POR ANTONIO RIVAS 21 ENERO 2014
Más indignante que la misma situación
en la que se encuentra el país, es la evasión de la responsabilidad por parte
del gobierno. Lo primero es ineptitud, lo segundo es bajeza. Muchos serían los
cambios positivos que podrían llevar a cabo si asumieran la culpa de sus
errores como un equipo digno, sin embargo las declaraciones de sus voceros y
líderes distan de estar ahí.
Abrumados ahora con el tema de la
delincuencia, a pesar de que había decenas de miles de víctimas cada año, dan
declaraciones circenses, como haciendo malabares con una papa caliente, y cuya
única afirmación tajante es que la culpa de la delincuencia es "del
capitalismo" y que es un problema "heredado de la cuarta
república". Nunca como hoy se había vivido en nuestro país este nivel de
inseguridad, impunidad y violencia, pero ellos siguen empeñados en apuntar a la
Venezuela de hace 20 años para buscar culpables. Y con esa historia, se lavan
las manos y siguen.
Lo mismo ocurre con el
desabastecimiento y la inflación. Luego de una vorágine expropiadora donde se
hicieron de todos los sectores "estratégicos" de la economía para
"proteger al pueblo", donde han tenido leyes habilitantes que les han
permitido gobernar y legislar sin control ni traba alguna, y con los ingresos
más altos de nuestra historia, tenemos un índice inflacionario abrumador y un
nivel de desabastecimiento comparable a los países más pobres del mundo. ¿Qué
pasó con lo expropiado? Se perdió. ¿Para qué han servido las leyes
habilitantes? Para nada ¿Qué ha pasado con el caudal de dólares que ha
ingresado al país? Solo Dios sabe. Pero según ellos, la culpa del fracaso
económico está en una guerra económica por parte de grupos de ultraderecha,
apátridas (que no tienen nombre, ni están presos ni se les puede controlar),
etc. No tiene que ver con las erradas decisiones de un gabinete económico que
está más pendiente de trancar el juego y poner de rodillas a las empresas que
en generar bienestar construyendo, ni con su incapacidad de administrar ni en
el despilfarro y regalos a países adeptos al "proyecto". Todo es
culpa de alguien más. Y por tanto, pues no tienen nada que corregir, y así
seguimos dilapidando reservas, imprimiendo billetes y poniendo a la gente a
hacer cola para comprar leche.
La lista es larga. Podríamos hablar de
la deficiencia en los servicios públicos por falta de mantenimiento,
modernización y gerentes capaces, pero achacadas al "saboteo". De la
corrupción galopante a todo nivel endosada, una vez más, a las prácticas de la
cuarta república. Pero el espacio es corto y no se necesitan más ejemplos para
hacer un punto que es evidente.
Ahora bien, complementando lo que
menciono al principio del artículo: no ser apto para un cargo, no saber de
gerencia, ni de toma de decisiones, no es pecado. Pero esconder información,
manipularla, atacar a los medios que la divulguen, cerrar los espacios,
devaluar sin querer decirlo, dilatar la divulgación de los indicadores
económicos, evitar hablar de cifras de homicidios y jugar al "yo no
fui" culpando de la situación a terceros cuando es totalmente
responsabilidad de un gobierno que se sabe incapaz, es realmente bajo y vil. Es
aferrarse al mando con un discurso de patriotismo mientras la bandera
venezolana cada vez tiene menos amarillo y más rojo.
Lo he dicho antes y vale de nuevo la
afirmación: este gobierno puede engañar a toda una generación de venezolanos,
pero no podrá engañar a la historia. Su irresponsabilidad, inoperancia,
manipulación y ambición de poder eterno maquillada en ideología, quedará, pues,
escrita como tal.
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