Por Daniel Santolo
No es necesario realizar un
estudio científico para saber la situación de angustia que atraviesan grandes
sectores de la población, sólo basta con salir a la calle para caer en cuenta
del malestar que manifiesta una gran mayoría de venezolanos, sobre todo los de
a pie, aquellos que día a día salen a enfrentar situaciones adversas para medio
subsistir. El tema de la violencia, ligado a la imposibilidad de conseguir los
alimentos y medicinas, nos puede llevar a escenarios no deseados, a menos que
algunos personajes inconscientes crean que de esta forma saldríamos de los
males que nos aquejan, creyendo que pueden pescar en río revuelto. Tampoco es
un secreto que hay quienes se están beneficiando de la grave situación que
estamos atravesando, entre ellos los grandes especuladores que ven en el caos
generalizado la manera de obtener ganancias y réditos de la situación país.
A la ansiedad por obtener
los insumos básicos para subsistir, se le suma la angustia por la falta de una
dirección política unificada en los sectores de oposición, al no darse cuenta
que los venezolanos solo quieren que se deje a un lado la competencia y el
debate interno y se piense en los intereses del país, y le hablen con la verdad
a los sectores de oposición que en menos de tres meses se les ha hecho sentir,
que un triunfo arrollador, como lo fue el 6D, no haya valido la pena.
El gobierno ha sido muy
hábil en generar toda una matriz de opinión para hacer ver a las mayorías que
desde la asamblea nacional no hay nada que hacer, que no tienen la fuerza
necesaria para impulsar los cambios que requiere el país para superar la
crisis; pero es que del otro lado también se ha contribuido a ello, se
vendieron un sinfín de esperanzas sabiendo que casi sería imposible doblarle el
brazo a los que por más de 17 años han controlado todas las instancias de
poder, algunos pensaron que después del 6D el gobierno tenía sus días contados,
y exacerbaron la conflictividad política creyendo que ya el mandado estaba
hecho, y que Nicolás no aguantaría la arremetida, mal cálculo político, ya que
no es el presidente, es toda una estructura de poder, tanto nacional como
internacional que presiona para que los que hoy gobiernan en Venezuela sigan.
En los actuales momentos
todos saben que no hay posibilidades de que una enmienda para acortar el actual
período del presidente pase la alcabala del TSJ, y mucho menos que renuncie, y
aquellos que les da, (con legítimo derecho), por impulsar el revocatorio
presidencial, también tienen claro que es cuesta arriba, que no hay estructura
organizativa que logre movilizar a más de 4 millones de venezolanos para que
firmen para exigir el referéndum, y además las personas que lo hagan quedarían
en evidencia frente a un gobierno sin escrúpulos, que sin mirar para los lados
comenzaría con una cacería sin cuartel frente aquellos que osen firmar para
exigir ¡un derecho constitucional!
Pedir más sacrificios a los
sectores que se han movilizado para enfrentar este gobierno, por lo menos es
una insensatez, y en la actualidad, cuando un gran número de seguidores del
comandante fallecido están dejando de tener esperanzas frente a quienes los
gobiernan, no es el momento de entrar nuevamente en una confrontación política
electoral, ya que esto lo que haría es repolarizar al país, logrando con ello
unificar lo poco que pueda quedar del lado gubernamental, y peor aún, es poner
nuevamente al país de espalda a la exigencia de un gran número de venezolanos,
que lo que piden es paz, entendimiento y un gobierno de unidad nacional para
superar la crisis.
Es necesario un liderazgo
que en los actuales momentos asuma con responsabilidad su rol y le hable claro
a los venezolanos, y que reafirme que no hay salida que no sea
constitucional, que no hay salida a corto plazo, que no hay salida fácil, que
no hay salida sin un acuerdo de convivencia, que el cortoplacismo es lo que nos
tiene en este enredo político, que aquellos que creen que el mundo se acaba
este año están equivocados, que sí es posible salir de quienes nos gobierna
pero con sensatez y sentido común, que debemos transitar los lapsos necesarios
sin caer en el desespero, y mientras tanto exigir con firmeza que quienes
gobiernan resuelvan los problemas que agobian a los venezolanos.
¿No sería más fácil
darnos una “taima”?, y con ella poder exigir a quienes
dirigen circunstancialmente el país, que resuelvan los problemas que nos
aquejan, fijando el objetivo político en las elecciones de gobernadores que son
en diciembre de este año, y desde allí partir a crear un gran movimiento
nacional que impulse un cambio de gobierno ¡que incluya a todos!, ¡sí a todos!,
con bases sólidas para lograr enrumbar al país hacia un verdadero desarrollo y progreso
social.
07-04-16

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