Por Redacción del Diario La Verdad, 17/04/2013
El
periodismo constituye una de las herramientas más democráticas que tienen los
pueblos para acercarse a la verdad, si no la más. El periodista debe tener la
piel dura, los sentidos alertas y el alma muy sensible a los problemas de la
gente. En los últimos 14 años, en Venezuela, ejercer el oficio sin practicar la
militancia con el partido de Gobierno es sobreexponer la vida. No exageramos.
La politización y el alto componente de radicalismo en todos los ámbitos
de la vida pública someten a quienes buscamos la información a escenarios de
guerra. Insultos, golpes, amenazas y detenciones sustituyen al qué, cómo, dónde
y cuándo. El por qué es una pregunta con varias respuestas. En todas sobresale
una sola palabra: “miedo”. El poder suele ser cobarde.
En el Zulia, el diario La Verdad ha mostrado un compromiso innegociable
con la ciudadanía. Escuchar clamores acentúa esos riesgos. Desata demonios.
Lo ocurrido antenoche en el municipio San Francisco no es un episodio
nuevo, casual. El alcalde Omar Prieto practica la intolerancia y la violación
de los derechos más fundamentales contra quienes pueden asomarse como amenazas
de su gestión, por cierto, recientemente cuestionada en las elecciones del 14
de abril.
Desde 2008, cuando asumió la jefatura municipal, un grupo de periodistas
de La Verdad y de otros medios de la región, comprometidos con los preceptos
críticos del oficio, sufren permanentemente sus ataques por las razones más
inverosímiles. Agreden a puños y patadas, ofenden, humillan. Arrebatan cámaras
fotográficas y las guardan como trofeos. Cada pauta es una posibilidad clara de
ser llevado al rin del desvarío. Los ejecutores: la Policía municipal de San
Francisco y miembros de colectivos armados. Antecedentes sobran.
El periodista de Sucesos, Juan José Faría; el fotorreportero Eduardo
Méndez y el chofer Yolman Bejarano fueron detenidos en un calabozo de Sierra
Maestra a las 10.40 de la noche del lunes y reseñados a las 9.00 de la mañana
ante el Ministerio Público, donde también ocuparon una celda. Estuvieron presos
por 14 horas y media.
Al equipo, que respondía el llamado telefónico de alarma de decenas de
habitantes del municipio sureño agredidos brutalmente por supuestos
funcionarios policiales y encapuchados, le salió caro situar el desmadre,
entrevistar heridos, detectar la presencia de decenas de motos frente a la
vivienda de un alto funcionario de la Guardia Nacional Bolivariana.
Se ensañaron. Los apresaron, con gritos y sacudones de por medio. Los
despojaron de sus libretas, bolígrafos, cámara fotográfica, celulares y la
camioneta en la que se trasladaban. Conocieron la infamia de tener sus muñecas
sometidas por frías esposas, como los más vulgares delincuentes.
Al final, el resultado no es el que los radicales esperaban. Todo el
equipo de La Verdad, con el apoyo del Colegio Nacional de Periodistas seccional
Zulia y el Instituto de Prensa y Sociedad (Ipys), salimos al frente en estas
líneas. Ratificamos una vez más nuestro compromiso con los más elevados valores
del periodismo en Venezuela. Sabemos que vendrán más ataques. Nos lo
advirtieron, pero los cobardes cometen el error de intentar roer una vocación
que colinda como nunca con la valentía.
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