Miguel Méndez Rodulfo Caracas
26 de abril de 2013
El
régimen pretende actuar como si nada hubiese pasado. Quiere hacernos creer que
sigue teniendo la mayoría holgada que lo apoyaba en tiempos del difunto
Presidente. Sin embargo, entre pecho y espalda acumula una derrota electoral y
la dilapidación de un formidable capital político en muy poco tiempo, lo cual
es seguramente un record mundial: desde octubre hasta abril perdió 9 puntos;
pero es que desde el 5 de marzo, cuando se produjo un pico extremo en favor del
gobierno por el deceso presidencial, hasta el 14 de abril, la pérdida fue de 19
puntos, de manera que el bolsón donde se acumulan los apoyos al régimen tiene
escondidas tremendas troneras que Nicolás no encuentra y por donde se escurre
como el agua corriente abajo, la sustentabilidad de este gobierno ilegítimo y
de transición.
Finalmente
pudimos comprobar que el CNE, no solamente es parcial, ventajista a favor del
gobierno, irrespetuoso de la ley y además embustero, sino que es
definitivamente un organismo tramposo, deshonesto y corrompido, capaz de
propiciar un caos social y político con consecuencias impredecibles al
desconocer la voluntad popular Lo que pasa es que sabíamos que el órgano
comicial tenía dueño, pero desconocíamos que estaba subordinado a un amo. Con
todo, este gobierno parte en condición de minusvalía política, con el estigma
del fraude sobre sus hombros y sin poder eludir su carácter ilegítimo. Un
período presidencial signado de esta manera y que además no busca, a través del
diálogo, el apoyo político de la mitad del país que lo adversa, para hacerle
frente a la severa crisis económica que se nos avecina, es un gobierno que
estará a la deriva frente a la combinación de la inestabilidad política y la
caída económica que se retroalimentarán una con la otra para crear un monstruo
con vida propia e ingobernable.
El
gobierno debe tomar medidas económicas de ajuste que exigirán un sacrificio de
la población, pero que como siempre afectarán en mayor medida a los más pobres.
En esta situación la posibilidad de que se produzca un descontento popular es
muy alta, por lo que en este escenario todos pagaríamos por igual la
incompetencia gubernamental.
Si
el gobierno fuera sagaz, en otra de sus características huidas hacia adelante
podría plantear en el corto plazo las elecciones municipales, como una manera
de distraer la atención de la auditoría y pasar la página, pero en la onda de
confrontación y violencia que ha adoptado, esta posibilidad parece remota y por
el contrario el escenario de eludir los eventos electorales venideros
(municipales, legislativas y revocatorio) es más probable, frente a la certeza
de que la oposición saldría triunfadora en cada uno de esos eventos, porque el
régimen sabe, y ya lo comprobó, que el viento sopla a favor de la opción
opositora y que esta tendencia no la para nadie.
Quiera
el gobierno o no, el futuro nos pertenece. Podrán usurpar ilegítimamente el
poder en forma transitoria, pero más temprano de lo que imaginan en Venezuela
va a haber un cambio de rumbo en la conducción de los destinos del Estado.
Caracas
26 de abril de 2013
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