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sábado, 20 de abril de 2013

Al paso del tiempo


…Estaba en aquellos momentos en Guatemala, en la Guatemala de Arbenz… Entonces me di cuenta de una cosa fundamental, para ser médico revolucionario o para ser revolucionario, lo primero que hay que tener es revolución.
Ernesto Guevara Serna, Guatemala, 1954.

Por Franco D´Orazio P., 19/04/2013

Al paso del tiempo, la comunicación gráfica deja huellas indelebles en el espíritu del hombre. Así ocurre con los grabados, los retratos, las pinturas y los retablos que de manera silente expresan los hechos, su momento y/o la personalidad de los involucrados sin necesidad de mayores explicaciones históricas… un solo acto reflexivo es suficiente para tal identificación.



Esta interesante fotografía, copia de la original que El Chino Torero les obsequió a nuestros anfitriones, es un buen ejemplo de lo dicho:

Esta foto adorna la pared principal de la “Casa Toni”, un concurrido bar de tapeo ubicado en el Número 14 de la Calle de La Cruz, entre calles La Victoria y Espoz y Mina, donde Carmelo, David y Juan sirven buenos vinos y mejores tapas a escasas dos cuadras de la Plaza del Sol, en pleno centro madrileño.

En la gráfica se observan tres rostros de trascendencia política, dos nacionales y uno universal. En ella comparten Ernesto “Che” Guevara, un político español de apellido Cárdenas y otro personaje no conocido por nuestros contertulios; posiblemente se trata de un periodista hispano o latino, nos comentan. La misma fue tomada una tarde de abril, al parecer en el año 1962, abriendo plaza en Las Ventas, el Coso taurino de la ciudad de Madrid que fue inaugurado el 17 de junio de 1931.

El trío llama la atención entre tantos afiches taurinos y fotografías de otras personalidades del espectáculo ibérico, todas ellas obsequiadas por los mismos clientes del local, puesto que en la profusa iconografía del líder guerrillero nunca lo había observado –o imaginado- participando en una actividad pública que si bien no es de corte capitalista, tampoco es del agrado de los socialistas extremos porque ese espectáculo define a la España de la charanga y la pandereta, ambiente ese conceptualmente adverso a la doctrina comunista.

Es bien conocido que El “Che” Guevara, una vez materializada la revolución cubana, además de ocupar importantes cargos administrativos en calidad de Director del departamento de industrialización del Instituto Nacional de Reforma Agraria, Ministro de Industria y Presidente del Banco Nacional, al paso del tiempo continuó combatiendo por Angola y por Bolivia convirtiéndose además en el principal artífice de las misiones internacionales del gobierno de la República de Cuba, representándolo ante gobiernos Suramericanos, la ONU, Checoslovaquia, Alemania Democrática, Corea, China y la Unión Soviética, con la cual se elaboró un amplio tratado comercial y militar en el que Guevara tuvo participación activa… momento histórico ese que culminaría con la denominada Crisis de los misiles de mediados de 1962.

Estuviésemos o no de acuerdo con él, con sus ideas o con sus métodos operativos tanto burocráticos como militares, debemos reconocer que El Ché fue el único guerrillero de su talla capaz de morir por lo que predicó en lugar de vivir cómodamente como los revolucionarios de pacotilla impreparados, incompetentes y corruptos que le han sobrevivido y que han utilizado su imagen y su sacrificio para vanagloriarse y enriquecerse groseramente en el poder, creando sistemas pseudo-democráticos no revolucionarios que han conducido a sus respectivos pueblos a estadios insuperables de miseria y atraso social y político, destruyendo todas las instituciones existentes sin construir ninguna a cambio.

Pero en todo caso, la leyenda urbana en torno a la fotografía in comento no es el objetivo central de esta nota. Si bien derrocha interés por él –o los- personaje(s) captado(s), es importante notar la extraña actitud, indiferente, del Guardia Civil ubicado a espaldas del primer plano. Se trata de un oficial hispano del entonces gobierno “franquista” enemigo acérrimo de la izquierda universal a tal punto, que en esos momentos taurinos aún sangraban heridas de la guerra civil desarrollada entre nacionalistas y republicanos por las diferencias ideológicas, políticas y programáticas que simbólicamente representaba aquel genuino revolucionario izquierdista latinoamericano. ¿El guardia no se percató de su presencia o simplemente la toleró?… la distancia y el tiempo no nos permiten deducir cuáles fueron sus verdaderas intenciones.

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Igual actitud extraña, indiferente, mostraba otro oficial hispano hacia un acto genuinamente revolucionario ocurrido en Venezuela un día como hoy, hace poco más de 200 años… cuando el capitán Vicente Emparan también le daba la espalda al pueblo caraqueño que pedía mayores participaciones en las decisiones ciudadanas impuestas entonces por una minoría extraterritorial que pretendía seguir manipulando su destino social, político y económico utilizando un modelo absolutista, decadente e inaceptable para esa nación emergente.

Aunque aquella Primera República sucumbió producto de un salto al vacío de proporciones históricas, es el hecho también histórico que después de década y media de sacrificios y guerras fratricidas Venezuela, y tras ella casi la mitad de Suramérica, se establecieron como naciones independientes de la mano de grandes hombres conducidos por el más grande americano parido en esas tierras de Dios.

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Y la historia vuelve a repetirse, pues hoy día, en el mismo mes de abril, una nueva gesta histórica parece aproximarse a nuestra bella nación suramericana, en momentos en que el oficial del gobierno hispano le da nuevamente la espalda al pueblo venezolano y a la Unión Europea como un todo, en función de proteger algunas inversiones privadas en áreas petroleras, de seguros, bancarias y otras, como si fueran muy importantes, ha reconocido junto a otros mandatarios regionales al gobierno recién instaurado que respaldado por grupos extraterritoriales pretenden poseerla a ultranza para continuar explotando sus riquezas, ya seriamente mermadas, a cambio de espejitos dogmáticos y fascistas que manipulan su destino aplicándole modelos igualmente totalitarios, decadentes e inaceptables para los conciudadanos que han decidido mayoritariamente transitar por senderos de paz y libertad.

La sociedad ensaya así un nuevo salto al vacío que solo al paso del tiempo podrá evaluarse, pero sin contar esta vez con la luz esclarecedora que proyecta el liderazgo de grandes hombres como los que forjaron su libertad y su democracia.


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