martes, 23 de abril de 2013

Capriles: 'Venezuela debe repetir las elecciones'

J. G. García | D. Lozano  lunes 22/04/2013
Entrevista

Henrique Capriles, de 40 años, sabe que está haciendo Historia: ha empujado al todopoderoso chavismo contra las cuerdas tras obtener unos resultados electorales sorprendentes el 14-A.

Viendo su austero despacho de campaña parece un milagro. Con su famosa gorra tricolor calada y con varias chaquetas de chándal que cuelgan del repaldo de su silla, el líder opositor reconoce que está reventado.

No hace falta que lo diga, incluso tiene el rostro enjuto después de varias semanas en el ojo del huracán político. Aún así está dispuesto a seguir en él, convencido de que una repetición parcial de los comicios en las mesas donde se demuestren irregularidades le otorgaría la victoria.

Le rodean una figura de la Divina Pastora, Virgen por la que profesa devoción, varios libros de campañas e Historia y una biografía: Hugo Chávez sin uniforme. Cómo ha cambiado Venezuela desde que Cristina Marcano y Alberto Barrera describieran los entresijos del "comandante eterno". La cruzada de Capriles pretende seguir luchando para que el país cambie del todo.

Pregunta.- ¿Cuáles son las principales irregularidades electorales detectadas por la oposición?
Respuesta.- Sobre el 54% que ya se auditó detectamos irregularidades como, por ejemplo, centros donde Maduro sacó el 1.000% más de votos que Chávez el 7-O… ¿Quién se lo cree? Ahora comenzamos la auditoría sobre el 46% restante. En realidad quedan 18.000 cajas, pero vamos a revisar 12.000 y yo acepté. Pero no sólo para abrirlas, sino para inspeccionar las papeletas, el acta de escrutinio y el cuaderno de votación, que es el corazón del proceso. Ahí podemos descubrir si una persona votó varias veces o si votaron muertos. Nuestras quejas se centran en las inconsistencias entre el acta y el escrutinio, violencia en los centros, votos asistidos, proselitismo en los centros, gente que votó dos y tres veces. El CNE [Consejo Nacional Electoral] quiere hacer de esto en una revisión simple de números. Pero no.

P.- ¿Qué entienden por auditoría?
R.- La auditoría no es un saludo a la bandera. Usted no puede decir auditoría y no ver el cuaderno de votación. Hay que ver todos los elementos que intervienen en el proceso: la caja, las papeletas, el acta de escrutinio y, finalmente, el cuaderno de votación, porque ahí está la identidad de la persona, la huella, la firma… Por eso se llama auditoría y no es una concesión, sino un derecho. Le pongo un ejemplo. Si el SENIAT [Hacienda] va a su casa y le hace una auditoría, le pide documentos, estados de cuenta, títulos de propiedad, recibos de pagos… Si no, no es una auditoría. Y el CNE dijo auditoría, y eso es lo que planteó la presidenta en cadena de TV y radio.

P.- Hay indicios y declaraciones que indican que no se hará así.
R.- Yo no le paro bola [no hago caso]. Aquí hay un anuncio hecho al país en cadena nacional y sobre la base de ese acuerdo UNASUR emitió su comunicado. No hago caso a las declaraciones posteriores y me remito a lo anunciado.

P.- ¿Qué cree que acabará saliendo finalmente de esta auditoría?
R.- Que hay que repetir las elecciones. Si no son totales, parciales. Pero esa parcialidad abarca a un número de electores tan grande como para no sólo acortar distancias, sino para darnos la victoria.

P.- ¿Aceptarán el veredicto del Consejo Nacional Electoral?
R.-Los resultados se presentarán ante el país y el mundo. El árbitro puede darle un puñetazo a la mesa, pero los ojos de todos están ahí y verán el resultado de la auditoría. A partir de ahí, el Gobierno puede quedar bajo la sombra de la legitimidad o de la deslegitimidad.

P.- ¿Confía en el CNE?
R.- Hay una institucionalidad que responde a los intereses de un partido, pero el voto no han podido cambiarlo. Quedó en evidencia la persecución a los funcionarios que nos votaron. La verdad la tenemos en nuestras manos y debe permitírsele al país conocerla con la auditoría.

P.-¿Confían en el Supremo para impugnar las elecciones?
R.-No tenemos confianza. Sin embargo la lucha se va a dar. La verdad terminará imponiéndose. Yo no quiero adelantarme a lo que pasará, pero en estas elecciones están puestos los ojos del mundo. Hay verdades que terminan imponiéndose, por más que haya instituciones secuestradas políticamente. Esto se parece al Perú de Fujimori y al cabo de un año se impuso y hubo que ir a elecciones. La ilegitimidad provoca un problema de incapacidad de gobernar gigantesco y ésa es la diferencia con la ilegalidad. Esta lucha viene desde muy atrás de la campaña y los abusos que hemos sufrido… Me pregunto: ¿cuánta habrá sido la diferencia real a nuestro favor? Este es un Gobierno del mientras tanto, hasta que el país sepa la verdad.

P.- ¿Ve Maduro que hay un país diferente tras el 14-A?
R.- No se ha dado cuenta de nada. O no ha querido o no sabe cómo leer la elección, porque ya no hay una mayoría. Hay dos mitades.

P.- En los últimos días le han atribuido ocho muertos.
R.- Los casos de violencia que hemos podido investigar son mentira. Hablaron de centros de salud afectados [atendidos por cubanos] y según lo que hemos investigado en ninguno pasó absolutamente nada. Es falso y hay que ser irresponsable para alimentar el clima de intolerancia. Igualmente hemos investigado los muertos anunciados y lo que sabemos es que los casos no tienen que ver con violencia política, sino con la violencia habitual que vivimos. En Venezuela caen diariamente 50 personas por violencia de armas de fuego y esos no importan.

P.- En los medios oficiales se habla de baño de sangre.
R.- Es lo típico. Esa es la agenda que quiere el Gobierno, porque así no hablamos de auditoría, de la suciedad en las elecciones, de los problemas sociales, los económicos… Así los ojos del mundo estarían puestos en la violencia. Y le voy a poner un ejemplo: en el acto de cierre de campaña de Maduro en la Avenida Bolívar de Caracas hubo cinco muertos y ni una sola palabra hacia ellos. Incluso hay una foto muy elocuente, en la que hay un muerto a pocos metros de la caravana de Maduro y ni pararon a ver lo ocurrido. Ése es su estilo. Pero no voy a caer en la provocación de hacer politiquería con los muertos. Quieren que se hable violencia para no hablar del recuento.

P.- También se han denunciado casos de persecución a empleados públicos en represalia por el resultado electoral.
R.- Eso es propio de regímenes fascistas. Este Gobierno está lleno de contradicciones, como decir que son marxistas y cristianos. Ahora han comenzado la persecución a los trabajadores públicos, pero como el voto es secreto empieza la caza de brujas colectiva. Me cuentan que se han revisado teléfonos y se han metido en Facebook, en Twitter… Eso es fascismo, pero le vamos a hacer frente. No somos optimistas con la justicia venezolana, pero quedan los organismos internacionales. Tengo información de miembros de las Fuerzas Armadas obligados a tomar foto al comprobante de la votación. Un Gobierno que funciona así no se sostiene en el tiempo. Yo le quiero decir a nuestros servidores públicos que no se dejen amedrentar por nadie. La libertad de conciencia está contemplada y no nos van a poner de rodillas frente a quienes actúan de esta forma. Y yo le digo al Gobierno: «Usted habló de diálogo, pues dé señales». Pero no con una pistola en la cabeza ni a base del chantaje. Que cese la persecución, no hay que darles las gracias por cumplir con su trabajo o por recibir casa o ayuda social.

P.- ¿Está consumada la presidencia de Maduro tras la investidura?
R.- Una cosa es la legalidad y otra la legitimidad. Maduro tomó posesión pero hay una sombra de ilegalidad. Si yo fuera él, estaría en el CNE pidiendo revisión para que nadie ponga en duda la victoria. Su discurso fue vacío. Hoy no hay ningún venezolano que tenga expectativas positivas en torno a esta presidencia. Ni siquiera habló de los problemas económicos graves. Habría que preguntar si la subida salarial fraccionada que propuso contrarresta la devaluación del 46% que les metió por el pecho a los venezolanos. Esa no fue fraccionada.

P.- La división se vive también en la calle. Cohetes contra cacerolas.
R.- Quieren convertir los cohetes en una forma de expresión popular cuando en realidad nadie tiene cohetes en sus casas. Los venezolanos no tienen capacidad económica para gastar cada día toda la plata que eso cuesta. Y habrá que saber quién los mete en los barrios. Para tirar cohetes hay que tener dinero, para tocar la cacerola, gente.

P.- El ejército juramentó a Maduro como comandante en jefe.
R.- El ministro de Defensa no representa a nuestro ejército.

P.- ¿Cómo valora la postura de UNASUR en la Cumbre de Lima? Se habla de presidentes que amenazaron con no venir a la toma de posesión si no se recontaban los votos.
R.- Es muy posible. Los países de UNASUR cambiaron el informe final cuando supieron de la decisión del CNE. Fue un triunfo de nuestro pueblo que trató de manchar el Gobierno. No le hemos pedido a ningún país ni jefe de Estado que desconozca al Gobierno. Lo que queremos es que nos dejen presentar todas nuestras irregularidades.

P.- ¿Le ha molestado la postura internacional?
R.- No, no me ha molestado, aunque sí algunos presidentes que van más allá y emiten opiniones sobre nuestro país. En realidad lo que hay son países que defienden el statu quo. Tenga en cuenta que un cambio en Venezuela es un cambio en América Latina, porque el petróleo dejaría de ser fuente de lealtades en la región. Hay algunos que vienen aquí y aplauden todo lo que diga el Gobierno. Eso lo rechazamos. Igual que rechazamos la presencia de militares cubanos en nuestro ejército. Exigimos que los militares cubanos salgan de las Fuerzas Armadas ya. Es inaceptable que impartan órdenes a nuestros soldados.

P.- ¿Echa de menos un posicionamiento internacional ante la ausencia de diputados opositores en la toma de posesión de Maduro?
R.- No era el momento, pero la actitud de nuestros diputados es la lógica porque lo que sucedió en el Parlamento fue muy grave. Se agredió a un diputado y le han negado el derecho de palabra a los nuestros. Habrá que saber si los venezolanos están dispuestos a aceptarlo.

P.- ¿Seguirán las caceroladas?
R.-Ya veremos. Esta es una lucha por la verdad para la que pido paciencia y tolerancia. Aquí hay una agenda que busca la verdad al tema electoral y soluciones económicas.

P.- ¿Cuál es su agenda ahora?
R.- Yo empezaré a viajar por todo el país, organizando asambleas. La lucha no termina con las elecciones. El mundo no termina aquí. Y estoy peleando porque no haya inflación, porque no haya escasez, porque no haya violencia, porque los jóvenes tengan primer empleo… Aunque hoy fuera presidente, la lucha sigue.

P.- Los medios describen una grave situación económica.
R.- Es muy compleja. Está bajando el precio del petróleo y creciendo el desabastecimiento. Hay rubros que muestran un desabastecimiento del 60% y 70% de escasez. No hay nadie en América Latina en esta situación: ningún país con esta situación de inflación, desabastecimiento, fallas eléctricas e inseguridad.

P.- ¿Se desmonta que los pobres votan a Maduro y los ricos a Capriles?
R.- Este ha sido el cierre de un ciclo. Los venezolanos saben que Maduro no es un mejor futuro. Yo estuve construyendo un liderazgo a pulso, ladrillo a ladrillo. ¿Qué he hecho yo? Trabajar. Y estoy cosechando esos frutos. El debate del Gobierno entre derecha e izquierda no es el debate de mi generación, del mundo moderno. El debate es entre progreso y atraso. Nosotros somos progresistas. En el acento pongo lo social, con las acciones que permitan que el que vive en la pobreza salga de ella. La realidad en Venezuela es que existe una asistencia. Una asistencia que queda ahí. Lo está logrando Brasil: sacan a millones de personas de pobreza convirtiéndolos en consumidores, en gente con trabajo de calidad, que no depende del Estado.

P.- ¿Qué le pide a la comunidad internacional?
R.- Que esté atenta a lo que pase en Venezuela y no pase página.

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