Domingo 13 de abril de 2014
La historia pudo haber sido diferente.
El 12 de febrero los estudiantes universitarios lideraron una marcha hacia la
Fiscalía General de la República para presentar peticiones concretas en materia
de seguridad y exigir la liberación de un grupo de jóvenes detenidos en
Táchira. En lugar de designar a alguien para recibir el documento de peticiones
o -mejor aun- atenderlos ella misma, la Fiscal optó por cerrar las puertas del
despacho.
A las 3 de la tarde la marcha había
culminado y los dirigentes políticos y estudiantiles que participaron ya no
estaban frente a la Fiscalía. Pero un grupo de jóvenes decidió manifestar su
descontento y frustración. Otros buscaban espacios hacia La Candelaria. Allí
fue donde cayó muerto Bassil Da Costa, de 24 años: un disparo a la cabeza. Y la
protesta derivó en desmadre.
Esa misma tarde y en el marco de los
mismos acontecimientos, otro balazo ya le había quitado la vida a Juan Montoya.
Mejor conocido como Juancho, Montoya era miembro del Secretariado del 23 de
Enero, estuvo en las filas del grupo Carapaica y era oficial de la Policía de
Caracas. Al anunciar su muerte desde un acto en La Victoria, Diosdado Cabello
dijo -poco antes de las 4 de la tarde- que detrás de esa violencia del día
estaba "el imperialismo norteamericano que quiere poner sus garras en
Venezuela".
Y dijo más el presidente de la AN:
"¿Hasta cuándo el fascismo? Estos asesinos fascistas que llamaron a la
violencia. ¿Hasta cuándo? Son asesinos, son fascistas y se esconden bajo las
faldas del imperio norteamericano". Dijo además que "esto es una
provocación de la derecha" y que a Montoya "lo estaban cazando",
"un hermano de lucha caído por el fascismo".
"Hoy fueron y asesinaron a este
compatriota", aseguró Cabello haciendo referencia a quienes llama líderes
fascistas de la derecha. Y pidió confianza a los grupos del 23 de Enero porque
los responsables iban a caer muy pronto.
Así como -a su manera- el presidente
de la Asamblea Nacional culpó a la oposición por el asesinato de Montoya, la
misma noche del miércoles 12 el Ministerio Público solicitó que se detuviera a
Leopoldo López -ex alcalde de Chacao y uno de los convocantes de lo que han
llamado "La Salida"-, cosa que fue aprobada de inmediato por un
tribunal de control de Caracas.
A López lo procesarían -según la orden
de ese día- por asociación para delinquir, instigación a delinquir,
intimidación pública, incendio a edificio público, daños a la propiedad
pública, lesiones graves, homicidio y terrorismo.
Es decir, López debía ser responsable
de los dos homicidios ocurridos ese día.
Pero la noche del domingo 16, el
propio Nicolás Maduro contradijo la versión de Cabello: "Las
investigaciones están muy avanzadas. Las dirige la Fiscalía y el Cicpc y bueno,
se establecerá la verdad. Había un grupo de funcionarios del Sebin que
incumplieron directamente las ordenes del director del Sebin de acuartelarse
ese día. Eran las órdenes que tenían. Las únicas policías y funcionarios que
debían estar en las calles, conteniendo eran la Policía Nacional y la Guardia
Nacional".
Ese fue el día en que la unidad de
investigaciones del diario Ultimas Noticias publicó un trabajo -en texto y
video- en el que analizaron fotografías y videos y que logra despejar toda
duda: el 12 de febrero agentes policiales uniformados y de civil dispararon
armas de fuego contra los manifestantes en La Candelaria.
El 23 de febrero El Universal informó
que había cinco personas detenidas vinculadas al asesinato de Dacosta, entre
ellas Jonathan José Rodríguez Duarte, a quien le encontraron varias pistolas y
"carnet del Ejército venezolano con su nombre; credencial del despacho del
Ministerio de Relaciones Interiores Justicia y Paz a su nombre, con el cargo de
Asistente del ministro, con fecha de vencimiento del 26-08-2015 y tres portes
de arma emitidos por la Dirección de Armas y Explosivos".
Otro de los detenidos era Andry Joswa
Jaspe López, también con armas y otros elementos interesantes: "carnet de
la PNB con la jerarquía de oficial y otro del despacho del Ministerio de
Relaciones Interiores, que lo acredita como escolta del ministro Miguel
Rodríguez Torres, con fecha de vencimiento del 11-09-2014".
El día 28 de marzo El Universal reseñó
un documento del Cicpc en el que se señalaba a José Ramón Perdomo Camacho,
funcionario del Sebin, como el autor de los disparos que mataron, primero a
Montoya y minutos después a Dacosta. Otros cinco agentes del Sebin fueron imputados.
A Leopoldo López, por supuesto, le
retiraron el cargo de homicidio a la hora de las imputaciones.
El sicario que no era tal
El lunes 24 de febrero Diosdado
Cabello ensayó un gesto de pesar. Fue en su programa de televisión "Con el
mazo dando" donde anunció que tenía que decir algo muy delicado y que
debía hacerlo "por la patria".
"Es triste, pero estoy obligado
hacerlo", advirtió.
La noticia que dio Cabello ese día era
que José Alejandro Márquez, un ingeniero detenido por la Guardia Nacional en medio
de protestas no era un opositor cualquiera: según el presidente de la Asamblea
Nacional, el detenido era un sicario contratado por la oposición para atentar
contra la vida de Nicolás Maduro.
"Este señor fue contratado y lo
asesinaron ellos mismos porque no cumplió con el trabajo. Lo mataron ellos
mismos, cargados de odio", dijo mirando a cámara.
Por supuesto, Cabello tenía pruebas
contundentes: unas fotos de Márquez con ropa de camuflaje y con un arma en la
mano.
Márquez había fallecido el día
anterior tras pasar varios días en coma. Sus familiares, otros testigos y hasta
un video cuentan una historia diferente a la del dirigente del Psuv.
En la noche del 19 de febrero, Márquez
salió de su casa con la intención de grabar con su celular la protesta que en
ese momento se desarrollaba en las inmediaciones de la esquina de Candilito, en
La Candelaria.
En esas estaba cuando a la avenida
Urdaneta llegó un grupo de la Guardia Nacional que comenzó a disparar
perdigones contra los manifestantes. Y por alguna razón decidieron que no
querían que quedara registro de las acciones y abordaron a Márquez exigiendo
que les entregara el teléfono. Uno de los guardias, dicen reseñas del caso, le
amenazó con un arma. Y al ver que se aproximaban otros, Márquez decidió echar a
correr. Una irregularidad en la acera le hizo caer y darse un duro golpe en la
cabeza.
Aquí el detalle importa: en la parte
delantera de la cabeza. De frente y del lado derecho fue el golpe, dijo su
hermana Nancy: "pero en la tomografía se precisa una fractura de cráneo en
la parte trasera, más inflamación del cerebro".
Al caer, los guardias le quitaron el
teléfono. Lo golpearon y se lo llevaron. Al hospital Vargas llegó con el
traumatismo craneoencefálico que describió su hermana. Algunas versiones
indican que los guardias lo golpearon incluso en el hospital.
Posteriormente, tras dar con su
paradero, la familia lo trasladó al Centro Médico de San Bernardino y allí le
detectaron un edema. El 22 declararon la muerte cerebral y sus familiares
insistieron en que Márquez fue golpeado por los guardias hasta causarle la
fractura en el cráneo. "Fueron cuatro los que lo agarraron como un saco de
papas. Lo único que pido es que esos desgraciados paguen con cárcel", le
dijo su papá, Ernesto José Márquez, a El Universal.
La tesis del terrorista difundida por
Cabello se fue al traste ante una simple revisión de sus "pruebas".
Las fotos presentadas en su programa
fueron copiadas del Facebook de Márquez y el arma que sostenía era una pistola
deportiva de una práctica llamada airsoft a la que Márquez era aficionado.
Hasta la Federación Venezolana de Airsoft hizo público su respaldo a Márquez a
través de una carta publicada en Ultimas Noticias.
En el Foro Penal, además, aseguran tener
pruebas de que Márquez fue golpeado durante y tras su detención: eso se llama
tortura.
Se supone que siete guardias
nacionales estarían siendo investigados por esta muerte.
Es culpa tuya, culpa tuya
En la cuenta de tuiter de Francisco
Garcés no hay un solo tuit del día 23 de marzo. Su línea de tiempo salta del 22
al 24. Y no deja de ser curiosa esa falta porque el 23 fue la fecha del
asesinato de Adriana Urquiola -28 años, embarazada- en el sector Los Nuevos
Teques. Cualquiera que haya estado atento esa noche a la cuenta de Garcés
tendrá la impresión de unos comentarios dirigidos a responsabilizar al
gobernador Henrique Capriles por la violencia de esa jornada. Pero como ya no
se ven, hay que dejarlo en ese punto: en una impresión.
En la cuenta de Elías Jaua sí
permanecen varios tuits lanzados al momento. Este es uno: "El pueblo
tequeño,rechaza esta muerte,que se produce a corta distancia de la
Gobernación,sin que PoliMiranda haga algo contra los violentos!" (sic).
Este es otro: "El silencio complice del gobernador,la omisión de
Polimiranda y el apoyo de la dirigencia opositora alienta la guarimba de Los
Nvos Teques" (sic).
Y así fue el primero: "Una joven
madre muere en Los Teques, victima de violencia en el contexto de la Guarimba
de los Nvos Teques. Nuestro pesar para famiare" (sic). En otro pide
justicia "para los asesinados en medio de la violencia guarimbera".
El presidente Nicolás Maduro también
apuntó con su dedo: "Por qué el gobernador de Miranda no se puso los
pantalones y fue a apagar esa guarimba que ellos promueven y protegen (...)
Producto de esa guarimba, por culpa del gobernador de Miranda, perdió la vida
lamentablemente Adriana Urquiola", dijo la noche del 24. Y prometió:
"Asesinos, serán encontrados, tengan la seguridad, y en Venezuela va a
haber justicia, ¡cueste lo que cueste!".
Como es sabido, la joven intérprete de
señas de Venevisión viajaba con su esposo en una unidad de transporte público
que debió detenerse en el sector en vista de que el paso estaba obstaculizado
por una protesta con barricada. Así explicó los hechos Garcés: "hay
testigos que establecen que una persona que venía en sentido contrario, se baja
una vez que trata de ser interceptada por otros violentos. Unos violentos se
encuentran con otros violentos armados que responden disparando de manera
irresponsable, alegre, y ocasiona la muerte de esta compatriota que nos duele a
todos".
Los pasajeros del autobús debieron
bajarse para cruzar a pie la barricada. Y en eso alguien disparó y una bala
alcanzó a Urquiola. Después de algunas informaciones extraoficiales y como
consecuencia del trabajo de los reporteros y reporteras de la fuente, se empezó
a conocer la identidad del "violento", sus vinculaciones con
instancias del Gobierno, su prontuario, su arsenal casero, sus relaciones con
la farándula revolucionaria y su confesión dada a El Nacional en la cual
asegura que disparó sin intenciones de matar a nadie. Pero lo hizo. Yonny
Eduardo Bolívar Jiménez está fuera el país. O está escondido gozando de alguna
protección, según otras versiones. Lo cierto es que la promesa de Maduro no se
ha cumplido. Por ahora.
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