Páginas

viernes, 25 de abril de 2014

Los Sin Futuro, Vladimiro Mujica



Por Vladimiro Mujica, 24/04/2014

Le debo a mi amigo David Morán el haber estimulado un intercambio muy instructivo sobre el concepto de “nuevas mayorías” y como el mismo ha adquirido una connotación prácticamente trivial asociada a la mercadotecnia política que debemos trascender para incluir elementos fundamentales de este rompecabezas en que ha devenido la realidad de nuestro país. Las nuevas mayorías se han ido definiendo en términos de dicotomías muy elementales que caracterizan la vida de los venezolanos de manera dramática y cotidiana. La lista de estas categorías dicotómicas perfila un escenario muy preocupante pero, al mismo tiempo, concebirlas y conceptualizarlas nos puede ayudar a modificar el lenguaje y el discurso, dos elementos fundamentales para el diseño de una estrategia política destinada a trascender la polarización.

Algunas de las dicotomías que pueden ser utilizadas para definir nuevas mayorías son muy fundamentales y reveladoras de en lo que se ha convertido la existencia de los venezolanos: pobreza-prosperidad; el presente-el futuro; dictadura-democracia; abundancia-escasez; inseguridad-tranquilidad; miedo-confianza. Tal parece que una buena parte del trabajo del liderazgo político de la alternativa democrática consiste en articular un discurso y una visión que le transmita sentido y estrategia a la lucha de las nuevas mayorías que se han ido creando durante estos 15 años infinitos.

Así como en España se alzó la legión de los indignados frente a una dirección del país incapaz de mantener el curso de prosperidad y armonía nacional que parecía haberse instalado de manera permanente después de la negra noche franquista, en Venezuela ha ido creciendo el movimiento de los Sin Futuro (MSF). Es difícil imaginarse un mensaje más poderoso que el que nuestros jóvenes han generado. El mismo trasciende la frontera de los partidos políticos y de la sociedad civil y se convierte en una protesta que crece a partir de un conflicto económico, social, político y, en el fondo, profundamente existencial. Imprescindible es destacar en este contexto que el MSF, a pesar de lo que los motiva podría inducirlos al desánimo y la frustración, no es un movimiento de pérdida de la fe y la esperanza en el cambio sino que, por el contrario, representa un tipo profundo y comprometido de activismo ciudadano que se niega a abandonar el combate por el futuro y a resignarse a ver cómo el país se les escapa definitivamente de las manos.

Es en el fondo la actuación del MSF, sin una organización convencional y actuando a través de acciones que se van redefiniendo en el camino, la que ha obligado a un gobierno maula y represivo a crear un escenario de diálogo, tramposo, chucuto y con aires de emboscada, pero cuya significación no puede desconocerse y que ha expuesto al régimen en su verdadera cara fascistoide frente a los venezolanos y la comunidad internacional.

La existencia del MSF le plantea un reto singular al liderazgo político del país, tanto el agrupado en la MUD como el que se mueve en otros espacios pero manteniéndose en el ámbito opositor. Ese liderazgo está obligado a compartir espacios y a diseñar una estrategia que no suponga la desmovilización y la castración del MSF sino su incorporación a la lucha por la reunificación del país y por abrirle una oportunidad al futuro. A su vez, y también como ocurrió en España con la movilización de los indignados, es vital que la espontaneidad, el valor, el desprendimiento y el coraje que le sobra al MSF se ejerza con direccionalidad política para poder asumir los retos que supone el enfrentarse a un adversario formidable con todos los resortes del poder y el cinismo y la desvergüenza para usarlo sin mesura, inclusive hasta el límite de ejercer la violencia y la represión contra su propio pueblo con tal de conservarse en el poder.

Mientras esta convergencia de esfuerzos y estrategias, que combinen con sabiduría y sentido estratégico el diálogo con la resistencia ciudadana y la protesta no se produzca, no saldremos de este enredo histórico en que está hundida Venezuela. Esta verdad, que debería ser prácticamente de Perogrullo después de por todo lo que hemos pasado en estos tiempos, es aparentemente olvidada con perversa facilidad cada vez que se producen enfrentamientos estériles entre personas y organizaciones de la oposición que deberían sentirse forzadas por la historia y la fuerza del adversario a mantenerse unidas hasta que la democracia, la dignidad y la libertad imperen en Venezuela.

La existencia del MSF debería servirnos como recordatorio de la catástrofe a la que nos ha traído el no tomarnos los asuntos públicos y los de la política con seriedad mortal. Para evitar la muerte y el fantasma de un conflicto civil que ahora nos asechan.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico