no es nada nuevo, considerando que el gobierno
nunca ha querido negociar condiciones de integridad electoral con la oposición,
y lo único sobre lo que ha querido dialogar, a cambio de otras concesiones,
como los intercambios de prisioneros, es su reconocimiento, lo que no tendrán
antes de pasar por una elección con condiciones, y la eliminación de las
sanciones económicas que según algunos “expertos”, no han servido para nada,
pero que hasta ahora es la unica razón por la que el gobierno se ha sentado,
una y otra vez, en la mesa de negociación.
Pero
dar por terminada la incómoda negociación bilaterial con la Plataforma Unitaria
Democrática, que reúne a los principales partidos de oposición, no quiere decir
que al gobierno ya no le interese negociar, sino que le interesa negociar bajo
sus propios términos en una relación asimétrica en la que termine imponiendo
sus condiciones. Tampoco implica que el gobierno no quiera seguirse sentando
con el gobierno de los Estados Unidos, lo seguirá haciendo mientras crea que
puede conseguir algo más a cambio de concesiones distintas a aquellas que ponen
en riesgo su continuidad en el poder.
En
este escenario, que representa un desafío existencial para el gobierno, los
incentivos económicos que pueda ofrecer la comunidad internacional, y en
especial los Estados Unidos, no serán suficientes para lograr condiciones
electorales, porque lo que está en juego para el gobierno de Maduro es su
supervivencia.
En
este sentido, es predecible, como ya de hecho está sucediendo, una
radicalización del gobierno. Esta radicalización de cara a la elección
presidencial le creará problemas con algunos países dentro y fuera de la
región, pero la apuesta del gobierno es que si realizan una elección
fraudulenta, que es el camino que hoy han emprendido con la inhabilitación de
la candidata elegida por la oposición, en la Primaria del pasado 22 de octubre,
y la opacidad sobre fecha y condiciones , a la comunidad internacional, tras el
trauma inicial de tragarse otra elección como la de 2018, o peor, no le quedará
más remedio que normalizar relaciones con Venezuela, como comenzó a hacerlo
tras la derrota y disolución del gobierno interino. Y aún en el caso de que
algunos países no normalicen sus relaciones con el gobierno de Maduro, este no
quedaría aislado, gracias su nuevo encuadramiento geopolítico del lado de los
adversarios del “imperio” como China, Rusia, Irán, Cuba, entre otros, además de
otros gobiernos que, aunque no compartan ideología, actuarán pragmáticamente
para proteger sus intereses o para sacar provecho de la situación.
Mientras
tanto, con la finalidad de reducir la presión externa, el gobierno presiona y
chantajea a la comunidad internacional democrática, y en especial a los Estados
Unidos, echando mano de cinco amenazas: la continuidad de la migración, si se
agudiza la situación económica por las sanciones; una potencial escalada
conflictiva con Guyana; las consecuencias para las empresas extranjeras si se
ven impedidas de seguir operando en Venezuela; las nuevas alianzas geopolíticas
con las que se aumentaría la influencia en las Américas de países como China y Rusia;
y la persecución contra ONG y actores que defienden temas como la democracia,
los derechos humanos y la lucha contra la corrupción.
Una
teoría para justificar la persecución y represión política
El
gobierno pareciera seguir adelante con la construcción de una teoría de la
conspiración mediante la cual trata de unificar al chavismo, que en buena
medida no está con Maduro, y justificar la persecución y detención de
opositores conectando temas tan disímiles como un supuesto fraude en la
Primaria ganada por María Corina Machado; el supuesto financiamiento
internacional de la oposición a través de Exxon Mobil por sus intereses en el
Esequibo, la conspiración de actores foráneos que atentan contra la soberanía
nacional; la regulación de las ONG nacionales que reciben fondos del exterior,
y que para revocar al gobierno nacional; y hasta un intento de magnicidio que
involucra a miembros de la Fuerza Armada Nacional, la DEA, la CIA, y
posiblemente al mismo James Bond, entre otros. En otras palabras, todo lo necesario
para un buen guión de una serie de Netflix.
La
realidad es que hoy en día entre los principales pilares de sustentación del
gobierno, además de las instituciones que controla, como los tribunales, las
policías y la Fuerza Armada, hay uno que resulta central: EL MIEDO. Sí, EL
MIEDO, porque si EL MIEDO funciona y los ciudadanos que parecieran haber
despertado para asumir el reto de llevar a feliz término la Primaria del 22 de
octubre, se vuelven pasivos por MIEDO, estaremos ante otra oportunidad perdida.
Si EL MIEDO cumple con su función, el gobierno ni tan siquiera tiene que
preocuparse por su capacidad represiva, porque ante una ciudadanía que se
mantiene paralizada por temor, se abstiene de participar, de votar, de cuidar
sus votos, de alzar la voz, el costo de mantener el poder usando la represión
es muy bajo o ninguno.
EL
MIEDO es usado como estrategia por muchos autócratas porque es menos costoso y,
en ocasiones, más eficiente que la represión misma. Si se aterroriza a quienes
se oponen, e incluso a aquellos en quienes no se confía en el propio lado del
gobierno con castigos ejemplarizantes contra supuestos traidores, ya no será
necesario correr el riesgo de poner a prueba la obediencia incondicional
teniendo que ordenar procesos de represión masivos, y no hay manera más
eficiente de usar la represión que no tener que usarla, porque una nación
renuncia a sus expectativas de cambio y a lo que anhela por EL MIEDO.
“Divide
et impera”, otra vez.
En las
redes sociales y en los titulares de prensa se leen declaraciones de actores
políticos y analistas, muchos de ellos cooptados por el gobierno, que comienzan
a escalar la presión, no contra el gobierno para que habilite a María Corina
Machado, lo que reduciría, a su vez, las sanciones contra el país, sino contra
la Plataforma Unitaria para que proceda a su sustitución, como si el liderazgo
es algo que se puede negociar. El problema es que tal actitud, lejos de
contribuir a la solución, lo que hace, es abonar generosamente a la estrategia
gubernamental “divide e impera”, mediante la cual el gobierno centra sus
esfuerzos hoy en neutralizar a la persona que se impuso en la Primaria y que
hoy tiene el liderazgo sobre la mayoría del país, y casi el consenso entre la
oposición, como coinciden en señalar casi todos los estudios de opinión serios
de reciente data. Si una candidata con tal nivel de apoyo es neutralizada a
través de una inhabilitación política, el gobierno estará en una posición mucho
más cómoda para hacer lo mismo con cualquier candidato que la sustituya
teniendo menores niveles de apoyo, pero que represente algún nivel de riesgo
para la reeleción del gobierno. Es así como el gobierno pretende elegir a su
propia oposición, y como más de un político colabora a ello ingenuamente,
pensando que puede capitalizar votos sin liderazgo, mientras otros, más
realistas, se suman al juego por razones inconfesables.
De ser
exitosa la estrategia gubernamental estaríamos en un escenario ideal para el
gobierno en los que se combinarían altos niveles de abstención y fragmentación
del voto opositor, gracias a la proliferación de candidaturas, muchas de ellas
cooptadas y finaciadas desde el Estado. Se favorece a un gobierno que hoy no
tiene más de un 10% de apoyo, y que con un gran esfuerzo de campaña podría
duplicar ese número en el mejor de los casos, y convertirse en una mayoría
relativa capaz de imponerse en una elección pluripartidista, aunque nunca
competitiva.
María
Corina Machado vs EL MIEDO
Esta
semana pasada fuimos testigos de la aparición de María Corina Machado en varias
localidades del oriente del país en donde vimos repetirse el fenómeno de apoyo
multitudinario del que fuimos testigos durante la campaña para la elección
primaria.
La
reacción del gobierno fue presentar a Maduro haciendo un recorrido por San
Fernando de Apure, vistiendo, curiosamente, no el tradicional color rojo del
partido oficialista, sino una camisa con el color azul celeste del partido
Vente, de María Corina Machado, en un intento por suavizar y potabilizar su
imagen hacia otros electores fuera de su base dura de apoyo, que hoy es una
especie en vías de extinción.
La
realidad es que los recorridos de María Corina Machado por el país,
independientemente de que hasta ahora se mantenga la inhabilitación política,
se constituyen en una demostración y un ejercicio directo de liderazgo, así
como en un dolor de cabeza para el gobierno, desde donde ya se había anunciado
que Maduro no haría campaña por “razones de seguridad”, porque ello visibiliza
unos niveles de apoyo a Machado que el chavimo no volvió a ver desde la última
campaña de Chávez en 2012.
Es
evidente, por el apoyo que María Corina Machado continúa teniendo tras su
elección en la Primaria hace cuatro meses, y pese a la firme posición que ha
mentiendo el gobieno sobre su inhabilitación, que el debate no es sobre
candidaturas sino sobre liderazgo. La gente el 22 de octubre elegió algo más
que una candidatura, eligió un liderazgo. Y si el liderazgo de María Corina
Machado se mantiene firme y EL MIEDO es vencido, pese a procesos de represión
selectiva, como la que hemos visto en las últimas semana, y de los que Rocío
San Miguel es hoy el símbolo más visible, el gobierno estará ante otro
escenario. Un escenario en el que, según todas las encuestas, ese 85% del país
que reclama un cambio político, alzará su voz y hará cada vez más visibles sus
demandas, generando niveles de presión que harán prácticamente imposible para
el gobierno manejar las cosas como hasta ahora lo ha hecho.
Benigno
Alarcón Deza
@benalarcon
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico