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sábado, 2 de abril de 2016

El toque de queda de la delincuencia por @AndreTostaM




 La ola de toques de queda organizados por delincuentes regionales vista en enero y febrero se revive con la reciente medida forzada que han denunciado vecinos de El Cementerio, en Caracas. Informaciones extraoficiales revelaron que “El Lucifer” prácticamente decretó que de las 7 de la noche a las 6 de la mañana no hubiese un alma en aquellas calles caraqueñas, con la orden de masacrar a cualquier unidad policial o militar de la zona. Según dichas informaciones, el delincuente de apodo satánico –y título de una serie de televisión gringa- es líder de bandas que operan en El Valle y El Cementerio y aliado de José Antonio Tovar Colina, conocido como “El Picure”.



Los asesinatos del supervisor jefe de Policaracas Larry Morillo y su hijo Yonaiker el pasado 23 de marzo fueron el detonante que desató la medida tres días después del acontecimiento. Dicho y hecho: el miedo era casi palpable en las desoladas vías de los barrios Murachí, Los Mangos y Los Sin Techo, según el portalCrónica.uno. La periodista Angélica Lugo hizo eco de lo vivido por vecinos y fuentes policiales vía Twitter y denunció que El Valle se suma a la lista del toque de queda.


Una raya más para El Cementerio. A menos de dos meses, sus habitantes vivieron siete horas de tensión el pasado 3 de febrero por la búsqueda de Claudio Diovani Jiménez, conocido como “El Buñuelo”. El delincuente, que había sido imputado por 27 homicidios y estuvo preso en el penal de El Rodeo en 2008, mantenía captivas a una mujer y una niña. La Policía Nacional Bolivariana (PNB) y el CICPC entraron en la zona caraqueña pasado el mediodía y capturaron al malandro siete horas después, cuando finalmente se entregó a las autoridades.

Acontecimientos en los que bandas criminales organizadas perturban la civilidad de las zonas populares se han hecho cada vez más frecuentes en el país en 2016. En solo once días, Caracas, Porlamar, Maracay y Tumeremo fueron tomadas por pranes con ínfulas gubernamentales que detuvieron la normalidad de las ciudades por horas consecutivas. Las vías principales de Porlamar estuvieron despejadas aquel 26 de enero para que pasara el cortejo fúnebre de Teófilo Rodríguez Cazorla -conocido como “El Conejo”, pran de la cárcel San Antonio de Nueva Esparta. Comercios cerrados, transporte público poco activo, avenidas cerradas, liceos con actividades limitadas hasta el mediodía y la Universidad de Oriente con suspensión completa de actividades. En su honor, miembros del Tren del Pacífico descargaron cartuchos al aire desde la azotea de uno de los penales. Por más de media hora desplegaron metralletas y armas de largo calibre frente a la Guardia Nacional Bolivariana, que se mantuvo observante e inactiva. Su ostentación armamentista fue registrada en fotos y videos por la misma banda, que subió sus excesos en la red social Facebook.

Al norte de Maracay, estado Aragua, la delincuencia también tomó la tranquilidad por sus propias manos, y armas. El pasado 5 de febrero, José Gabriel Álvarez Rojas, llamado “Chino Pedrera” y uno de los cabecillas de la banda Tren de Aragua, impusieron la suspensión arbitraria de actividades comerciales y educativas por medio de un comunicado. La razón: el sepelio y luto de Emilio José Rojas Madriz, conocido como el “Feo” de La Pedrera, uno de sus “luceros”, fallecido el día antes en un enfrentamiento con el CICPC.

Los comerciantes que se atrevieron a continuar con la civilidad se vieron forzados a bajar sus santamarías luego de ser visitados por antisociales del grupo delictivo. El Pedagógico de Maracay y los colegios de la zona que recibieron estudiantes tuvieron que devolverlos a sus hogares. El cortejo fúnebre que paseó a su muerto por las calles del sector La Cooperativa, pasando por la avenida principal Las Delicias, fue custodiado incluso por comisiones de la Policía de Aragua. El colapso de las vías fue inevitable ante la caravana de motorizados y hombres que finalmente llegaron al Cementerio Metropolitano, acompañados por música a alto volumen.


Mientras el toque de queda en Maracay acaparaba la opinión pública, la banda delictiva liderada por “El Potro” secuestró a los profesores del Liceo Zabaleta en Tumeremo, exigiendo la liberación de doce de sus miembros detenidos por la Policía de Bolívar. El secuestro que comenzó en la mañana del 4 de febrero había culminado para esa misma tarde con un toque de queda prácticamente autoimpuesto: los habitantes de la zona optaron por refugiarse en la aparente seguridad de sus casas. Los reportes vía Twitter de periodistas de la zona, como Pableysa Ostos del Correo del Caroní, desmentían la supuesta tranquilidad que las autoridades profesaban.

31-03-16




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