DIEGO BAUTISTA URBANEJA jueves
17 de abril de 2014
A varios días de la reunión sostenida
en Miraflores entre el gobierno y la oposición, hay varios balances que se
pueden hacer.
Al mismo día siguiente se sintió, creo
yo, una sensación de satisfacción en el sector opositor. El desempeño de la
representación de la MUD fue de alta calidad, con papeles muy bien
distribuidos, y con un vigoroso mensaje crítico. Todo aquello de la foto, del
show, de la lavada de cara al gobierno quedó en el cesto de la basura. Nadie
podía sostener que aquello fue un show, que se lavó la cara al gobierno o que
lo único que se fue a hacer allí fue sacarse una foto para las primeras planas.
Todo esto queda más de bulto cuando se
compara con el bajo nivel de las intervenciones de la gente del oficialismo.
Eso fue en verdad sorprendente. Para una comparecencia de ese tipo había que
llevar lo mejor de lo que se disponía, y el oficialismo se presentó con unos
cuantos batesquebraos, al lado de otros que eran de mejor nivel. No es seguro
que el oficialismo tenga como alinear algo mejor de lo que llevaron, pero es
difícil que no cuenten allí con nada superior a Eekhout o Pinto. El gobierno se
vio inferior, y hasta pareció apabullado, y uno pensaría que la diferencia a
favor de la oposición fue evidente para la gran mayoría. Para decirlo todo, en estas cosas tan de
juicios subjetivos uno nunca sabe: a lo mejor hay bastantes oficialistas que
creen que el gobierno salió muy bien parado.
Amplio
logro
Había un objetivo de gran valor para
la oposición, que se logró ampliamente. Que el país de los partidarios del
gobierno, y de los que sin serlo no están tampoco alineados en el campo
opositor, vieran y oyeran a los dirigentes de la MUD en vivo y en directo, sin
distorsiones ni anteojeras. Esto constituía un valor en sí mismo, que se logró
plenamente.
La presentación de la oposición tuvo suficiente
fuerza propia para poner en segundo lugar los cuestionamientos que algunas
voces habían levantado contra esa reunión. No era necesario para ello entrar en
una polémica directa con esos críticos. La MUD fue a lo que fue: a hacer una
fuerte crítica al gobierno a los ojos de todo el país y a hacer una serie muy
precisa de propuestas sobre cómo dar pasos que mejoren la calidad de la
convivencia democrática entre los venezolanos. Ni se arrogó la MUD
representaciones que no tenía, ni pretendió hablar en nombre de toda la
oposición, e insistió especialmente en la necesidad de que el gobierno se
siente aparte con el sector estudiantil, que tiene su propia identidad y su
propio liderazgo. Del mismo modo, quedó claro para todos que esa reunión y las
que deban venir no son de ninguna manera una forma de controlar o disuadir la
protesta de los venezolanos. Esta tiene su propia dinámica y su propio
fundamento. Es la incapacidad gubernamental en materia económica y en materia
de seguridad lo que está en la base de esas manifestaciones y son las políticas
del gobierno en esos las que, si
rectifican en lo necesario, pueden hacer
disminuir las protestas de la gente, no una reunión en Miraflores o unos
acuerdos sobre materias tan precisas como aquellas que propone la MUD en estos
primeros encuentros. Ciertamente que esta alianza opositora también urge al
gobierno para que corrija sus errores en las materias mencionadas, pero esa
materia va por ahora más allá de las propuestas hechas para una primera ronda
de posibles decisiones.
Cuatro
puntos
Ya la reunión tuvo lugar y tuvo sus
resultados propios. La evaluación de quien ganó ese debate particular queda
atrás y abierta a todos los gustos. Ahora queda por ver si lo allí dicho se
traducirá en decisiones. Son cuatro cosas las que deben centrar los esfuerzos,
en cuanto a las proposiciones de la MUD
concierne: ley de amnistía, desarme de los grupos oficialistas armados,
comisión de la verdad independiente y creíble, elección de los titulares de los
poderes públicos en la forma pautada en la Constitución de modo que produzca
una poderes electoral y moral imparciales y confiables. Como se ve, en todas y
cada una de esas cosas, todo depende de la voluntad gubernamental. Es él quien
tiene la palabra. Los terceros presentes en
estas conversaciones tendrán un papel muy grande que jugar en cuanto a
posibilitar acuerdos reales en torno a esos asuntos. Sería muy triste que este
trabajado paso inicial que se dio el jueves pasado no diera frutos.
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