- Está pegando pacheco ¿no? – burda, chamo. Un lenguaje más que familiar, en un tono más que familiar; franelas vinotinto, gorras y banderas con el amarillo, azul y rojo; el “Gloria al Bravo Pueblo” tan familiar, todo en un entorno algo extraño: el Speakers Corner de la ciudad de Toronto, donde un nutrido grupo de venezolanos residentes en Canadá se congregaron bajo la consigna de exigir respeto a la democracia y transparencia en los resultados del pasado 14 de abril.
El ánimo de la concentración era el de un reencuentro entre amigos. La
idea de encontrar el calor del compañerismo de los compatriotas permitió pasar
sin mayor molestia los 10 grados de temperatura (nada para los canadienses,
Siberia para un venezolano cualquiera) imperantes. El propósito común era el de
defender el derecho de todos los venezolanos a tener seguridad, a tener
oportunidad de un trabajo digno, a no sufrir apagones y desabastecimiento.
Aunque muchos no se conocían entre sí, no había problemas en expresar lo
que sentían: “Quisimos reunirnos para poder ser la voz de nuestros familiares,
amigos y en general de los venezolanos que no han podido manifestar su rechazo
a las irregularidades que han empañado las elecciones presidenciales, ya que
han sido víctimas de la violencia de grupos irregulares que han arremetido
contra las manifestaciones pacíficas”.
Con algo más de 100 mil electores, más peso electoral que el Estado
Amazonas y casi tanto como Delta Amacuro, los venezolanos en el extranjero
comienzan a notar su importancia política. En una elección que hasta el momento
se define por un 1% de diferencia, se saben decisivos, por ello una de sus
exigencias es que sus votos sean contados. En caso específico de Canadá, donde
la comunidad está conformada por estudiantes de inglés o de carreras
universitarias, así como familias que emigraron en busca de un futuro mejor
pero con el corazón en Venezuela, la cantidad de personas registrada para votar
es de 4300 aproximadamente, de las cuales, según los testigos electorales,
votaron un 85%. La ciudad de Toronto concentra el mayor número de venezolanos
aptos para votar, unos 2250, de los cuales votaron 1822.
Aunque el CNE no ha querido contabilizar y publicar los resultados, los
testigos que participaron en las elecciones informaron que Henrique Capriles
obtuvo 3500 (96%) en tanto que Maduro logró 140 (4%). El chavismo no ha logrado
sintonizarse con los venezolanos en la diáspora, por lo que ha optado por
medidas como exigir los documentos de residencia legal en el país (requisito
que no aparece en la Ley electoral) o medidas muy drásticas como el cierre del
Consulado de Miami, en Estados Unidos, donde se encuentra la comunidad
venezolana más grande y de mayor oposición al gobierno.
Pero este grupo de manifestantes en Canadá no estaba concentrados en la
cifras, salvo por el hecho de querer cuentas claras en la
elección y su deseo de ser sumados, sino en lo importante para todos estar
rodeados de venezolanos, hasta el punto de que uno de los manifestantes
presente señalaba: “La exclusión de los venezolanos que piensas distinto deben
terminarse, solo queremos reconciliación, por eso le decimos al señor Nicolás
Maduro que debe tener en cuenta a la otra mitad del país”.
Todo el acto transcurrió de una forma pacífica, sin motorizados que
amedrentaran a los presentes, sin saboteos de ningún grupo radical y sin que
nadie temiera que se estaba tramando un golpe de Estado contra el Primer
Ministro Stephen Harper o contra su Majestad la reina Isabel II. “Te puedes dar
cuenta de cómo es un país con una democracia sólida, acá estamos reunidos y ni
siquiera hay un policía cuidando la manifestación, por eso nos preocupa que
exigir lo que dice la ley electoral venezolana sobre hacer auditoría del
proceso electoral sea catalogado como un capricho”.
Numerosas personas se acercaron a dialogar con los manifestantes, gente
de diversas nacionalidades que se mostraron interesados en conocer la visión de
este grupo de venezolanos sobre la realidad del país. Para mucho de los
participantes ese era un logro crucial ya que permitía mostrar
internacionalmente la exigencia de una elección libre, sin cuestionamientos ni
irregularidades. “La gente sabe que las elecciones libres es un derecho
recogido por diferentes instrumentos internacionales, estamos hablando de que
es un derecho humano”. También miembros de otras comunidades hispanas mostraron
su solidaridad sobre la preocupación de los participantes por el destino de la
democracia venezolana, y de la democracia en el resto de América Latina.
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